El anuncio del estreno de Rocío, contar la verdad para seguir viva está ocupando una gran cantidad de horas de emisión en Telecinco. La serie documental con la que Rocío Carrasco romperá el silencio que ha mantenido durante 25 años está generando titulares desde antes de su estreno y ha llevado a Sálvame a incrementar notablemente sus datos de audiencia en estos días.
Un buen ejemplo de ello se producía este martes 16 de marzo, cuando la versión Tomate del espacio vespertino crecía más de 5 puntos con respecto al día anterior gracias al anuncio de este especial, cosechando un 19,9% y 2.767.000 espectadores.
Es indiscutible el interés histórico -dentro del ámbito del corazón- de esta entrevista en la que Rocío Carrasco se abrirá en canal, contando episodios hasta ahora desconocidos como el día en que intentó suicidarse por "la presión mediática y el maltrato de su exmarido", según ha desvelado el programa.
Ahora bien, parece que Sálvame está forzando, incluso antes de que se desvele el contenido de la serie documental, un cambio del relato 'oficial' que hasta ahora se venía dando sobre el conflicto entre la hija de Rocío Jurado y su exmarido, y lo está haciendo recurriendo a una premisa que suele utilizar: considerar que la audiencia televisiva no tiene memoria.
La cadena asegura que la emisión de Rocío, contar la verdad para seguir viva desmontará "la mayor mentira de la prensa del corazón" y se esfuerza por presentar a Rocío Carrasco, de manera totalmente explícita, como "una víctima paralizada por el miedo". Sin embargo, hace apenas dos años la historia se relataba de forma totalmente distinta: Antonio David Flores reaparecía en televisión entrando a la casa de GH VIP y se le presentaba como un sufrido mártir, un pobre hombre que durante años sufrió el acoso mediático y judicial de su malvada exmujer hasta perder el trabajo y la salud mental y física.
Por más que ahora se insista en lo contrario, por aquel entonces ya hubo algunas voces, aunque minoritarias, que advertían de que no se puede juzgar una historia conociendo sólo una de las versiones. Pero esos defensores de 'Rociíto' poco tenían que hacer contra la maquinaria de Sálvame, funcionando a pleno rendimiento para defender a su nuevo protegido, Antonio David. Ahora, no obstante, interesa que las tornas cambien y se califica como "partícipes, encubridores y compinches de una gran mentira" a los que en su día se consideró que eran profesionales en posesión de una verdad absoluta avalada por datos, informaciones y documentos.
Este es un modus operandi frecuente en el formato de Mediaset, que en función de su relación con los personajes les disparan toda su munición o guardan el armamento en un cajón. Rocío Carrasco es el ejemplo más reciente, pero otros nombres como Isabel Pantoja o María Teresa Campos han sido objeto de la misma estrategia a lo largo de los años.
Hasta tal punto llega la confianza en que la audiencia olvide el pasado que el programa se atreve incluso a contar como novedades noticias que no lo son. El caso más clamoroso se producía en mayo del año pasado, cuando la preocupación por la llegada de Pasapalabra a Antena 3 obligaba al programa a desempolvar 'el cajón de los secretos', una serie de bombas del pasado supuestamente inéditas.
Entre aquellas informaciones hubo una que disparó durante días los índices de audiencia del espacio: el polígrafo blindado que Lydia Lozano se hizo en 2005 hablando sobre el caso Ylenia Carrisi. Pese a que trataron el asunto como una novedad jamás contada que podía ver la luz entonces, lo cierto es que en 2015 ya habían abordado el tema con el mismo enfoque, asegurando que el contenido de aquella sesión estaba a punto de ver la luz. Ni entonces ni cinco años después se llegaría a desvelar nada.
Todos los colaboradores, partícipes de este 'circo', se limitan a andar al ritmo y en el rumbo marcado por el discurso oficial. Algo que parece que volverá a ocurrir ahora con Rocío Carrasco, cuya entrevista iniciará una nueva era en la que se borrará de un plumazo la animadversión sistemática que hubo hacia ella, confiando en que la audiencia olvide todo lo asimilado y se sume en masa al nuevo relato, el de esta historia que comienza "el día que Rocío Carrasco no murió".