"No voy a permitir el acoso y derribo contra Olga por parte de Joao y de otros colaboradores que la están tratando injustamente en este programa". Esa fue una de las frases que Rocío Flores pronunció durante su aparición más polémica en Supervivientes: tierra de nadie. La hija de Antonio David Flores protagonizó un tenso enfrentamiento con el Maestro Joao que sacó su cara más soberbia.
La joven no dudó en encararse de incluso con Carlos Sobera con un tono desafiante: "¿Podéis entender que llega un momento en que estoy hasta las narices de aguantar lo inaguantable? ¿Lo entiendes? ¿Es comprensible? Vale, gracias", espetó de forma irrespetuosa ante la envidiable paciencia del presentador.
De esta forma, Rocío Flores se erige como férrea defensora de Olga Moreno y se muestra dispuesta a pasar por encima de todo y te todos por mantener impoluta la imagen de su 'Oa', de la mujer a la que según ella no llama madre, pero a la que sí le da el privilegio de contar con el cariño incondicional de una hija, el mismo que le ha arrebatado a Rocío Carrasco.
Nadie puede obligar a Rocío hija a ver de un día para otro una realidad que le ha sido ocultada y manipulada durante veinte años, pero sí se le puede exigir que, como profesional, cumpla con las normas mínimas de respeto y saber estar en un plató.
Es necesario resaltar que la joven no es la defensora oficial de Olga en el concurso, tarea que recae en su amiga Ana Luque. Rocío es una colaboradora más de Supervivientes y, tal y como ella misma ha defendido, no está en el programa para hablar de su familia, sino para comentar el reality. Esto es totalmente incruente con la actitud que la hija de Antonio David mostró en el programa del miércoles, en el que se atrevió a asegurar que no va "a consentir" que se trate injustamente a Olga.
Además de por las malas formas, el pulso de Rocío Flores a Supervivientes es intolerable desde el punto de vista profesional. ¿Se imaginan a Belén Rodríguez diciendo que no va a tolerar que se defienda a Olga Moreno en su presencia? ¿Qué potestad tiene una colaboradora para decidir lo que se puede o no permitir en un plató de televisión?
No deja de resultar llamativo, además, que con la complicada situación personal que tiene ahora mismo la joven, haya aceptado trabajar en el reality como tertuliana. Muchas voces afirman que lo hace para cargar con el peso de la economía familiar tras el despido de su padre, pero ella ha negado tajantemente que Antonio David se beneficie de su sueldo. Entonces, ¿por qué iba a exponerse de tal manera ante la audiencia en el momento en que está más cuestionada que nunca?
Sería totalmente entendible que Rocío aceptara enfrentarse al juicio mediático por defender con uñas y dientes a la mujer de su padre, pero no ha sido así. La joven ha preferido fichar como colaboradora en el programa. Curiosamente, los defensores de concursantes no cobran y los tertulianos sí, por lo que los motivos económicos parecen estar detrás de esta contradictoria decisión.
Más allá de las consideraciones y juicios de valor que se puedan hacer sobre la actitud pública que Rocío Flores ha adoptado ante el duro testimonio de su madre, a nivel televisivo es más que evidente el doble juego que está llevando: se desvincula de la defensa de Olga Moreno, pero factura por un trabajo en el que acaba defendiéndola, mientras que la cadena se beneficia de contar con su cotizada presencia.
Pero, si alguien sale realmente beneficiado de todo esto, ese es Antonio David Flores, que se parapeta tras su hija y tras su mujer para seguir disparando mediáticamente contra Rocío Carrasco desde la seguridad de las trincheras, todo ello con la complicidad de Telecinco.