La esperada respuesta de Olga Moreno a Rocío Carrasco se ha quedado finalmente en un bucle de afirmaciones sin pruebas, sin explicaciones y sin el más mínimo ápice de arrepentimiento por el daño causado.
Como una autómata perfectamente programada, con claras dificultades para expresarse con elocuencia y naturalidad, la sevillana se ha dedicado a repetir hasta la saciedad el discurso que, de la mano de Antonio David, lleva dos décadas exponiendo para dejar entredicho a la madre de los hijos de su marido.
"Estoy muy nerviosa, no vengo a convencer a nadie, no vengo a hablar de Rocío Carrasco", han sido las primeras palabras que 'Oa' ha elegido para inaugurar este Ahora, Olga. Curiosa esa última afirmación teniendo en cuenta que el programa ha estado dedicado a responder a todo lo que Rocío dijo sobre ella en la docuserie.
Esas respuestas, no obstante, se han ceñido a negar la mayor, parapetarse en el "no me acuerdo" que tan bien ha sabido usar en Supervivientes y seguir pregonando entre lágrimas invisibles el amor que le tiene a los hijos de Rocío, algo que también ha hecho cada día de su estancia en Honduras.
Lo cierto es que este especial bien podía haber acabado en media hora, pues en ese tiempo Olga ya había expuesto todos sus argumentos: que ella lo ha hecho mejor posible con los hijos de Rocío Carrasco y que no ha cometido ningún delito. Tampoco han estado a la altura unos colaboradores poco despiertos o, quizás, coartados por quién sabe qué directrices.
"Me he puesto en la piel de Rocío Carrasco desde el minuto uno", ha aseverado la protagonista sin que se le mueva una pestaña y sin que a nadie en el plató le escandalice tal afirmación.
Sólo Isabel Rábago ha sido capaz de poner contra las cuerdas a la ganadora de Supervivientes. "Dijiste que Rocío Flores llamaba a su madre todos los años por el Día de la Madre. La propia hija lo ha negado, ¿por qué mentiste?", ha preguntado la colaboradora. "Rocío Flores ha llamado a su madre muchas veces", se ha limitado a responder Olga, incapaz de rebatir el contundente argumento.
Otro de los momentos cumbre de la entrevista se ha producido cuando Olga ha visto el vídeo en el que Rocío Carrasco cuenta que sus hijos volvían cada 15 días de casa de su padre con piojos. "Por respeto a esos niños no voy a entrar en nada", ha respondido. ¡Con todo su santísimo! Ahora respeta a los hijos de Rocío y no habla de piojos, pero a la hora de hablar en programas de televisión y portadas de revista no ha dudado en dar todo tipo de detalles sobre la ausencia de la madre de esos niños.
El discurso de Olga es tan insustancial, premeditado y falto de veracidad que su entrevista ha valido incluso para desmentir lo que ella misma y Antonio David han defendido en estos años. Y es que ambos han reiterado hasta la saciedad que Rocío y David Flores siempre han estado al margen del conflicto entre sus padres, pero la sevillana asegura ahora que David no preguntó por su madre durante su hospitalización porque "sabía que la relación padre-madre no era buena". Una vez más, nadie ha sido capaz de exponer esa clamorosa contradicción en plató.
Si a nivel televisivo este especial ha dejado que desear, a nivel ético ha supuesto una auténtica e inaceptable aberración. Telecinco, la cadena que ha sacado pecho presumiendo de ser adalid de la defensa de las mujeres maltratadas, ha permitido que la mujer de Antonio David siga ejerciendo la violencia mediática que la propia Rocío Carrasco ha denunciado en esa cadena. Quizás haya a quien a estas alturas le siga pareciendo que tal violencia no existió y que Rocío no es una víctima, pero la realidad es que desde Mediaset la han reconocido y han hecho un propósito de enmienda que ha acabado siendo lo que muchos ya temíamos: un negocio más.
Si la Tierra es redonda y Rocío es una víctima, si la docuserie es incuestionable y si Telecinco aspira a hacer justicia con Rocío Carrasco, no hay ninguna justificación posible a lo que se ha visto este miércoles. La burda explicación inicial de Sobera defendiendo que "todo el mundo tiene derecho a hablar" no tapará el afán de la cadena por convertir este caso en una guerra televisada entre mujeres, un intercambio de verdades -una más documentada que la otra- mientras el artífice de toda esta situación celebra en su casa cada pequeña victoria mediática que su mujer logra por él, con el consiguiente ingreso económico que ello le reporta.
Rocío Carrasco ha probado con documentos su verdad, mientras que este miércoles sólo se ha demostrado que Telecinco no es Netflix, que los tentáculos de Antonio David siguen tratando de asfixiar a su exmujer y que Olga Moreno no tiene nada que decir y que aportar más allá de cerrar filas en torno a su marido. No lo tiene.