Poco a poco se va conociendo el casting de la próxima edición de Tu cara me suena. Los Morancos, Agoney, Loles León o Lydia Bosch son ya algunos de los nombres confirmados por el concurso de imitaciones, que podría volver a la televisión a inicios del próximo curso televisivo.
De esos artistas, Lydia Bosch es la que tiene un mayor reto por delante, pues nunca ha pasado por Tu cara me suena como invitada. No sabe, de momento, lo que es meterse en la piel de un cantante, pelucas y maquillaje mediante, para clavar sus vicios vocales, sus gestos, su alma.
Sin embargo, tiene algo completamente a su favor: su amplia trayectoria, su experiencia delante de las cámaras, como actriz y como presentadora. Conoce perfectamente el medio audiovisual, y ha trabajado en proyectos que requerían grandes sesiones de grabación, como El gran juego de la oca o Un, dos, tres, responda otra vez, donde la conocimos como azafata y bailarina.
De hecho, muchos esperamos encontrarnos con aquella primigenia Lydia Bosch, llena de ilusiones y de ganas de divertirse. La que nos enamoró como presentadora, la que tenía un sentido del humor que brillaba junto a Emilio Aragón, la que se dejaba literalmente la piel en el plató si el espectáculo lo requería.
Durante los años 90, Lydia Bosch fue uno de los rostros televisivos más queridos. Su personaje de Alicia en Médico de familia fue un auténtico fenómeno. Una periodista muy ligada a los suyos, en apariencia fuerte, pero que tuvo que lidiar con un novio maltratador hasta comprender que el hombre de su vida es su cuñado, el viudo de su difunta hermana.
Aquel papel le hizo ganar el Fotogramas de Plata o el TP de Oro a la mejor actriz, y le abrió las puertas a otras producciones familiares como Dime que me quieres, emitida por Antena 3.
Sin embargo, en aquel entonces, no sabemos hasta qué punto de forma consciente o casual, Lydia fue reconduciendo su carrera hacia papeles más dramáticos, quizá por lo denostado que siempre ha estado el trabajo en la comedia.
Así llegaron películas como You’re the one (por la que fue nominada al Goya), y proyectos llenos de intriga como Motivos personales, Gran Hotel, La verdad, o cintas como La Hermandad. Poco a poco, perdimos el rastro de aquella Bosch simpática y espontánea para pasar a una Lydia más madura y sufrida.
Ya hemos conocido pues todos sus registros, y por eso mismo su mayor reto será tomarse Tu cara me suena como un juego. Un programa al que hay que ir a trabajar duro, pero también a divertirse. Ya no nos tiene que demostrar nada, sabemos de sobra lo gran profesional que es. Por ello debería recuperar aquella esencia que nos enamoró en el Un, dos, tres o la Oca y trasladarla al pulsador, con personajes que nos dejen con la boca abierta.
Sabemos de antemano que no será la gran voz de la edición, pero Lydia Bosch tiene la inteligencia suficiente para suplir esa carencia con trabajo duro. Nos dejará grandes imitaciones, ya que al no poder escudarse en su voz lo dará todo recreando movimientos y gestos, emulando los vicios vocales de los cantantes que imite. Su gracia natural y su disciplina harán que su rango vocal importe poco.
‘La verdad’, su último gran proyecto en televisión
Médico de familia, ¿Quién da la vez?, Lleno, por favor, Dime que me quieres o Motivos personales son algunos de los trabajos televisivos que, como actriz, ha llevado a cabo Lydia Bosch en su dilatada carrera.
El último gran proyecto en la que la vimos participar, con permiso de Servir y proteger, fue La verdad, una serie que protagonizó para Telecinco y que se estrenó hace tres años. Su personaje, llamado igual que ella, era una madre que ha estado 9 años luchando por encontrar a su hija desaparecida, pero que se llena de dudas cuando su la misma aparece.
Telecinco no trató demasiado bien a esta serie. Prevista para estrenarse en febrero, finalmente vio la luz en mayo. Su única temporada fue dividida en dos partes, y además varió su día de emisión.
La serie se estrenó en la noche de los lunes, tras su bajada en audiencias saltó a los martes, emitió su penúltimo episodio en la noche de los jueves y se despidió un miércoles. En una ocasión, incluso, suspendió el capítulo previsto tras un partido de fútbol y fue sustituido por sorpresa por una tertulia. La serie se despidió con una media de 1.852.000 espectadores y un 12,8% de cuota de pantalla, unos datos bajos para lo que se manejaba entonces.