Los nuevos episodios de Amar es para siempre arrancan en septiembre de 1980 con la celebración del cumpleaños del patriarca de Los Asturianos, Pelayo Gómez, y con muchas preguntas en el aire que se desvelarán a lo largo de tan señalado evento.
No se sabe qué ha sido del abogado Guillermo Galán. Tampoco qué ha sido de Emma y de Manolín, ni de por qué Sebas languidece y dice querer morirse. Benigna tampoco está muy católica, y es que ha fracasado en todos los negocios que ha intentado montar en el local que la regaló Lorenzo Bravo. Tampoco se espera la llegada de una antigua conocida, doña Visi -Miss Visitation-, que vuelve de Finlandia para alterar la vida del barrio, pero, sobre todo, la de Benigna y Quintero.
Esta nueva temporada cuenta la historia de la empresa familiar Garlo, una importante empresa juguetera, con jugueterías propias, que ayuda a reflejar el auge de este sector en la España de inicios de los 80. Germán, el dueño, está enfermo y parece que su hijo Raúl, pese a estar bien preparado, no tiene la chispa y la creatividad de su sobrino, Francisco. Carmen, la matriarca, es consciente de las virtudes y de las carencias de su hijo, pero guarda un turbio secreto.
Los abogados, Quintero y Cristina, han trasladado su despacho a un piso grande de la calle San Bernardo donde comparten espacio con la psicóloga Sonia Casado y su ayudante, el buscavidas de Medina. Casado escribe un consultorio sentimental para la revista Marlene y dirige una agencia matrimonial: vende como nadie la ilusión y la esperanza de emparejarse y enamorarse, pero su gran contradicción es ser una descreída del amor.