Lydia Lozano se ha desplazado hasta La Palma, la isla en la que se crio, para contar sobre el terreno la última hora sobre la erupción volcánica que tiene a los palmeros en vilo desde hace varios días.
La colaboradora se ha convertido en la enviada especial de Sálvame a la 'zona cero' de este fenómeno natural, pero lo cierto es que en sus primeras horas en La Isla Bonita ha recibido numerosas críticas por su forma de abordar esta tragedia.
Este miércoles se hacía viral un vídeo en el que un voluntario palmero increpa a la periodista porque, según él, le ha pedido ayuda para encontrar historias dramáticas. "¿Puede usted decir lo mismo que acaba de decir al llegar? ¿Qué necesita?", le pregunta al inicio de la grabación.
"Necesito a alguien que me cuente que necesita ayuda. Necesito a gente que lo haya pasado mal", reconoce ella. "Me parece muy fuerte que nada más llegar digas 'hola, soy de Sálvame, necesito a gente que lo esté pasando mal', le reprocha el ciudadano.
"Yo he estado en El Fuerte, llevo toda la mañana con gente que me pide que haga directos para que se vea que lo están pasando mal, que necesitan comida y dinero...", espeta Lydia, pero su interlocutor la interrumpe para preguntar "¿La publicidad que genere ese amarillismo lo van a donar a la causa?".
Mientras la colaboradora estaba replicando a esa cuestión, el hombre corta el vídeo y aparece, ya sin Lydia, explicando a cámara el motivo de su enfado: "Lo primero que hizo nada más llegar es decirme 'búscame a gente que haya pasado una desgracia'. Todos los medios que están pasando por aquí son muy educados, han ido a grabar la ayuda que está llegando y no han buscado la desgracia ajena ni el amarillismo", relata.
Cuestionados directos
Lydia Lozano también ha recibido numerosas críticas por las conexiones en directo que ha hecho en la tarde del miércoles desde La Palma. La colaboradora de Sálvame ha abordado con poca delicadeza a los ciudadanos que estaban volviendo a sus casas para recoger lo que pudieran antes de que fueran engullidas por la lava.
La periodista, que en varias ocasiones no ha podido contener la emoción, se quedó en blanco en varias ocasiones y reconoció no saber qué preguntar a quienes se enfrentaban a una situación tan complicada. Además, intentó hablar con los bomberos que se encontraban guiando los desalojos, saltándose el cordón policial y provocando que los agentes tuvieran que perseguirla para indicarle, visiblemente molestos, que volviera a su sitio.