El top 5 de Drag Race España se veían las caras en el sexto episodio del talent show, emitido este domingo en ATRESPlayer Premium. Y que comenzó con la prueba bautizada como ‘Drag Guiñoles’. Curiosamente, la misma semana en la que han detenido al ventrílocuo José Luis Moreno se invitaba a las reinas a sentirse como Mari Carmen y sus muñecos.
En la prueba, cada participante recibe un muñeco de una compañera al cual debe convertir en drag para hacer un pequeño show de ventriloquia. Un número en el que se ataque a la rival desde un prisma humorístico.
Sagittaria, que parodiaba a Pupi Poison, empezó con muy mal pie, y no le fue mucho mejor a Dovima Nurmi. La catalana sencillamente se bloqueó al hacer de Sagittaria, no fue capaz de decir ni una sola palabra, aunque fuese sin gracia. Pasó directamente al top de las peores concursantes de la prueba de la herstory. Parece que Dovima, cuyo lema es ‘zorra divina’ está acostumbrada a ser una bitch de forma natural, pero no bajo presión.
Pupi Poison hacía precisamente de Dovima, e interactuó con la marioneta como si fuese un regidor del programa, muy graciosa. Carmen Farala estuvo maravillosa como Killer Queen, y Killer terminó despedazando, sin querer, su títere de Carmen.
El maxi reto de la semana era hacer un roast al jurado, esto es, hacer un pequeño monólogo en el que los insultasen de forma graciosa. Brays Efe acudió como invitado a dar algunos consejos a las participantes. A Killer Queen, por ejemplo, le recomendó que se crease un personaje tras una desastrosa toma de contacto y la madrileña tomó nota.
Así, Killer abrió el show metida en el papel de una jueza que acusa a los miembros del jurado por sus críticas durante el programa. Con momentos que recordaban a su Ayuso en el Snatch Game, Killer defendió de forma excelente la prueba.
Al igual que en la prueba de las marionetas, Sagittaria y Dovima estuvieron horribles. Perdían el ritmo, los chistes no terminaban de aterrizar, se dejaban llevar por los nervios. Ya se intuía que las excompañeras de piso se verían las caras en el lipsync final.
Carmen Farala, que había ganado el primer mini desafío, estuvo estupenda. Se escudó tras un papel que bebía totalmente (y de forma reconocida) de la Raquel Revuelta que hacía Paco León en Homo Zapping. Sus chistes eran rápido, su personaje era gracioso, no se le podía poner una falta. Farala ha tenido un sexto programa maravilloso y sus manos ya están acariciando la corona.
El show lo cerró Pupi Poison, sobre la que todos tenían unas grandes expectativas. Y estuvo correcta y poco más, su Roast supo a poco. Quizá, como le dijeron los jueces, se había relajado al saber que eso lo tendría dominado. Ella reconoció que es rápida con el micro, pero que habitualmente trabaja en la noche, con gente borracha, y que igual por eso su número no había funcionado.
Entre los chistes más recurrentes fue el preguntarse que quién era la jueza Ana Locking. A Javier Ambrossi le llamaron Rosana y a Javi Calvo Chelo García-Cortés y Ellen DeGeneres. También se criticó la omnipresencia de los Javis en televisión. Dovima Nurmi llamó La Prohibida a Supremme de Luxe, de quien Pupi narró episodios del pasado cuando tenía las orejas de soplillo.
En el jurado estaba como invitada Susi Caramelo, que por alguna razón no recibió estopa en el Roast, y habría estado bastante bien. Susi tomaba muchas notas de los monólogos, aunque luego sus valoraciones no fueron gran cosa. Eso sí, avisó a doña Letizia Ortiz para que se vaya poniendo las pilas, porque “España va sobrada de reinas”.
En la pasarela vimos como categoría La noche de las mil Rosalías. No esperaba una nueva pasarela con inspiración de una famosa después del homenaje a La Veneno del episodio dos, y tampoco esperaba que la inspiración fuese Rosalía. Imagino que para el visionado del programa de forma internacional resultará más interesante esta categoría que otra inspirada en Alaska o Mónica Naranjo; sin embargo, el estilo de Rosalía es muy marcado y había cierto aire monótono en el aire.
De hecho, descubrimos que el traje de Carmen Farala se lo había hecho en el propio programa en los ratos libres. Al parecer, Dovima Nurmi y ella iban a tener un look basado en el mismo estilismo de Rosalía, y Carmen, por propia voluntad, propuso que Dovi siguiese sus planes y ella improvisó un nuevo diseño que estuvo excelente.
En ese momento tuvimos la sensación de no estar viendo Drag Race España, sino “las mejores amigas de Drag España”. Dovima aplaudió el cariño de Carmen Farala, que le había dejado sus complementos, e incluso se ofreció a dejarle su propio traje que ya había descartado.
Ahí se cayeron dos caretas. Dovima demostró que no es tan zorra como se quiere pintar a sí misma. Que es una drag muy sensible y vulnerable. Da la sensación de que la vida no le ha tratado demasiado bien y que se ha puesto muchos muros a su alrededor. Ha conectado con Carmen y parece que está aprendiendo a dejarse querer, que por primera vez permite a otras personas cuidar de ella.
Por su parte, Carmen también demostró que tampoco es tan zorra. Que en los primeros programas parecía una gran bitch, que multiplicaba su malicia cuando se aliaba con Dovima y Sagittaria. Sin embargo, ha demostrado un gran compañerismo y un gran amor para potenciar al que se siente en horas bajas. Me recordó a Bianca del Río en aquella prueba de la temporada 6 en la que, tras parecer la perra mayor del reino, se dedicó a ayudar a Adore Delano para sorpresa de todos.
Finalmente, Carmen Farala fue la mejor de la noche, teniendo un programa redondo con la victoria en el mini reto y el maxi reto. Killer se salvó, Pupi tras algún toque de atención también, y finalmente nos encontramos a Dovima Nurmi y Sagittaria en la cuerda floja.
En el primer programa soñábamos con este momento. Un cara a cara entre dos drags que se llevaban bien en el pasado, pero que partieron peras y ahora eran enemigas. Una auténtica guerra de sincronización de labios a lo Coco Montrese versus Alyssa Edwards.
Sin embargo, en las semanas que llevamos de concurso ambas habían acercado posiciones, y habían formado sus propias Rolaskatox junto a Carmen. Habían recuperado ese hilo que un día las unió.
Como consecuencia, en el playback a vida o muerte, Dovima decidió no competir, regalando a Sagittaria su continuidad en el programa. Podría haber hecho un lipsync flojito, como el de Charlie Hides contra Trinity Taylor, o un despropósito divertido como el de Tammy Brown en la primera temporada. Pero Dovima optó por el mutismo absoluto: se quedó callada, sin bailar. Hasta con las marionetas había tenido más vidilla.
Más tarde, reconocía que estaba ya bloqueada (es la única concursante que todavía no había ganado nada) y que Sagittaria se merecía más quedarse. En su despedida, escribió en el espejo que para ella la ganadora es Carmen. Favoritismos de compañeras aparte, la verdad es que la Farala es la única que ha ganado dos programas. Y lo mismo, la semana que viene, con la prueba del make over, vuelve a clavarlo.