Jorge Javier Vázquez ha vuelto a atacar a la competencia. El presentador por antonomasia de Mediaset ha aprovechado su presencia en Sálvame en las últimas semanas para disparar a quemarropa hasta en dos ocasiones contra MasterChef, el formato de entretenimiento estrella de TVE.
En un ejercicio antológico de hipocresía, el conductor de programas acusó al talent culinario de no ser un programa blanco, de alimentar el conflicto entre los concursantes y de recurrir a la manipulación para determinar al ganador. Unas palabras con tufo a bilis que, como ya analizamos en BLUPER, se escupieron sin pensar en los múltiples escándalos acaecidos en realities de Telecinco o en las posibles consecuencias que podrían acarrear.
Sin embargo, los exabruptos de Jorge Javier ponen de manifiesto algo más que su soberbia o su susceptibilidad. A través de su discurso, el presentador ejemplificó a la perfección la estrategia que Sálvame y otros espacios de la cadena emplean cuando toca atizar a otros compañeros de profesión, personajes o incluso cadenas rivales. Se trata de una fórmula marca de la casa que bebe de la polémica y la espectacularización, mimetizando el estilo comunicativo que Berlusconi encarnó en los años 90 con su salto a la política.
El origen de la ira de Jorge Javier hacia ‘MasterChef’
El enfado de Jorge Javier proviene de unas declaraciones realizadas por Macarena Rey, CEO de Shine Iberia, en una entrevista para Vertele: “Hay que darse cuenta, y no es por echarme flores, pero es muy complicado lo que hacemos cada temporada. Nosotros vamos con unos formatos muy blancos, muy familiares, y competimos con otros muy de reality, mucho más fuertes, como pueden ser La Isla de las Tentaciones, Supervivientes o Gran Hermano. Al final hay que llamar la atención y hay que entretener. Y lo hacemos cosiendo y cocinando”.
Estas palabras, que a priori solo exponen las dificultades de MasterChef o Maestros de la costura para hacer frente a los grandes programas de telerrealidad de Telecinco, fueron interpretadas como un ataque a la cadena por parte del presentador, que decidió resarcirse en Sálvame. El primer dardo lo lanzó el viernes 24 de abril poniendo en duda que el formato de cocina fuese blanco y animando a sus exparticipantes a contar sus experiencias y las “situaciones límite en las que se les ha colocado”.
El lunes siguiente, solo dos días después, Jorge Javier recogió lo sembrado y volvió a la carga afirmando que había recibido mensajes de exconcursantes de MasterChef que le daban la razón. Además, añadió que le comentaron que “desde el principio se sabe quién va a ganar, quién va a estar cuántas semanas y a quién ayudan con los platos” y, visiblemente indignado, planteó una pregunta: “¿Me meto yo con los realities de otras cadenas?”.
El nexo entre Jorge Javier y Silvio Berlusconi
Más allá de lo apropiado o no que pueda resultar acometer contra la competencia en un espacio de máxima audiencia, es necesario analizar la forma que, en este caso, quizá prevalece sobre el fondo. Para generar el conflicto se recurre a una estrategia comunicativa similar a la que utilizó Berlusconi hace décadas y de la que también beben otros líderes políticos como Donald Trump. En el libro Geografía del populismo, Ángel Rivero, Javier Zarzalejos y Jorge del Palacio analizan este fenómeno y aportan claves que, extrapoladas al ámbito televisivo, permiten obtener interesantes conclusiones.
El primer elemento que los conecta es su imagen. Al igual que Berlusconi, Jorge Javier Vázquez ha conseguido formar parte de lo que estos autores describen como cotidianidad televisiva. A través de una exposición prolongada y reiterada apoyada en una incontestable trayectoria, el presentador ha logrado ocupar un lugar en la mente y el corazón del espectador dominando el lenguaje televisivo. Así, obtiene una gran influencia social que también se traslada al ámbito político como ha sucedido recientemente con su noticiable apoyo a Ángel Gabilondo en las elecciones madrileñas del 4 de mayo.
En segundo lugar, el político italiano y el presentador también comparten parte de su estrategia discursiva. La provocación, la búsqueda de audiencias, la polarización, la simplificación y la espectacularización son características de Berlusconi, que estos autores remarcan, y forman parte de la base de Sálvame desde sus inicios y de la embestida de Jorge Javier contra MasterChef.
Con sus palabras contra el talent de Shine Iberia, Vázquez incitó directamente a los exconcursantes a contar su experiencia utilizando la provocación y siendo plenamente consciente del rentable impacto mediático que iba a tener. Por otro lado, recurrió a la simplificación más absoluta dando por hecho que absolutamente todo el programa está adulterado cuando, por su propia experiencia, sabe de sobra que todo reality o talent show requiere de la labor de guionistas y redactores que encaminen su desarrollo.
Esa simplificación conduce a una inevitable polarización. En el discurso de Jorge Javier, un reality es blanco o no lo es, se manipula o no, no existe el término medio. Este planteamiento dicotómico es el pan de cada día de Sálvame, construyendo una retórica que hace muy sencillo el posicionamiento de la audiencia. Se hace palpable, por ejemplo, con personajes como Rocío Carrasco o Isabel Pantoja que de la noche a la mañana pasan de ser verdugos a víctimas o viceversa. En el ámbito político, el comentado lema de Isabel Díaz Ayuso, ‘comunismo o libertad’, es un excelente ejemplo de este fenómeno.
Por último, la espectacularización es el marco en el que todo esto se construye. En la era del auge de los medios digitales, el entretenimiento y la sobreexposición informativa, el espectáculo se ha convertido en una parte fundamental de nuestra vida y de la forma en la que construimos nuestra forma de ver el mundo. Por su parte, Sálvame como programa y Telecinco como cadena son el máximo exponente de este fenómeno.
Así, construyendo un universo donde casi todo es susceptible de ser transformado en entretenimiento, se consiguen excelentes datos de audiencia que se traducen en beneficios económicos mediante publicidad, en el caso de Mediaset, o en votos, en el caso de Berlusconi. Esta realidad ha sido recogida por estudiosos como el filósofo Guy Debord que en su obra La sociedad del espectáculo sintetiza en una frase todo lo anteriormente expuesto: “El espectáculo es el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en imagen”.
La polémica en la que Telecinco siempre gana
En el contexto de todo lo anteriormente descrito hay algo que permanece inalterado: la victoria de Telecinco. El enfrentamiento de Jorge Javier contra MasterChef refleja lo que sucede siempre que desde la cadena de Paolo Vasile se arremete contra la competencia. Cuando el daño está hecho y se ha obtenido la repercusión deseada, el damnificado tiene dos opciones.
Si opta por contestar, continúa echando leña al fuego, dando protagonismo directo a un programa rival y, en consecuencia, contribuyendo a cebar un espectáculo que Telecinco es capaz de alimentar hasta la extenuación, aunque degenere en astracanada. Por el contrario, si se prefiere guardar silencio, las afirmaciones vertidas se quedan en el aire y la tesis emitida no se rebate, produciendo un evidente daño a la imagen de la víctima. En resumen, Mediaset siempre sale victorioso.
Sea como fuere, este choque entre Telecinco y TVE quedará en algo anecdótico porque otra de las cualidades de la sociedad del espectáculo es que, en la mayoría de los casos, los espectadores tienden a la desmemoria. Ahora solo queda esperar a que Jorge Javier Vázquez y/o sus directores encuentren un nuevo antagonista para su programa. Porque, por mucho que el de Badalona arremeta contra líderes conservadores, Sálvame también bebe y vive de los vicios de la política española.