Desde hace ya tiempo se habla de que María Teresa Campos se quiere despedir de la televisión a lo grande. La comunicadora, sin embargo, acaba de tropezar con su última aventura catódica, La Campos Móvil, un programa en el que entrevistaría a diferentes personalidades del mundo de la política, la ciencia o la cultura dentro de un vehículo que recorrería las calles de Madrid.
El estreno de este formato vio la luz dentro de Sálvame Tomate el pasado 10 de marzo, y logró un 12,6% de share con 1.954.000 espectadores, con su entrevista a la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso. El dato fue insuficiente para la cadena, que ya ha aparcado el vehículo de la Campos de forma indefinida.
En ese sentido, la revista Semana apuntaba que Mediaset España y La Fábrica de la Tele han decidido guardar el proyecto en un cajón hasta que puedan darle un giro, y que no se descarta su cancelación definitiva y buscar otro formato distinto para la periodista.
Está claro que María Teresa Campos no se quiere jubilar, o al menos, no quieren que la jubilen. Es una comunicadora nata, no sabe hacer otra cosa que no sea contar cosas delante de un micrófono o de una cámara, aunque por razones de salud (y de su propia edad, cumple 80 el próximo mes de junio) ya haya perdido esa garra periodística de la que antaño presumía.
Una buena idea sería que la Campos dijese adiós a los medios tomando las riendas de una gran entrevista, como la que se planteó en su día con Isabel Pantoja. Solo que ahora el personaje de moda en Telecinco, su casa televisiva, no es la tonadillera (que sigue vinculada a la cadena), sino Rocío Carrasco, la hija de su gran amiga Rocío Jurado.
La unión de María Teresa Campos y Rocío Carrasco
“Antes de retirarme tendré derecho, como tantos otros, a volver tener un programa en plató” decía María Teresa hace un par de años, sabiendo que ya era difícil tener su propio programa, desde la cancelación de ¡Qué tiempo tan feliz!.
Desde entonces ha vuelto a Telecinco como invitada o colaboradora de espacios como Sábado Deluxe, Gran Hermano u Hormigas Blancas, pero nunca como estrella absoluta y maestra de ceremonias. La Campos móvil ha sido una de sus últimas balas, y no ha salido bien.
Por eso sería especialmente interesante que la madre de Terelu Campos y Carmen Borrego pudiese entrevistar cara a cara a Rocío Carrasco una vez termine la serie documental Rocío, contar la verdad para seguir viva, la gran estrella de Mediaset de estos momentos.
La conexión de María Teresa Campos y Rocío Carrasco es muy especial; la Campos fue la madrina televisiva de Carrasco, a la que fichó como colaboradora de Día a día. También estuvieron las dos codo a codo en un programa de Canal Sur llamado Nacidas para cantar, y en el que se buscaba a la sucesora de Rocío Jurado.
Teresa podría sacar a Rocío todo lo que la segunda quisiera contar, ya que la conoce perfectamente; de hecho, siempre ha sido una de sus más fieras defensoras en los platós, con uñas y dientes. La presentadora podría ejercer eso que ella considera un derecho mientras da pie a Rocío a sacar a la luz sus preocupaciones, sus miedos del pasado, sabiendo perfectamente por qué camino ha de tirar.
¿Hay saturación de noticias sobre Rocío Carrasco?
En otro momento, una entrevista de esta categoría sería épica, y habría dado numerosos titulares, tendría garantizado el Trending Topic y el liderazgo frente a la competencia.
Sin embargo, también sabemos que María Teresa Campos no tendría mucha fuerza para hacer preguntas comprometidas, que no querría poner a su protegida en un compromiso en ningún momento. Que ella solo sería una herramienta para “que se haga justicia” con Carrasco, tal como ya ha dicho en alguna ocasión.
A esto le sumamos que hay demasiadas horas de Rocío Carrasco en Mediaset. Se habla de ella en los debates previos y posteriores a los capítulos, en El programa de Ana Rosa, en Ya es mediodía, en Viva la vida, en los informativos. Y sin olvidar al universo Sálvame, que esta semana dedica casi en exclusiva sus cuatro horas de duración a ver imágenes del documental para después analizarlas, demasiado tiempo para un tema tan delicado de tratar como es la violencia machista.