Se cumple la primera semana de concurso en Secret Story. La casa de los secretos. Los dieciséis concursantes que forman el casting de esta primera edición llevan desde el jueves pasado conviviendo en una de las casas más famosas de España (con permiso de los habitantes de Cantora): Guadalix de la Sierra. Sí, efectivamente. El mismo escenario que ha acogido desde hace dos décadas la producción y grabación de la friolera de veintiocho ediciones del legendario, Gran Hermano, en todas sus variantes.
Al fin y al cabo, ¿Secret Story no es Gran Hermano VIP? Claro que lo es. Simplemente se ha añadido una mecánica basado en secretos y engaños. Sin más. ¿Por qué Mediaset está pagando los derechos de un nuevo formato para enfocarlo igual que uno del que ya tienen la licencia? Muy sencillo: una sentencia que se está demorando más de la cuenta. Y para evitar posibles boicots publicitarios, como el de GH VIP 7 durante 2019, mejor prescindir temporalmente de la marca GH y desvincularse de ella, adaptando Secret Story, basado en Big Brother, o sea, Gran Hermano… En fin, un eufemismo. Sin embargo, un eufemismo que les permite hacer GH VIP sin la marca de GH VIP.
Sin embargo, la premisa es interesante. Zeppelin, la productora, ha puesto todo su empeño en mimar la adaptación del formato. Una nueva casa, un plató tuneado -que no nuevo- y un casting prometedor. Sí, prometedor. Cuando se iban anunciando (o filtrando) muchos de los nombres del casting, a priori, la gente se mostraba descontenta. Nunca entendí por qué.
Exceptuando a Sandra Pica, que participó en la fallida segunda edición de La casa fuerte hace unos pocos meses, habría que remontarse hasta la edición de Supervivientes 2017, o sea, casi cinco años atrás, para ver una participación reciente de algún concursante de Secret Story en algún reality. Los participantes de esta primera edición, o son nuevos en el género reality, como los Gemeliers, Cristina Porta, Chyntia Martínez, Miguel Frigenti o el colaborador, Luis Rollán; o sus últimos realities tuvieron lugar hace varios años, como Bigote Arrocet y Lucía Pariente (Supervivientes 2017), Sofía Cristo (El Reencuentro, 2011) o Isabel Rábago (Supervivientes 2015). No son nombres trillados o muy gastados en el género y se agradece, pues creo que eso nos permitirá conocerlos o redescubrirlos. Un buen punto a favor para el reality.
Carmen Borrego y Alejandra Rubio se vengan de Edmundo Arrocet
En cada reality hay un fichaje estrella o varios, según el presupuesto del que Paolo Vasile quiera disponer. En Supervivientes 2019 fue Isabel Pantoja o en GH VIP 7, la tristemente desaparecida Mila Ximénez, entre otros. Y para ser una primera edición de un nuevo reality, la cadena ha decidido que ese cupo lo ocupe Edmundo, la expareja de Teresa Campos.
Viendo los datos de los programas emitidos durante esta primera semana, habría que replantearse esta apuesta. Existen precedentes: su anterior participación en Supervivientes hace cuatro años. El chileno pasó sin pena ni gloria por el concurso y era el que contaba con el caché más elevado de su edición, pódium que compartía con Alba Carrillo, que supo entregarse al concurso. En Secret Story le sucederá lo mismo: no será recordado por el público. No entiendo cómo apostaron por él a estas alturas de la película.
Y es que, su participación, imposibilitó que alguna Campos, Carmen o Alejandra, pudiera fichar por el programa como concursantes. Según la información que manejamos en su día, cuando se cerró Edmundo, minaron todas las posibilidades de que una Campos participará, por primera vez, en un formato de tales características. Y ellas, parecen estar muy mosqueadas con él, por dos razones: por el daño que le hace a su madre/abuela y por dejarlas fuera de juego dentro de la casa.
Como hablan, hoy en día, Carmen y Terelu de Edmundo, dista mucho de cómo lo hicieron en su día, cuando el humorista participaba en Supervivientes. Aunque lo cierto es que hablaban bien de cara a la galería. Por detrás, sus comentarios no eran nada positivos. También es muy demagoga e incongruente la posición de las Campos en el conflicto: quieren proteger a la matriarca, pero se sientan en todos los platós que pueden para darle más cancha al tema y a Edmundo. Esto abre una pregunta: ¿todo vale para que las Campos puedan facturar?
Julen, un imprevisible y astuto jugador
Este martes se producía el primer careo entre Julen de la Guerra, el acusado, e Isabel Rábago, la acusadora. La periodista creía haber descubierto el secreto del extronista y lo citó en el cubo para exponer su teoría. Y la periodista pecó y bastante. Rábago creyó haber descubierto a Julen y nada más lejos de la realidad. Todo formaba parte del trabajo de ilusionismo que pícaramente desarrolló Julen. Su secreto no fue descubierto, pero él si se descubrió como un buen jugador y un rival a tener muy en cuenta.
Y es que a la colaboradora le molestó perder este primer y único (por ahora) asalto. Julen no ganó el pulso a Isabel Rábago, se lo ganó a su vanidad. Y de esto, la periodista peca bastante. Ya en los primeros días de convivencia y durante una charla distendida en el 24 horas, Rábago dejó entrever que entró obligada al concurso por la cadena: "Sí o sí’" fue lo que respondió cuando un compañero le preguntó que si se había pensando mucho su participación.
Ya de primeras, no puedo con estos concursantes que entran diciendo que son la apuesta fuerte del concurso para moverlo y que bajo esa excusa se permitan hacer o decir lo que les venga en gana. No pude con el fallido periodista Avilés el año pasado, y si sigue por ahí, con Rábago poco podré hacer más.
Ojito, que el afán de protagonismo de Rábago, el mismo que le impulsó a darle al pulsador para retar a Julen, puede jugarle muy malas pasadas. Camino que seguirá Miguel Frigenti en los próximos días, también. Y es que, Isabel y él guardan una trama que se encuentra candente y que promete estallar en la casa en las próximas horas. Parece ser que Isabel Rábago tuvo mucho que ver en el ¿despido? de Frigenti de Ya es mediodía, algo que el periodista no se lo perdona. A priori, este martes se nominaron. La guerra de los Fresh está a punto de estallar.