Paca la Piraña: "Tengo orgasmos cuando veo a tanta gente aplaudiéndome"
- La que fue la amiga más fiel de Cristina la Veneno ha resurgido profesionalmente está triunfando con el 'Gran hotel de las reinas'.
- Supremme de Luxe reivindica el arte drag: "Llevo 20 años oyendo las mismas quejas de los empresarios"
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Tras varios años prácticamente desaparecida, Paca la Piraña está viviendo un auténtico resurgir mediático y profesional gracias a su reaparición en la serie Veneno. La que fuese fiel amiga y protectora de Cristina Ortiz volvió a sentir el calor del público gracias a la ficción de los Javis, algo que ahora puede palpar aún más de cerca en el espectáculo 'Gran hotel de las reinas', que desde el pasado 7 de octubre tiene su parada en Madrid.
Paca es la deslenguada recepcionista del peculiar hotel regentado por Supremme Deluxe en este show protagonizado por las diez reinas de Drag Race España. La artista confiesa estar "como una niña con muñeca nueva" y, pese a que en un principio no quería hacer el espectáculo, ya sueña con estar todo el año "de tourné" y viajar de gira al extranjero.
¿Cómo estás viviendo el éxito del 'Gran hotel de las reinas'?
Yo no quería venir, porque pensaba "¿dónde voy yo con tanta gente joven?". Tienen todas 20 años y yo con 60 tacos y gorda como un centollo. Pero con 'Veneno' tampoco quería y fue un éxito total, así que dije "pues también me voy a subir al carro de esto". Yo nunca había actuado en sitios tan grandes y, cuando veo a tanta gente aplaudiendo me meo en las bragas, me da como un orgasmo. No llego al clímax total pero mojo las braguillas. Es un placer y una satisfacción llegar a mi edad y tener éxito. A mí me gustaría pasar a la historia del arte y de España.
¿Tenías ganas de volver al mundo del espectáculo?
Sí, aunque me hubiese gustado hacerlo jovencísima y delgadísima, abrirme de piernas en el escenario y hacer ventosa, pero igualmente estoy feliz, porque esto es lo que yo había hecho siempre.
¿Qué tal llevas la convivencia con las reinas de 'Drag race'?
Yo soy una mujer alegre y me llevo bien con todo el mundo. Tenemos los camerinos separados y no hay tanto roce, pero salimos a comer juntas y nos llevamos muy bien. Todavía no ha habido ninguna bronca. A lo mejor luego entre ellas se han matado, pero yo no me he enterado.
¿Sientes que además de ser un show de entretenimiento hacéis una labor social hacia el colectivo LGTBI?
A mí el espectáculo me gusta hacerlo para todos los públicos, que sea algo ameno y divertido. Vienen padres, madres, niños y niñas y hasta viejas con 100 años. Que seamos del colectivo no quiere decir que el público se identifique como podía pasar con 'Veneno'. La gente viene a pasarlo bien, a disfrutar y a bailar.
¿Te sientes una afortunada por poder seguir viviendo del espectáculo a tu edad?
Yo siempre digo que para el artisteo hay que valer y tener tablas. Es un oficio complicado y no siempre tienes trabajo. Si eres buena y vales, tendrás trabajo, pero si eres una petarda a lo mejor no te llaman. Además, vale mucho dinero, porque te tienes que comprar vestuario, pelucas, tacones... Yo siempre he dicho que si sales a un sitio tienes que dar una imagen bonita, elegante, no salir con una fregona puesta en la cabeza. Cuanta mejor presencia tengas, mejor será tu caché.
¿Por qué dejaste de hacer shows en discotecas y locales?
Lo dejé porque querían pagar una miseria. Por 50 euros yo no te hago un espectáculo, porque si tengo que coger un taxi ya se me van 20. Es una profesión muy sacrificada y cara. Ahora estoy muy contenta porque lo puedo hacer, tengo las espaldas cubiertas, pero para hacer shows yo sola me lo pensaría más. Yo si doy un espectáculo, me lo tienes que pagar. Si no, llamas a una petarda que te haga un show con una peluca de los chinos y unos tacones de su madre.
¿Te esperabas este resurgir mediático y profesional que has tenido gracias a 'Veneno'?
Pues mira, yo me retiré de todo por problemas familiares y porque ya era mayor. Todo tiene su etapa y yo cerré mi ciclo en Valencia. Estuve un año mentalizándome de que tenía que empezar de cero, sin trabajo y sin nada, no tenía ni para bragas. Estuve apática y sin saber para dónde tirar, hasta que mi hermano me colocó como limpiadora. Ganaba 600 euros al mes y pensaba que ahí ya tendría para mi vejez, pero entonces vinieron los Javis y, cuando me dijeron lo que iba a ganar con 'Veneno', yo no pensé en fama, pensé en pagar mis deudas. Y lo que me ha sorprendido es lo que me quiere la gente por salir en la tele, eso es lo que más me motiva del éxito. Lo que me da miedo es que algún día me secuestre un loco y pida un rescate por mí.