Tras cuatro temporadas en antena y 52 episodios, lo que le ha convertido en la única serie de TVE desde Águila Roja que ha conseguido superar la barrera de los 50 capítulos, Estoy vivo se despide esta noche con el último capítulo de la temporada.
Lo hace tras haberse derrumbado en audiencias hasta un 5,9% y 992.000 espectadores, y con la incertidumbre de si la serie finalizará para siempre o la cadena pública podría estudiar una renovación. De momento, la cadena sólo habla de último capítulo de la temporada.
Y es que, como ya hemos analizado previamente, la arriesgada (y necesaria) decisión de TVE de adelantar el prime time ha sido uno de los motivos por los que sus programas y series han sufrido una importante caída de audiencia en lineal.
Sin embargo, series como Estoy vivo o Cuéntame, o programas como MasterChef, se han convertido en algunos de los productos más seguidos en diferido. En el caso de la serie protagonizada por Javier Gutiérrez y Alejo Sauras, cada capítulo ha sumado de media 400.000 espectadores más, según un informe de la consultora Dos30'.
De esta forma, la ficción se despidiría con 1,3 millones de espectadores de media. Unos datos que dado el estado actual de audiencias de La 1, así como la buena crítica que siempre ha acompañado a la serie y sus ventas a plataformas, podrían dar motivos a la nueva dirección para dar luz verde a nuevos capítulos.
Su mejor dato en público joven
Como ya hemos defendido en otras ocasiones, Estoy vivo es el camino que debe seguir la ficción de la televisión pública: ficción española, que no pierde nuestro acento, que no habla de taxis amarillos y que, además, se moderniza y cuenta las cosas de una forma diferente. Está totalmente alejada de lo que es una serie familiar y, sin embargo, sigue siendo una serie familiar que puede ver todo el mundo.
En juego está el prestigio de TVE. La cadena tiene un serio problema para encontrar series de televisión que llamen un poco la atención.Y es que, más allá de Cuéntame cómo pasó o El Ministerio del Tiempo, parece que los títulos de TVE pasan desapercibidos. Y Estoy vivo ha logrado pasar ese examen tan complicado con una cuarta temporada que ha perdido fuelle en parte por su horario.
Y luego hay otro parámetro a tener en cuenta. La pública tiene las puertas cerradas en las habitaciones de los más jóvenes. Sin embargo, series como Estoy vivo acercan mucho esta tele pública a los adolescentes. De hecho, la ficción creada por Daniel Écija logra uno de sus mejores resultados en el público de entre 13 y 24 años. Y ellos también se merecen una televisión pública de calidad.
En el horizonte no hay que olvidar que la nueva RTVE dirigida por José Manuel Pérez Tornero va a apostar fuertemente por su nueva plataforma RTVE Play, que contará con contenido original propio como documentales o serie, y en la que se pensará en la gente joven. "No nos preocupa la audiencia, nos ocupa. Pero no sólo los audímetros, también los datos de consumo en plataformas, en móviles, en todos los lugares públicos sin audímetros. Y también los cualitativos", dijo recientemente en un encuentro con los medios.
Qué ocurre en el último capítulo
Según informa La 1 en nota de prensa, en el último capítulo de la cuarta temporada de Estoy vivo, Josefa entrega a Adri la caja que robaron del banco. Al abrirla descubrirá que contiene algo que devela su destino: ella es la única que puede salvar a los desaparecidos, pero si lo hace morirá.
Decididos a impedirlo, Márquez y El Enlace urdirán un plan junto con Sebas y Santos. Los Vengadores de Vallecas se enfrentarán a Elena y su ejército de mercenarios para intentar cambiar el curso de los acontecimientos.
Mientras, Laura sigue dolida con su hermano por ocultarle que vive con su madre. Decide seguirla y acaba averiguando el verdadero motivo por el que les abandonó en el orfanato cuando eran pequeños.