Hay noches en que Supervivientes solo se pone interesante bien entrada la emisión, y eso en casos muy puntuales. A veces, ni eso. Pero este jueves noche, la verdad sea dicha, se ha mantenido la intriga desde el juego de recompensa. Y eso que a mí no es de los juegos que más me llamen la atención. Qué fortaleza la de todos, pese al hambre. Admirable. Fortaleza y trampas. Muchas triquiñuelas para ganar. También algún que otro egoísta y enfoscado. Empecemos por el principio. Cuarta expulsión. Los nominados: Valeria, Lara, Sylvia y Agustín.
Dicho esto, ¡al ajo! Lara Álvarez presenta el juego de recompensa. Consistía esta noche en que los concursantes debían tirar de una cuerda desde sus respectivas posiciones enfrentadas y romper el tablón de su rival con un hacha que caía cual guillotina. El que más fuerza demuestre, gana. Hasta ahí, todo normal. El problema viene cuando se llevan a cabo trampas para agarrar el triunfo. Malas artes, ya saben. Lo de toda la vida. Ay, cuando el estómago ruge.
Que si empiezo antes de tiempo haciéndome la sueca, como Valeria -tiene algo que no me gusta y, en la sexta semana en que estamos, creo que no va a gustarme ya-; que si me enfado y no comparto la pizza porque yo sí he jugado y tú no, como Omar El Negro -está enseñando su verdadera personalidad ruin y esta semana hace el petate para España-; que si me quejo por todo, como Gianmarco, y veo añagazas y enemigos donde no hay. Al final, los más normales me han resultado Agustín Pantoja y Alejandro Albalá. Buenos compañeros y sin clavarse puñales.
Omar Sánchez, qué feo todo. Qué horror. Con la de esperanzas que yo tenía en ti. La has fastidiado, y por partida doble. Les cuento. Resulta que Lara Sajen no ha jugado en la recompensa, pero si acertaba el ganador en tres de los cinco combates, ¡tendría recompensa como una guerrera más! Como así ha sido. Una decisión tomada por la dirección del programa. Nada que objetar, pues. Pero no: Omar sí ha torcido el morro. Enfurruñado, como un niño mal criado, no ha visto bien tener que compartir su pizza de ganador con Lara. Y es que, ella ha comentado que desde que pisó Honduras sueña con esa pasta deliciosa. Y como la dirección le ha dado ese privilegio, se ha lanzado a él. Hasta que el chungo Omar se le ha encarado.
No, no y no comparto. Cierran conexión. En plató, Jorge Javier pone cara de "este chico se está cavando su propia tumba", y explica: "Qué mal rollo lo de Omar". Pues sí. Nada más que añadir: en los peores momentos es donde se nota la grandeza de las personas. Y El Negro no la tiene. Menos mal que Anabel lo ha puesto en su sitio reconociendo que no le ha gustado esa actitud. En palapa, Vázquez le ha buscado las cosquillas a Omar, y este, más calmado y, puede, que calculador, ha asegurado: "No tengo nada en contra de Lara, pero nunca me he comido una recompensa solo, siempre he compartido, como para que ahora me quiten la otra mitad de la pizza".
Y ahí, Sajen ha estado maravillosa: "Lo único que me ha dolido es que me dijera que me comía la pizza sin haber participado. Renuncio a mi parte de la recompensa". Entonces, pongo la cabeza y todas mis extremidades a que a Omar se le enciende la bombilla de alarma. Algo lo achicopaló. Se acuerda de los consejos de Anabel: algo no va bien, ha pisado terreno pantanoso y se le está cercando el camino. Reculemos, pues: "No, voy a compartirla, pero me sentó mal para una vez que puedo comer solo... Creo que me lo merezco después de seis semanas currando". Currando, sí, ha sido el verbo que ha empleado el señor. Currar, trabajar. En efecto, irse a Honduras es un trabajo para él y para todos.
