Poco dado a conceder entrevistas a los medios, Pablo Motos se ha sincerado con el youtuber Ricardo Moya en su programa El Sentido de la birra en una charla de dos horas en la que ha hablado desde su criterio para hacer televisión hasta su ideología política.
"No suelo hacer entrevistas porque intento no meterme en líos, tengo demasiada visibilidad", explicaba el presentador de El Hormiguero, que reconocía que vive por y para su programa. "Estoy en la música, en las luces, en los planos... Todas las secciones las reescribo yo".
"Hice la productora por la necesidad de trabajar a mi manera, de navegar a mi estilo. No concibo otra forma de trabajar que no sea feliz. ¿Cómo vas a ser creativo si no te sientes bien? Yo le hago sentir a la gente que puede más", comentó.
"Afinar el criterio es algo que cuesta una vida entera. Tú vas viendo que funciona y que no funciona. En la televisión hay una competición a ver quién se vuelve loco más tarde porque al día siguiente de salir en la tele, te dan las audiencias minuto a minuto. Sabes lo que haces tú, lo que es culpa tuya o lo que es culpa de que haya un programa enfrente", explicaba el valenciano antes de soltar una polémica frase.
"Por ejemplo, La isla de las tentaciones es un programa porno. Tú no puedes competir contra un bajo instinto. La gente siempre se irá al programa que tenga el peor instinto de todos. Esos son lo programas agresivos y yo hago un programa blanco. Tú pasas por la carretera por un accidente y miras. Hay una pelea y dime que no miras. La televisión es muy cruel. Por eso la pagan bien. Te roban el alma. Hay una parte oscura en todo esto", reconocía Motos.
"Con el tiempo vas aprendiendo lo que gusta y lo que no gusta. La gente lo que busca entretenerse. A mí es verdad que ahora me compran todo porque he intentado que la gente confíe en mí. Puedo hacer programas variados y la gente sigue estando conmigo y valoran que haga programas diferentes y que rompa el formato. Es cuestión de tiempo y que se acostumbren a ti", añadía.
En este sentido, Motos habló sobre sus entrevistas políticas. "Las hago solo si son elecciones, y lo que quiero es que la gente sepa quién es la persona que tengo enfrente y qué quiere (...) Las dos elecciones que he cubierto, no he ido a votar porque no quiero entrevistar a alguien y luego votarle. Así que en esas entrevistas no soy cordial, no tengo que conectar, solo hago un servicio público", comentó antes de confesar que es "bastante huérfano políticamente".
Por último, el presentador confesó que se había "arruinado dos veces". Una de ellas fue con Biodel, unos chicles adelgazantes que se anunciaban cuando trabajaba en Onda Cero. Sin embargo, finalmente, resultó ser una estafa que terminó por arruinarle. "Estuve a punto de ir a buscarlo y cometer una barbaridad", se sinceró.