Fran parecía, desde hace semanas, el gran favorito para ganar la novena edición de MasterChef. Por méritos propios la audiencia se había enamorado de él, y no solo eso. Los propios jueces cayeron rendidos ante su encanto personal, su disciplina y su gran profesionalidad.
Sin embargo, en la semifinal, Fran tuvo un mal día, como lo pueda tener cualquiera. Y entonces Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera aprovecharon para bajarle los humos. Reconocían que lo habían endiosado, y que había que bajarlo del pedestal. “Fran, si soy sincero, me has sorprendido para mal. Ha sido tu peor exterior, estabas despistado, tanto éxito con nosotros peleándonos para que estés en nuestras casas no te ha sentado bien. Tienes la cabeza aturdida, en otras cosas. Y desde el cariño te retiro mi oferta” le decía Jordi Cruz con mucha seriedad, en referencia a sus ganas de ficharle para su restaurante.
A continuación, Pepe Rodríguez también le retiraba su propuesta de trabajar con él. Menos comprensible fue la actitud de Samantha, que entonó una especie de canción irritante y le preguntó “¿y ahora qué?”. Una burla que fue muy injusta, ya que Fran nunca ha mostrado prepotencia, ni ha dudado del veredicto del jurado. Siempre ha sido respetuoso, ha prestado atención a las críticas y es un ejemplo constante de superación y de evolución. “A mí no me deis por vencido y por muerto nunca” dijo Fran muy nervioso ante semejante plantel.
A pesar de este traspié, Fran continúa como el gran favorito para ganar el concurso. Si los jueces, durante el concurso, le han invitado a trabajar con ellos es porque realmente ven algo especial en este camarero de Cuenca.
Fran fue a MasterChef a trabajar duro. “Yo siempre que salgo a jugar, salgo a ganar”, afirmaba cierta ocasión este aspirante al que Jordi colgó la etiqueta de “caballito ganador”.
Esas ansias de ganar no implica, sin embargo, que haga zancadillas a los demás. Sabe hacer piña, da mensajes de ánimo en las pruebas de eliminación, se hace querer. Algo que ha sido un bálsamo para el público, que a veces se saturaba de las quejas de Ofelia, o de los absurdos piques que Arnau ha tenido con Toni a lo largo de la competencia.
Sería bastante difícil imaginar un ganador de la edición y que no fuese Fran, si bien, en las diferentes pruebas de la final casi cualquier cosa podría suceder. Tan solo tiene que controlar su energía, focalizar y triunfar, olvidando ese reciente traspié.
Los rivales que Fran debe batir
Los cuatro finalistas de MasterChef 9 son Fran, Meri, Arnau y María. Meri ha tenido un concurso lleno de contrastes, pues hay pruebas en las que ha estado brillante y otras en las que metía la pata bien metida. Ella potencia su confianza personal, pero no termina de gestionar los nervios.
Un punto muy interesante de su concurso ha sido la cantidad de conocimientos que tiene sobre valores nutricionales, fruto de su formación en medicina.
Arnau ha demostrado un gran control en las pruebas de eliminación, algo en lo que es ya todo un experto. Tiene mano en las pruebas de pastelería y su espíritu es muy competitivo. Ha vivido una gran evolución, y aunque le gustaba tener piques con Toni, aprovechaba siempre para escuchar las críticas. Sabe moverse entre lo tradicional y lo vanguardista y eso puede ser algo muy interesante en una final.
Por último, Fran tendría que vencer a María. Recordemos que la coordinadora de eventos fue expulsada, pero luego consiguió ganar la repesca y volvió a las cocinas con mucha más fuerza. Tiene un gran gusto en el emplatado y apuesta por los sabores de su tierra.
Además, hay que agradecer a María que nos haya dado algunas de las tramas más divertidas de la edición con sus piques con Ofelia, quien la bautizó con el apodo de la ‘Barbie de Tomelloso’. También ha vivido muchas pruebas de expulsión, una debilidad que puede convertir en un arma de cara a un cocinado final.