En los últimos días, haciendo un poco de zapping, ha resultado sencillo encontrarse con Terelu Campos en televisión. Ya sea por su intervención en directo en Viva la vida, o porque ha comenzado a comentar Secret Story, el nuevo reality de Telecinco. Además de opinar sobre el concurso de los famosos que habitan ahora en Guadalix, la comunicadora aprovechó para pedir protección para su madre, María Teresa Campos.
Al igual que dijo en Viva la vida, solicitó a los colegas periodistas que la aparten “lo máximo posible” de los medios de comunicación; y es que ella ha sido la primera sorprendida al escuchar a su madre hablar con Federico Jiménez Losantos de lo mal que lo está pasando desde que Bigote Arrocet está en Secret Story.
Incluso vemos a la malagueña en programas en los que no tendría por qué aparecer, como Sálvame. Este martes, el magacín de Jorge Javier Vázquez fue en busca de Terelu por los pasillos de Mediaset. Primero la persiguió Josep Ferré, el imitador del programa, que iba disfrazado de Bigote Arrocet; ante él, Terelu guardó silencio. Luego se sumó Jorge Javier, y más tarde, su hermana, Carmen Borrego, con la que se está vendiendo una historia de enfrentamientos y recelos.
“Mi familia es mi familia por encima de todo” decía Terelu, que no quería desencuentros ni tensiones. “Idos a vuestro programa, porque me parecería lo más ideal”, decía para finalizar su intervención en Sálvame.
Todo esto que hemos expuesto es dentro del universo de Mediaset, pero ahora mismo Terelu va más allá. Y desde este lunes la estamos viendo cocinar en MasterChef Celebrity, en Televisión Española. Ella quiere demostrar que no es un personaje únicamente del mundo rosa de Telecinco, sino una profesional de los medios, una celebridad que puede estar ahí entre actores, locutores y diseñadores de moda.
Resulta especialmente interesante que MasterChef haya fichado a Terelu; el programa demuestra que no hace de menos a la hija de María Teresa Campos, que no le importa que su nombre se relacione al mundo del corazón. No tiene complejos, rompe con esa barrera que separa a los famosos en diferentes categorías. No tiene problema en dar la bienvenida a celebridades que hayan despuntado gracias a concursos televisivos (como es el caso de Eduardo Navarrete, de Maestros de la costura), o a gente que trabaje en magacines de la competencia.
Ya que a Mediaset le gusta tanto el concepto de transversalidad, podemos decir que Terelu es realmente el mayor ejemplo de televisión transversal. Va de un programa de actualidad a uno de cocina, opina de su vida familiar y hace albóndigas de rape con el mismo empeño en La última cena y en MasterChef (sí, cocinó el mismo plato en los dos formatos).
Además, no tolera que nadie hable de su vida personal fuera de un programa de corazón. En MasterChef, Juanma Castaño bromeó sobre cuánto “le tira” el periodismo deportivo, e hizo referencia a “sus novios”, así como a “su pasado”. Ahí la que fuese presentadora de La Granja le paró los pies en seco. “Me estoy empezando a mosquear”, decía en un momento de las valoraciones. “¿Tú qué tienes que decir de mis novios?”, le espetaba después a su compañero, que volvía a poner de relieve su vida sentimental.
Con MasterChef, Terelu parece que sigue en el esfuerzo de abrirse otras puertas televisivas, conocer otros mundos, otras cadenas. Recordemos que a finales de 2020 ya la vimos en Antena 3, solo que sin saber su identidad durante varias semanas. Y es que ella fue una de las participantes de la primera edición de Mask Singer, donde se ocultaba en el traje de Cerdita.
Para ella no fue un trabajo sencillo Mask Singer. “Ha habido momentos que lo he pasado francamente mal”, aseguraba Terelu el día que perdió la máscara. Entonces reveló que le daba claustrofobia enfundarse el disfraz, pero el esfuerzo valía la pena. En Mask Singer volvía a demostrar esa versatilidad escénica de la que hacía gala en programas como Pasa la vida y Día a día, incluso en Mira quién baila, explotando un perfil que no tiene cabida en Viva la vida ni programas similares.