Olga Moreno es una de las nominadas de la semana en Supervivientes. La mujer de Antonio David Flores había conseguido librarse de estar en la terna durante 12 galas consecutivas y solo estuvo en la cuerda floja en la primera semana. Pero ahora tendrá que medirse ante Alejandro Albalá y Tom Brusse para lograr permanecer en el concurso y luchar por llegar a la final.
Desde BLUPER ya expresamos en su momento por qué Olga tenía que ser la primera expulsada de Supervivientes. La soberana audiencia decidió que no debía ser así y la sevillana ha continuado en la isla, protagonizando numerosas polémicas, traiciones y descaradas mentiras que no hacen más que reafirmar a quien escribe estas líneas en la postura de la primera semana. He aquí cuatro motivos de peso por los que debería ser ella la próxima en coger un vuelo de Honduras a Madrid.
1. Justicia con Rocío
La primera de las razones por las que la diseñadora tiene que estar fuera del programa es porque, a pesar de que se le dio la oportunidad de desvincularse del maltrato mediático de Antonio David a Rocío Carrasco, prefirió continuar con el legado de su marido y seguir infringiendo dolor a la protagonista de Rocío, contar la verdad para seguir viva.
Olga no se ha cortado a la hora de promulgar cuánto la quieren los hijos de su marido, Rocío y David. Además, ha seguido negando que en su casa se haya hablado mal de Rocío Carrasco, algo que sin embargo tanto ella como Antonio David han hecho públicamente sin cortapisas.
De poco vale a estar alturas analizar si Telecinco ha actuado conforme a la moralidad al contratar a Olga para Supervivientes cuando ya conocía la historia de Rocío. El público tiene ahora en sus manos la decisión de expulsarla y, todo aquel que haya creído el testimonio de Rocío Carrasco, tiene el poder y hasta la responsabilidad de salvar a Tom o Alejandro.
2. Castigar su actitud
Ciñéndonos a lo estrictamente interno en el programa, Olga Moreno tampoco sale muy bien parada. En estos meses, la concursante ha hecho trampas descaradas, ha mentido y ha traicionado a dos de sus grandes aliadas en la isla: Lara y Melyssa.
El robo a Melyssa le ha valido, además, para victimizarse y ganarse el aplauso fácil a base de repetir entre lágrimas lo mal que se siente, provocando que algunos espectadores hayan llegado a juzgar a Melyssa por no ablandarse ante la aflicción de su examiga. Olga es hacer que las situaciones desfavorables le acaben viniendo bien, tiene buen maestro para ello, pero quizás es momento de que la audiencia demuestre que ya no comulga con ruedas de molino.
3. Necesario protagonismo
Tanto el concurso de Olga Moreno como la situación que se está viviendo fuera han gestado un enorme interés por ver a la mujer de Antonio David enfrentarse a la realidad de la que lleva tres meses aislada y responder a todas las cuestiones que le afectan.
Telecinco ha demostrado ser experta en aprovechar la mínima oportunidad para conseguir contenidos, por lo que el programa sabrá exprimir al máximo la entrevista de Olga en plató tras su regreso a Madrid. Sin embargo, si esta semana no es expulsada tendrá muchas opciones de convertirse en finalista, lo cual restaría el tiempo con el que el reality contaría para dedicarle a ella en plató. El público merece una gala dedicada a ver a Olga reaccionar a la docuserie de Rocío y a todo lo que ha ocurrido fuera en este tiempo.
4. Posible ganadora
Para que un concursante sea expulsado de un reality no basta con que tenga un gran número de detractores: tiene que movilizar los suficientes votos como para que eso afecte a su concurso. Además, en el caso de Supervivientes se vota para salvar, por lo que el voto contra Olga corre peligro de dividirse entre Tom y Alejandro, mientras que quienes apoyan a la sevillana la votarán únicamente a ella.
De salvarse de esta expulsión, Olga tiene muchas papeletas de llegar a la final y de convertirse en ganadora de la edición, sobre todo ahora que se ha quedado prácticamente sola en la isla, sin apoyos y con la amistad con Melyssa rota. Son muchos los casos de participantes de realities que se valen del victimismo y de la soledad para ganar adeptos, una fórmula que ha demostrado ser efectiva.