Los espectadores de MasterChef Celebrity suelen bromear en las redes sociales con lo poco (o nada) que vemos a Samantha Vallejo-Nágera cocinar. Mientras que Jordi Cruz y Pepe Rodríguez se ponen a menudo la chaquetilla para ayudar a los equipos cuando los platos en las pruebas por equipo no salen, ella se limita a ser la juez que echa a suerte quién va con quién, para luego charlar con los invitados. Y eso no es malo en absoluto: tiene un rol muy definido en el programa y todo funciona a las mil maravillas tal y como está.
Sin embargo, Samantha sí hay una cosa en la que necesita mejorar: su forma de comunicarse, pues está abusando de los gritos para dar órdenes. Esta temporada está abusando de chillidos, y realmente resulta molesto escuchar sus bocinazos desde casa, y más teniendo en cuenta las horas de emisión y todo lo que se alarga el formato.
Lo de la chef y sus gritos no es nuevo de esta edición, ojo, pero sí puede ser que en la actual temporada sea cuando más arriba se esté viniendo. Solo hay que darse una vuelta por las redes sociales para ver cómo los espectadores piden que pare de chillar. Sobre todo porque provoca que otros concursantes como Eduardo Navarrete o David Bustamante también alcen la voz convirtiendo el cocinado en un auténtico jaleo.
Este lunes, en Zapeando, Miki Nadal, que fue expulsado junto a Terelu Campos, habló al respecto. “Lo que me gusta de Samantha es que grita, pero no tiene un in crescendo en su tono de voz, hace el salto de 0 a 100. ¡Ni un Ferrari! Ella es de mecha corta, pero la verdad es que te espabila, es como echarte un chorro de agua fresca. Es como, ¿qué ha pasado?”, decía el cómico.
Ya en el pasado ha habido gente que le ha pedido a Samantha que deje de gritar, no ya desde casa, sino cara a cara. Un ejemplo lo vimos este mismo año, en la edición con anónimos que terminó el pasado verano. En una prueba ubicada en Sevilla, en una prueba ambientada en la feria de abril, acudió como invitada Laura Sánchez, que había participado en MasterChef Celebrity 5, y tuvo que pedirle que echase el freno.
El chef Dani García diseñó un menú que se cocinó en el Real Alcázar sevillano, y como la cosa no marchaba esperaba Samantha comenzó a gritar. Pero Laura, que ya no se jugaba nada, le puso los puntos sobre las íes. “Samantha, no es necesario, de verdad te lo digo. No es necesario”, le pidió la modelo, en un mensaje que fue muy celebrado en las redes sociales. Además, ese día no parecía que la cosa fuese tan mal como en otras ocasiones. Pero Vallejo-Nágera justificó su actitud. “¡Quiero que se pongan las pilas y es la única manera de que obedezcan! ¡Venga, a currar!”, dijo la propietaria del Casa Taberna, dejando claro que la petición le había entrado por una oreja y le había salido por la otra.
Samantha es consciente de que grita. En una entrevista en El Español en julio de este año recordó que “MasterChef es un concurso, es entretenimiento”, y considera que alzando la voz rema a favor de obra. “Yo en mi cocina no grito porque son profesionales y lo hacen fenomenal, pero cuando llegas a una cocina y hay que entregarlo todo ya… Pues hay que darles un grito”, relataba. “Es parte del espectáculo. A algunos les encanta y otros lo odian. No sé. No conozco a nadie que haga feliz a todo el mundo. A lo mejor Nadal, pues sí…”, decía entonces.
¿Se podría hacer espectáculo de otra forma? Está claro que sí. No hace falta parecer siempre enfadada, y un consejo con dulzura y unas recomendaciones claras y directas pueden ser tan efectivas (o incluso más) que todos los gritos del mundo. Y más teniendo en cuenta que cuando más alza la voz es en las pruebas de exteriores, esas que arrancan pasadas las once de la noche, unas horas en las que poco apetece una escandalera a través de la pequeña pantalla.