Beatriz Montañez regresa a El Intermedio. Será, eso sí, sólo durante un día ya que participará este jueves 25 de marzo en programa presentado por El Gran Wyoming coincidiendo con el décimoquinto aniversario de laSexta y para hablar de su libro Niadela.
Según contó la manchega hace una semana al programa de la SER Hoy por hoy, decidió apartarse de la televisión en su mejor momento profesional e irse a vivir a una casa aislada en el bosque. "Estaba perdidísima, muy muy perdida. Es muy difícil cuando no tienes un camino concreto, ves muchas bifurcaciones y no sabes cuál tomar", confesó a Àngels Barceló.
"Había mucho ruido en mi vida y eso me provocaba mucha inestabilidad. Sentía que en cualquier momento iba a explotar y necesitaba silencio", proseguía Montañez, que aseguraba que la soledad "ha sido, es y será la mejor amiga" que ha tenido nunca.
La presentadora se enamoró a primera vista de una casa antigua situada en lo alto de una colina, en medio del bosque: "Me pareció muy vieja, estaba destrozada... pero muy idílica. Cuando entré tuve una sensación espectacular", afirma. Así, se instaló en este nuevo hogar donde obtiene el agua de un pozo y la luz se genera gracias a un equipo fotovoltaico. Además, sigue una dieta vegana, por lo que asegura que no se gasta "más de 150 euros al mes" y hace la compra cada 25 días.
Cada cierto tiempo, Beatriz abandona su aislamiento para viajar a la ciudad y relacionarse con su entorno: "Cada cinco o seis meses salgo de allí, voy a Madrid, al teatro, al cine, veo a mis amigos... y me vuelvo con la satisfacción de que esa necesidad no va a surgir en otros cinco meses".
Buena parte de esa independencia de la que hoy presume viene marcada por los obstáculos que la periodista tuvo durante su niñez y juventud: "Tuve una infancia muy difícil, muy marcada por la muerte de mi padre, y me fui de casa muy joven. (...) En mi familia no se hablaba de su muerte. Era como si hubiera un fantasma alrededor de nosotros. Se trataba con muy poca naturalidad la muerte", confesaba.
Esta situación le acotumbró a convivir con la soledad desde muy pequeña: "Crecí sola y todo lo que he conseguido lo he hecho por mí misma", exponía. Más adelante, con 23 años y viviendo en Los Ángeles, se enfrentó a otro gran obstáculo vital cuando le detectaron células precancerígenas en el cuello del útero. "A miles de kilómetros de mi casa fue una situación difícil", relataba, aunque reconoce que esos avatares han construído la personalidad "guerrera" que muestra hoy en día.