El pasado 30 de abril Telecinco emitía la gran final de Got talent, una edición marcada por la pandemia. Una gana en la que había disciplinas artísticas para todos los gustos: cantantes, bailarines, cabareteros. La victoria, sin embargo, la logró Celia Muñoz, una ventrilocua que ofreció un espectáculo junto a su muñeco Joselito, de clara inspiración en el antaño niño prodigio.
“No tengo palabras, gracias. Gracias a todo el equipo de Got Talent, a todo el público maravilloso y gracias a mi familia, a mi marido... A toda mi familia”, decía emocionada Celia, al saberse ganadora.
Lo cierto es que, desde su primera intervención, Celia conectó con el público y con el jurado. En su debut se llevó los tres síes al interactuar con Joselito, y en la semifinal fue más allá. Ofreció un número en el que una vidente contactaba con un espíritu del más allá, el cual se ponía a cantar ópera en plena sesión. Entonces el jurado le dio el pase de oro.
Celia tenía formación como cantante y actriz, y llegó a la ventriloquía tras ver una actuación de America´s Got Talent. Eso llamó su atención y comenzó a formarse, hasta llegar a ser la maestra que todo el mundo pudo ver en Telecinco.
Con su triunfo se premiaba además a todos esos profesionales del entretenimiento que, como ella, divierten a los espectadores acompañados de un títere o cualquier otro recurso. Un sector que en España popularizó Herta Frankel con su perrita Marilyn, José Luis Moreno o Mari Carmen y sus muñecos.
Sin embargo, dos meses y medio más tarde, Telecinco ha cambiado las tornas alrededor de la ventriloquía. A raíz de la de la detención de José Luis Moreno, en Sálvame y otros programas similares (como Socialité) se han dedicado a atacar a los ventrílocuos.
La pasada semana, en estas mismas páginas, analizábamos la escabechina que estaban haciendo con Mari Carmen y sus Muñecos. Una señora de 78 años, que nunca se ha metido con nadie, y a quien ahora están dejando de harpía. Todo ello porque en un libro que se publicó hace 20 años un compositor que dijo que Mari Carmen “incompetente e irresponsable, no tiene ni la mejor idea del medio en el que se desenvuelve”. También utilizan como fuente a la locutora Encarna Sánchez, fallecida hace más de 30 años, pues en cierto día dijo en su programa de radio. “Procura no llamarme, porque te he calado. Tú habla de tus tonterías y gilipolleces con Doña Rogelia, pero de mí no hables, que soy una persona muy seria”.
Por su parte, sobre José Luis Moreno se analizó al detalle cómo era su relación con sus marionetas. Cómo las guardaba, cómo trabajaba con ellas, quién las fabricó. Cualquier cosa era buena para sacarle punta.
La cosa, sin embargo, ha ido más allá. El jueves 22 se dijo en Sálvame que “esos muñecos aparentemente inocentes (de ventriloquía) podrían no serlo tanto”. En un vídeo se escuchó a Jorge Javier Vázquez decir que, según algunos, “los muñecos cuando toman contacto con los humanos se apoderan del alma de los humanos”.
Por momentos, se habló de un aspecto casi mágico de los muñecos de ventriloquía. Sacaron una noticia del Daily Mail de una muñeca de ventriloquía de la Segunda Guerra Mundial que parpadea y mueve la boca. “Cuando esos muñecos toman vida sus dueños dejan de existir” se decía en otro momento.
Una antigua trabajadora de Mari Carmen explicaba cómo era “bastante violento y terrorífico” que su jefa le hablase con voz de Doña Rogelia. Un redactor le preguntaba a una trabajadora de José Luis Moreno que si el empresario “puede estar poseído por algún muñeco”. “Había algo en la mirada que no me gustaba, no es una mirada sana, como si tuviera doble personalidad” respondía la antigua empleada de Moreno.
En el plató estaba como invitada Victoria Braojos, directora del Museo de la Baraja, del Tarot y Esoterismo de Madrid. “¿Puede haber muñecos malditos, una carga negativa?” le preguntaba Carlota Corredera, la presentadora. “Hay muñecos que son habitados por energías que han sido llamadas especialmente para que habiten esos muñecos” decía Braojos. Según su punto de vista, para ella hay algunas marionetas como el pájaro Rockefeller y el pato Nícol que le “imponen una distancia”, que le generan malas vibraciones.
Dejando la brujería a un lado, el programa fue más allá y puso en duda la salud mental de cualquiera cuya profesión sea hablar con un muñeco. “¿Pueden los ventrílocuos establecer relaciones sanas con sus muñecos?” se preguntaban. Fuentes como Kiko Matamoros consideraban que “tiene que producirse una especie de esquizofrenia”. “Normal, lo que se dice normal, no nos parece mucho”, insistía una voz en off. Incluso hablaron con un psicólogo, que dijo que a través de este espectáculo una persona puede decir cosas que no se atreve por estar escudado en un muñeco.
Con todo esto, podemos apreciar cómo Telecinco ha pasado de dignificar la profesión de ventrílocuo a despreciarla en cuestión de un trimestre. Tras aplaudir y ensalzar a Celia Muñoz, la misma cadena ha dejado a los ventrílocuos de personas con “doble personalidad”, “esquizofrénicos”, de gente que no es “normal”. Artistas “poseídos por muñecos”. Un todo vale, una vez más, con tal de generar un poquito de morbo y contenido.