El pasado miércoles, Sálvame anunciaba la emisión de una serie documental llamada Rocío, contar la verdad para seguir viva. Un programa que protagonizará Rocío Carrasco que desde Mediaset definen como “una historia real de terror y supervivencia, 25 años de silencio, 25 años de mentiras, 25 años de dimes y diretes en los que nunca la hemos escuchado”.
Según se ha visto en los avances, la propia Rocío Carrasco contará su historia personal, aunque también habrá imágenes de archivo, o el relato de personas de su familia con los que ya no tiene contacto, como su hermana Gloria Camila.
“Creo que es un terremoto que va a salpicar a todos, no vamos a quedar ninguno indemne”, advertía Jorge Javier Vázquez el jueves, una vez que él ya había visto el episodio cero de la serie, y que había sentido “desasosiego, muchísimo”. Además, apuntó a Belén Esteban que se va a comprender las razones que motivan a Rocío Carrasco para hablar en este momento. “Lo vas a entender. Es una verdad tan brutal que no admite contestación”, advertía.
Rocío Carrasco, de presentadora a personaje
Rocío Carrasco, a la que muchos llamaban Rociito tal como lo hacía su madre, saltó muy joven a la fama. Ella quería dedicarse a la farándula, ser modelo, estudiar Diseño en Milán; aunque no valía para la pasarela, y estudiar tampoco era lo suyo. En otra ocasión dijo que haría Arte Dramático, dispuesta a convertirse en actriz, pero nunca más se supo.
Con 16 años presentó la gala de Nochevieja de 1993 de Televisión Española, junto a Cruz y Raya. Felicitó a los espectadores el recién inaugurado 1994 antes de dar paso a la actuación de su madre. Su trabajo no caló mucho, y tardó unos años en repetir ante las cámaras.
Con 18 años se queda embarazada de un desconocido Antonio David Flores, con el que se casa antes de dar a luz, y con el que tiene sus dos hijos, Rocío y David. Entonces se hace habitual de programas de corte rosa como Tómbola. Se mostraba como una joven rebelde, capaz de insultar a los colaboradores cuando no sabe responder.
En 1997 se produce su primer gran trabajo televisivo. Era la elegida para acompañar al polémico padre Apeles en Cita con Apeles, una especie de talent show en el que cualquiera que no aburriese al público, literalmente, podía ganar hasta 200.000 euros. Los participantes lo mismo daban un discurso que hacían una actuación musical, todo valía.
Aquí el papel de Rocío Carrasco tenía un papel a medio camino entre copresentadora y azafata; ella presentaba a los participantes, y daba la réplica al polémico cura. Ella sabía que tenía un rol muy accesorio, y el día que se presentó el formato a los medios ella admitía que “este programa no me necesita”.
Tras este tropiezo (el programa fue cancelado antes de lo previsto), María Teresa Campos, amiga incondicional de Rocío Jurado, le tendía una mano y la fichaba para su magacín Día a día. Carrasco no tenía desparpajo al hablar, pero no por ello le faltó el trabajo. Incluso tuvo un papelito importante en el programa al protagonizar una sección en un tendedero, en la que hacía de vecina de la Campos. Entre pinzas y cordeles ambas hablaban de la actualidad, y Rocío aprovechaba a veces para lanzar algún dardo a Antonio David, su ya expareja.
Tuvo que pasar más de una década para que Rocío, que se había apartado bastante de la prensa rosa y de los programas de cotilleo, volviese a la televisión. Y lo hizo, una vez más, junto a su mentora María Teresa Campos. Ambas estuvieron al frente, en 2011, de Nacidas para cantar, en el que se buscaba la heredera de Rocío Jurado.
El programa se pudo ver en Canal Sur, cadena en la que la canción española encandilaba a la audiencia con formatos como Se llama copla. Sin embargo, este concurso con Rocío y María Teresa tuvo una acogida discreta. Como anécdota, la ganadora fue Tamara Jerez, quien luego imitó a Rocío Jurado en Tu cara no me suena todavía.
Tres años más tarde, Telecinco estaba reformulando su programa nocturno Hable con ellas cuando Rocío Carrasco fue de invitada. “No soy amiga del conflicto. No me gusta la tensión, no me gusta el mal rollo... Soy dueña de mis silencios y esclava de mis palabras. Y a mí la esclavitud no me gusta”, apuntaba la celebrity.
Al finalizar la entrega, Carrasco se convertía en la quinta presentadora del programa producido por La Fábrica de la Tele. “He vuelto a Telecinco y he vuelto para quedarme”, advertía la andaluza, que seguía sin tener grandes habilidades comunicativas. Es sí, ella se veía muy válida para ejercer de presentadora. “Yo creo que todo el mundo tiene derecho a trabajar, y a trabajar en lo que le gusta, y no por eso pierde sus derechos fundamentales, que son inherentes a la persona, y si así fuera, ninguno de los que estamos aquí, tendríamos ese derecho, por lo que yo tengo que desempeñar mi labor con el máximo respeto”, advertía tajante.
Ya en 2015, La Fábrica de la Tele vuelve a apostar por ella: sería la enviada del programa Cámbiame Premium, que se emitía en prime time. Fue debut y despedida, porque el programa no cuajó en la audiencia, y Cámbiame se quedó solo con su versión diaria.
Esta etapa en Telecinco fue, en parte, una estrategia para proteger su vida privada. Y es que, mientras había contrato de por medio, la forma en la que trataban sus problemas familiares era más suave, incluso en programas como Sálvame, pues era de su misma productora. Una inmunidad que perdió una vez acabó su andadura en Hable con ellas, en 2016.
En verano de 2020, Rocío vuelve de nuevo a la televisión: ficha por Televisión Española como comentarista para Lazos de sangre. “Estoy encantada de volver a TVE, la primera televisión en la que trabajé. Es casa para mí”, reconocía en su primer día. Sin embargo, allí volvía a sentirse incómoda ante las cámaras. Un día, por ejemplo, se enfadó con los compañeros al notar que esperaban su intervención.
“Se habla de madre ausente y ya me miráis a mí”, apuntó molesta y visiblemente nerviosa, en una entrega dedicada a Paco de Lucía. “Yo la ausencia de mi madre no la he sufrido, no la he vivido. Aunque haya ausencia, cuando se es un buen padre o madre no se siente esa ausencia”, dijo a continuación con contundencia.
Ahora, Rocío Carrasco vuelve a la tele, pero no como la esperábamos, en un programa amable. Lo hará en calidad de personaje, para contar cosas de su vida que ella no había narrado nunca en público. Un relato que podría hacerla esclava de sus palabras, como ella misma apuntaba en Hable con ellas.
“Yo siempre he defendido a Antonio David como padre y a la niña, pero tengo inquietud en saber la historia de Rocío Carrasco”, decía Belén Esteban sobre la emisión de esta serie documental, poniendo palabras al pensamiento de muchos espectadores. De momento, se desconoce cuántos programas tendrá este Rocío, contar la verdad para seguir viva, pero que sí sabemos es que, sin duda, la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco se convertirá en uno de los personajes televisivos de la temporada con su particular historia a lo Herencia envenenada.