Antonio Canales, Tom Brusse y Melyssa Pinto se enfrentan este jueves al veredicto del público de Supervivientes, que decidirá con sus votos qué concursante debe convertirse en el nuevo 'desterrado' de la edición. Si bien Melyssa ha pedido abiertamente que no la salven, expresando su deseo de abandonar el reality, el público debería castigar la injusticia y desmontar la descarada farsa que Canales ha construido en connivencia con Olga Moreno.
La semana pasada, quien escribe estas líneas hacía un humilde llamamiento a la expulsión de la mujer de Antonio David Flores por utilizar el sufrimiento de Rocío Carrasco para seguir facturando. Esta vez, por motivos similares, es Antonio Canales quien ocupa el puesto predilecto para abandonar la isla.
Tal y como analizamos en BLUPER, la relación entre Canales y Olga se adelantaba como una de las tramas más comentadas del concurso, pues el bailaor guardaba una estrecha amistad con Fidel Albiac, tal y como él mismo había reconocido años atrás y como posteriormente ha relatado Rocío Carrasco en su serie documental.
Sin embargo, ambos concursantes han sorprendido y descolocado a la audiencia por la buena química que han tenido desde el principio de la convivencia. Un buen rollo que se confirmaba el pasado jueves durante las nominaciones, cuando Jorge Javier Vázquez llamaba a ambos a nominar y, ya en la intimidad, indagaba en la relación entre el artista y el marido de Rociito.
En ese momento, el concursante reconocía conocer a Fidel "desde pequeño", pero negaba el estrecho vínculo que hasta ahora se les atribuía: "El tío de él ha trabajado siempre en la cartuja de la cerámica de Sevilla donde trabajaba mi padre, pero ni yo soy su padrino ni soy amigo", espetaba, añadiendo que se han visto "dos veces en la vida".
Sorprendido por el inesperado relato, el presentador le preguntaba por un hecho que Rocío Carrasco narró en su docuserie: "¿Pero él estuvo viviendo en tu casa?". El bailaor lo negaba: "Cuando tuvieron un accidente de coche estuvimos todo el día en mi chalet y hablando. Cenamos en casa, pero luego ellos se marcharon a La Moraleja. Y sí, también conozco a Antonio David y Rocío".
Esta última frase que quiso mostrarse como espontánea y natural fue la oportunidad perfecta de Olga Moreno para activar la maquinaria de propaganda de Antonio David Flores. "¿Cómo es mi marido?", preguntaba la 'inocente' diseñadora sevillana. La respuesta de Canales, una vez más, no tiene desperdicio: "A mí me cae muy simpático y aunque mucha gente piensa que es un sobrado luego tiene el corazón muy niño".
De esa forma tan natural y bucólica, Antonio y Olga volvieron a poner a Rocío Carrasco a los pies de los caballos, un acontecimiento que segundos después, cuando creían no estar siendo vistos ni escuchados, celebraban chocando las palmas: "Así es, tenía que surgir y nos ha surgido en el mejor momento", apostillaba él, desenmascarándose.
El descaro de Canales es tal que parece estar dispuesto a perder la credibilidad y hasta la dignidad con tal de forjar su nueva alianza con el clan de Antonio David Flores, una relación cuyos intereses de momento se desconocen. Hasta la propia exmujer del bailarín ha llamado a Fidel Albiac para expresarle su sorpresa, según ha revelado Isabel Rábago en Ya es mediodía: "La noche que pronuncia esas frases, Malen, su exmujer, llama y dice que no entiende cómo es capaz de decir que no ha estado en casa durante un mes".
Independientemente de los motivos que lleven a Antonio Canales a romper con su pasado, negar la mayor y cambiar de bando, es inaceptable la actitud mezquina y frívola con la que está jugando con un asunto tan sumamente doloroso que ha llevado a una de las partes a intentar quitarse la vida. El público no debe seguir contribuyendo a esta indignante farsa y tiene en su mano demostrar que la audiencia es lo suficientemente inteligente como para no comulgar con ruedas de molino.
Por todo lo expuesto, Antonio Canales debe estar lo antes posible fuera de Supervivientes para enfrentarse a sus contradicciones y responder públicamente, en un plató y con opción de réplica, a la evidente patraña que ha intentado perpetrar en Honduras.