A lo referido a perfiles, MasterChef 9 ha hecho una gran selección. El concurso de Televisión Española tiene un ramillete bastante amplio de concursantes, con algunos encantadores y simpáticos, otros un tanto más irritantes. Sin olvidar a esos que han ido allí casi más a ligar que a hacer buenos platos.
De todos los aspirantes que todavía quedan en el concurso, quizá Fran se haya convertido, por méritos propios, en el favorito de la audiencia para ganar la edición. Y no solo eso, los jueces ya han caído rendidos ante su encanto personal, su disciplina y su gran profesionalidad.
“Tendrás un futuro esplendoroso en esta profesión, porque no te escondes, das las caras, 10 o 12 horas, lo que haga falta. Y eso se nota en MasterChef y se notará en el restaurante donde estés trabajando” le dijo Pepe Rodríguez a Fran en el tercer programa, durante la prueba de exteriores, para que no quede dudas del gran talento que tienen entre manos.
Mientras que otros compañeros como Ofelia sacan de quicio al resto (aunque hay espectadores que señalan como acoso lo que se hace contra la gallega), Fran despierta simpatías, sabe dar órdenes, y ha ido allí a cocinar, no a robar planos. A diferencia de otros compañeros, no está pensando en fotografías de Instagram ni en promocionarse en las redes sociales. De hecho, su participación en MasterChef se dio gracias a su mujer, que le apuntó al casting pues él “el tema del móvil y la tecnología lo entiende lo justito”.
“Yo siempre que salgo a jugar, salgo a ganar”, afirmaba en otra ocasión el conquense. Esas ansias de ganar no implica, sin embargo, que haga zancadillas a los demás. Sabe hacer piña, da mensajes de ánimo en las pruebas de eliminación, se hace querer, en definitiva.
Su competitividad, sin embargo, no le exime de ser una persona vulnerable. No se esconde tras una capa de frialdad (o de altanería) como han hecho otros aspirantes años atrás. Por ejemplo, Fran ha explicado que MasterChef 9 está siendo una experiencia muy dura para él, y que todas las noches antes de dormir llora al ver la foto de su mujer y su hijo, que tiene 20 meses. La misma instantánea que le invita a ser más fuerte a la mañana siguiente, para seguir luchando por el título de MasterChef España y los 100.000 euros que aguardan al mejor de la edición.
Los jueces le quieren en sus cocinas
“Te quiero en El Bohío. Eres una máquina”, le confesó Pepe Rodríguez a Fran en otra ocasión. “Si es por mí, jamás te faltará trabajo. El camarero perfecto. El mejor metre del mundo”, le decía por su parte Jordi Cruz justo después, lo que resultaba bastante extraño. Y es que nunca un aspirante había sido reclamado por varios jueces para sus filas cuando la competición está casi empezando.
Fran no es perfecto, pero sí muy buen alumno. Entró al programa presumiendo de lo que le gusta ahorrar dinero y comprar productos en oferta. Mira tanto por un euro que los jueces le han tenido que llamar la atención por utilizar poco producto en sus platos, pues él minimizaba el coste. Incluso se ganó un delantal negro en una primera prueba, el mismo mandil que luego los jueces le quitaron porque, literalmente, daba gusto verle organizar a sus compañeros.
Esperemos que, por esta vez, MasterChef no nos sorprenda con giros inesperados y cambios de reglas como que un aspirante se juegue la eliminación con el cocinado de otro compañero, ni nada parecido. Que no hay cosa que siente peor al espectador que ver cómo el gran favorito se marcha, de la noche a la mañana, para nunca volver, y que Fran llegue a la gran final por méritos propios.