¿Por qué, entonces, se erige él como único trabajador? No lo entiendo, allí tanto trabaja el que da contenido como el que pesca o coge cangrejos. Están prestando un servicio, el que se les pide a cada cual. Este chico está perdiendo el norte, si es que alguna vez lo tuvo. Lo siento, pero ya maldita la gracia que me hace. La explicación inicial de su chica queda endeble, casi de chiste. Esa que dijo que es muy competitivo el niño y que no le gusta perder. No, Anabel: a tu chico no es que no le guste perder, es que lo quiere todo para él. Para él, él y, por último, él. Que para eso curra sin parar.
Esperen que llega el colofón de la noche. Se pelea El Chungo con Sylvia Pantoja porque ella, por ser su cumpleaños, podía elegir con quién compartir una barbacoa, y no lo elige a él, sino a Tom. Ojo al motivo, importante matiz. Aquí ya no hay un juego de por medio, ¿qué dices al respecto, Anabel? Omar estalla: "¿Y a los que te hemos estado alimentando no?". Atención al tono de la pregunta y al uso de las palabras: nosotros te alimentamos a ti, no lo haces tú por ti misma. Tú dependes de nosotros, no te sabes valer.
Total, que todo se lía tanto que comienzan los reproches. Y el apellido Pantoja y el enchufismo sale a la superficie. "¿Que he entrado aquí por ser el novio de Anabel? Sí. ¿Y tú por qué has entrado? Si no te quiere nadie", escupe Omar. Sylvia se rompe: "Flipo con la gente que te juzga sin saber. Ya son tres personas las que me juzgan, y estoy hasta el mismísimo". Y ya os digo que Sylvia se merece ganar. Está haciéndolo muy bien. Omar le ha allanado el discurso, lo ha puesto en pista: dice ella que no quiere que allí se la vincule con los Pantoja, que tiene entidad propia, que ya está bien. Que ella es cantante también, que lleva más de 35 años en la música. Tiene toda la razón. Seré duro, y justo: expulsión para Omar El Chungo.
Crueldad hacia Olga
Ah, tengo que hablar de Olga Moreno. Nada, una frase, cuatro líneas a lo sumo, pero si no lo hago, exploto. Vuelve a parecerme cruel y descabellado el tratamiento que esta mujer recibe desde las redes sociales. No es ni medio normal. Lo denuncié hace un tiempo, y me reafirmo. No soy de su palo, pero hay que ser justos. Resulta que según el pueblo de Twitter ha hecho trampas en el juego de recompensa y, encima, gana la tortilla de patatas. Al segundo, las redes se le han echado encima. Coge un cangrejo, ¡y también se la despelleja! En serio, deberíamos mirárnoslo.
Más cosas. Una semana más me reitero: qué pareja más simpática y burbujeante hacen Lola y Palito. Ay, qué ilusión: Palito va a recibir la visita de su chico inglés, Harry. ¡Deseando verlo! Tom Brusse, por otro lado, me da sueño. Él, Melyssa y Sandra Pica. No lo puedo soportar. ¡Agustín Bravo! El presentador vuelve a hablar de Isabel Pantoja, de aquel programa que se le chapó al pobre en Canal Sur tras esa llamada colérica de la cantante al son de "estoy cansada de la familia Rivera".
Bravo al habla: "De Isabel guardo muchos recuerdos. La única gala que ella presentó fue en el 95 en Telecinco. Y fue conmigo. Después los recuerdos se fueron oscureciendo y fueron más grises". Sobre el despido: "Ya lo hablé en Telecinco, en un Sálvame. Dije que no tengo ninguna prueba, pero que estoy seguro de que eso no ayudó a que continuara". Esta noche ha sido el expulsado y me queda una reflexión: ojalá pronto Agustín tenga presente profesional y no tenga que responder más a esa pregunta pretérita de la Pantoja.
Primera salvada: Sylvia Pantoja
Segunda salvada: Lara Sajen
Tercera salvada: Valeria
Expulsado a Playa Destierro: Agustín Bravo
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