Blas Cantó ha actuado por fin sobre el escenario del Ahoy Arena de Róterdam tras dos años de espera. El representante de España en Eurovisión 2021 ha defendido la balada Voy a quedarme con una propuesta íntima en la que, como ya se pudo ver en la segunda semifinal, una gran luna ha sido la protagonista de la puesta en escena.
Marvin Dietmann ha sido el artífice de la escenografía española, así como el de otras dos finalistas favoritas, Chipre y Bulgaria. En el caso de España, se ha apostado por el protagonismo de Blas, que ha hecho suyo el escenario del Festival con su voz y con un sentido homenaje a su abuela, fallecida el pasado diciembre.
El murciano ha comenzado a entonar las primeras estrofas de la canción a capela, mostrando su voz al desnudo en un escenario en penumbra. La iluminación y las pantallas LED han recreado un firmamento sobre el que el representante parece flotar, estableciendo así el diálogo con su abuela en el que ha querido convertir esta actuación.
El artista y RTVE han decidido apostar por la "ausencia de artificios" para que la voz de Blas se convierta en la mejor baza, rompiendo en la parte final de la canción con un potente agudo que ha ejecutado sin problemas.
La fuerza de la canción va creciendo y, a medida que la luna va cobrando protagonismo, también lo hace otro de los elementos más destacables de la propuesta española: los coros. Además de las voces pregrabadas que, en opinión de Blas, aportan "modernidad y frescura" al Festival, España ha sido uno de los pocos países que este año también han optado por tener coristas actuando en directo.
Las voces de Alba Gil, Héctor Artiles, Daira Monzón, Irene Alman y Dángelo Ortega han cobrado un sutil protagonismo a partir de la segunda parte de la canción con un claro homenaje al tema de Sia para Celine Dion, Loved be back to life.
En toda esta temporada eurovisiva, Blas y sus coristas han demostrado ser una piña y han disfrutado juntos de esta experiencia que va mucho más allá de los tres minutos en los que se muestra la candidatura frente a toda Europa en la gran final. De hecho, el murciano confesaba a BLUPER que lo único que cambiaría de su actuación habría sido tenerlos sobre el escenario: "Solo cambiaría tener a los artistas del coro cerca de mí, pero entiendo que se me tiene que ver a mí en esa inmensidad, teniendo esa conversación a solas con el amor de mi vida", expresaba.
Con esta actuación, Blas ha cumplido su sueño de participar en Eurovisión, pero también ha podido tener "el último adiós" que la pandemia le arrebató, tal y como él mismo ha confesado. Es por este motivo que el artista ha decidido presentar una puesta en escena a su medida que le ha hecho sentir "como en el cielo" en la que sin duda ha sido una de las oportunidades más importantes de su carrera.
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