Este pasado lunes, Mediaset España anunciaba que Carlos Sobera no estaría solo en El precio justo, el nuevo concurso por el que apostarán para sus tardes, en la franja que antes ocupaba Pasapalabra. Y es que junto a él estaría Luis Larrodera; el comunicador maño será el encargado de presentar y describir los artículos y escaparates del programa cuyo importe deben acertar los concursantes, una de las principales señas de identidad del formato.
“Estoy feliz de participar en este formatazo, que no entiendo cómo no se había reeditado antes porque nos ha dado momentos maravillosos y ha dejado un recuerdo imborrable en nuestra memoria colectiva” apunta el propio Larrodera en una nota de prensa del grupo de comunicación. “Llegar a El precio justo es un regalazo, más si estoy al lado de Carlos Sobera”, añade el presentador.
Según han adelantado, Luis estará en el plató, en una cabina. Interactuará con Carlos Sobera y se encargará de llamar a los concursantes seleccionados para que bajen desde las gradas a concursar. Una función que a finales de los años 80 y hasta 1993 llevó a cabo Primitivo Rojas, y que más tarde desempeñó Guillermo Romero en la etapa que presentó Carlos Lozano.
Con este próximo trabajo, Luis Larrodera se consagra como una de las grandes voces de nuestra televisión, uno de los pocos comunicadores cuya garganta se convierte en parte de la identidad del formato en el que esté trabajando.
Se ve que, desde bien joven, su personal forma de narrar le abrió las puertas laborales a Luis Larrodera. En una entrevista a Diez Minutos el presentador explicó que con 17 años unos almacenes de ropa le contrataron para “anunciar las ofertas cada cinco minutos, ante un micro. Pero de pie, y vestido de elegante traje”.
Aunque su popularidad se disparó después de que Chicho Ibáñez Serrador le eligiese para estar al frente de la última etapa del Un, dos, tres, Luis ya se había colado en muchas casas a través de las veladas de boxeo retransmitidas por Canal +. Allí dejaba al público noqueado… Con su voz, una vez más. Y es que trabajó de speaker, es decir, el presentador que calienta el ambiente y convierte el combate en un gran espectáculo, más allá de lo deportivo.
Si hay dos trabajos televisivos en los que destaca la voz de Luis Larrodera, esos son Supernanny y Ven a cenar conmigo (en todas sus versiones, anónimos, famosos y ediciones veraniegas). Sin olvidarnos de El método Osmín, de Cuatro, o su paso por Supervivientes, hace ya un lustro.
Su cadencia, su ritmo, se convierten en algo hipnótico. Sin estar presente ante la cámara sabe convertirse en un narrador omnisciente, en el hilo conductor de un programa que no tiene presentador. Nos explica lo sucedido, se adelanta al futuro, en definitiva, construye el relato dando profundidad al guion que le toque defender.
Aunque tiene múltiples registros, el Larrodera que más enamora al espectador es el desenfadado, el que lanza una colección de chistes y bromas sin despeinarse. Su registro no puede encajar mejor en un programa tan tróspido como Ven a cenar conmigo, en el que los efectos de sonido y el sentido del humor están presentes en cada minuto.
Historia de los concursos de nuestra televisión
Hace dos décadas, Luis Larrodera presentaba un programa nocturno en Antena Aragón. Un día tuvo como invitado a Chicho Ibáñez Serrador, y no pudo evitar preguntarle si algún día volvería el Un, dos, tres y si él podría ser el presentador. “No”, respondió Chicho, tajante.
Tres años después, sin embargo, Televisión Española decidía rescatar el famoso concurso en el que se mezclaba la cultura general, las pruebas físicas y el azar. La sorpresa llegó cuando Chicho le dio los mandos a aquel joven aragonés, al que rebautizó como Luis Roderas, porque pensaba que así su nombre sería más fácil de memorizar.
Aquella última etapa del Un, dos, tres, que tuvo de subtítulo A leer esta vez, tuvo un efecto champán: empezó en lo más alto, pero pronto perdió toda su fuerza; al presentador anunciaron la cancelación del formato durante una grabación, impidiendo al programa siquiera decir adiós a la audiencia. Al final de la entrega, Luis dijo un simbólico “hasta siempre”, pero no nos despedimos de él.
Tenía una conexión muy buena con los concursantes, y es le permitió rescatar otro programa emblemático como Alta tensión, que se emitió en Cuatro. En su currículo también está Saber y ganar, y ahora se suma otro gran formato como El precio justo.
No olvidemos, sin embargo, que hablamos de un comunicador 360, que es mucho más que locuciones y concursos. Hace radio, monólogos, trabaja como actor (uno de sus últimos trabajos fue en 45 revoluciones, en Atresmedia) y ha estado al frente de todo tipo de formatos televisivos. Si hasta le hemos visto cantar en Tu cara me suena, en calidad de invitado, hasta en tres ocasiones. Quién sabe si el día de mañana lo vemos pasar cada semana por el clonador del concurso. El espectáculo estaría garantizado.