Qué ingenuos hemos sido. Qué estúpidos. Qué optimistas fuimos cuando creímos que los viernes negros de RTVE servirían para que los políticos dejaran de meter mano en la radiotelevisión pública y para que por fin se encontrara un modelo de negocio despolitizado, creíble y duradero.
De nada han servido los tres años anteriores, en los que se inició un concurso público para la renovación de la cúpula de la Corporación y en los que, por primera vez en la historia, un comité de expertos evaluó los perfiles de los candidatos.
La despolitización de RTVE tendrá que esperar. PSOE, PP, Unidas Podemos y el PNV se han pasado por el forro los informes del comité de expertos y han seleccionado a los diez nuevos consejeros de la Corporación, en muchos de los casos por su vinculación a partidos políticos.
Dos ejemplos muy prácticos. El partido de Pablo Iglesias, ese mismo que hace unos días se subía a la tribuna del Congreso a hablar del papel determinante del poder mediático en la democracia, ha elegido como consejero a José Manuel Martín Medem, director de Mundo Obrero y columnista de La última hora, el panfleto de Dina Bousselham.
Por su parte, el PP ha optado por Jenaro Castro, que sacó un 0 en su proyecto para presidir RTVE, pero que en su día justificó que en TVE se hablara más del partido conservador por ser el partido más votado de España.
Y qué decir de Carmen Sastre, la que fuera mano derecha de Alfredo Urdaci durante el famoso CeCeOo, que hace poco perdió un juicio contra la propia RTVE y que lleva años liderando una campaña contra la actual dirección de la Corporación basada fundamentalmente en mentiras sobre supuestas manipulaciones y censuras.
Ni rastro de los nombres con mayor puntuación obtenida en la criba del comité de expertos. Lo único que ha interesado a los partidos, una vez más, era repartirse el goloso pastel de RTVE en un intercambio de cromos, ahora que se negocia la renovación de otros órganos constitucionales o institucionales.
Normal que el disgusto y la frustración en la casa sean mayúsculos. Mucho lazo naranja por parte de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en sus visitas a los programas de TVE, pero al final la radiotelevisión pública ha vuelto a la casilla de salida: a la de los consejeros elegidos por los partidos, aunque esta vez con mayoría progresista.
La única esperanza es que el nuevo presidente del Consejo, José Manuel Pérez Tornero, así como algunas de las consejeras, como Conchi Cascajosa, que tienen un perfil más teórico, divulgativo e investigador, ayuden a RTVE a entrar en el siglo XXI... 20 años después.
RTVE debe ser un instrumento para vertebrar a la ciudadanía y sentirnos orgullosos de una radiotelevisión pública que sea valorada por toda la sociedad española como un referente imprescindible.
Con este nuevo y doloroso golpe, cuesta. Mucho.
La pelota está ahora en el tejado de los profesionales de RTVE. Debe de ser agotador ver cómo pasan los años y la Corporación sigue en el mismo punto que hace años. Que las protestas no sirven de nada.
Pero se antoja imprescindible que vuelvan a plantarse ante la enésima burla a la que han sido sometidos. Es preciso que vuelvan los viernes negros. De lo contrario, estarán mandando el mensaje de que no les molesta tanto una RTVE politizada si esta es progresista.