Las quejas sobre la duración de MasterChef son más viejas que el hilo negro. El formato de cocinas estrella de Televisión Española, da igual que sea en su versión Celebrity o de anónimos, se alarga alrededor de las tres horas, en las que se ofrecen tres pruebas con mucho relleno y mucho teatro por parte de los jueces Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera.
Como consecuencia de esto, a menudo los espectadores que quieran saber quién se va de las cocinas tienen que permanecer despiertos hasta la una de la madrugada. Algo que no debería permitirse en una Televisión Pública que hace un año, con el que se pretendía “promover la racionalización de los horarios, la conciliación familiar, el descanso y el consumo responsable de televisión” con el que representar “una actitud socialmente más responsable y acorde a una sociedad moderna y desarrollada”.
Este mes de septiembre el primer episodio de MasterChef Celebrity comenzó alargándose por encima de lo necesario: no se finiquitó hasta las 02.01 de la madrugada. Fue líder de la noche, y anotó un 20% con 1.943.000 espectadores de audiencia media. El programa duró 3 horas y 45 minutos, a los que hay que añadir unas breves pausas promocionales.
Desde entonces el propósito de enmienda ha sido ligero; la entrega que ha acabado más pronto fue el capítulo del 27 de septiembre, que cerró las puertas de las cocinas a las 01:30 en punto; los otros terminan 10, 15, 20 minutos después. Demasiado para un espectador medio que tiene que madrugar al día siguiente.
Del mismo modo, desde que arrancó el presente curso televisivo, José Manuel Pérez Tornero, presidente de RTVE, ha mostrado mucha preocupación por la ya mencionada conciliación personal, y a finales de septiembre mencionó la intención de ver antes los contenidos del prime time de la Corporación.
En el programa RTVE Responde aseguró que algunos contenidos a través de RTVE Play, la nueva plataforma de la televisión pública, se adelantarían algunos contenidos para que puedan “acabar antes que en la televisión”. Muchos entonces esperábamos que MasterChef estuviese disponible para poder ver en streaming unas horas antes de su estreno en abierto, marcando cada cual su ritmo. Cierto es que Pérez Tornero no había hecho ninguna referencia al talent culinario, y poco después descubrimos que efectivamente todo fue un espejismo. MasterChef ni empezará antes, ni nada que se le parezca.
Y es que el 10 de octubre, el propio Pérez Tonero dijo en el periódico ABC MasterChef no estará disponible antes en la plataforma, como ha sucedido con series como Ana Tramel. “Con MasterChef solo lo vamos a hacer a posteriori. A priori ya hemos decidido que no puede ser, sería desvelar el final de cada capítulo”, señalaba el presidente.
¿Supuso eso un punto y final al debate? En absoluto. Las quejas continúan, a pesar de que el formato sea líder cada noche de emisión. Y esta semana se volvió a dar una vuelta al tema con nuevas declaraciones. Ahora el presidente asegura que se está estudiando que el talent comience antes de la segunda edición del Telediario y finalice después del informativo, aunque ve “difícil” que se pueda anticipar. “Lo que no queremos es dar el desenlace en la web antes de que se haya producido”, insiste. Como si MasterChef fuese un whodunit a lo Diez Negritos de Agatha Christie en el que no te pueden destripar el final.
El ente público necesita comprender que lo maravilloso del formato de MasterChef no es saber quién se va, sino acompañar a los aspirantes, anónimos o famosos, durante el cocinado. Ver a Verónica Forqué peleándose con la bandeja del horno como el pasado lunes es mil veces más fascinante que la despedida de Terelu o de Victoria Abril.
Tienen que superar ese miedo al spoiler, porque además la experiencia de otros programas nos han dicho que no es para tanto. Ya analizamos en estas páginas que, por ejemplo, Tu cara me suena preestrenó su anterior temporada en la plataforma ATRESplayer Premium y que eso no le impidió conseguir grandes datos de audiencia, pues logró la complicidad tanto del público como de la crítica especializada para no destripar ganadores y perdedores.