"Queremos dar a La Hora de La 1 rigor, empatía y cercanía, que no está reñido con ser ameno y sonriente", explicaba la directora de Contenidos Generales de RTVE, Amalia Martínez de Velasco, durante la presentación del nuevo magacine matinal de la televisión pública el pasado septiembre.
Unas palabras que también defendían sus presentadores, Marc Sala y Silvia Intxaurrondo. "Para que la gente te escuche y te atienda tienes que hablar como hablan ellos, de forma didáctica, con emoción y también con rigor en la información", decía la periodista vasca en una entrevista con BLUPER.
Sin embargo, ese rigor del que tanto hablaban parece que se les olvidó el pasado martes cuando daban voz al testimonio de Manel Monteagudo, un gallego de 65 años que aseguraba haber estado en coma durante 35 años.
Entonces, Intxaurrondo entrevistó a este escritor durante casi trece minutos sin cuestionar en ningún momento su testimonio, el cual dejaba muchas dudas y contradicciones por el camino. Tampoco parece que el equipo del programa se molestase en teclear su nombre en Google para descubrir que este señor ya estaba dando entrevistas hace dos años y que en realidad se llamaba José Manuel Blanco Castro.
Y ni mucho menos se llamó a expertos para que aclararasen si es posible que una persona puede estar 35 años en coma, y qué consecuencias tiene; o cómo es posible que contrajera matrimonio en su estado o hubiera tenido dos hijas.
En RTVE no han sido los únicos en tragarse este bulo. Desgraciadamente la lista es larga. Pero a la televisión pública siempre hay que exigirle más. Sobre todo porque las audiencias nunca deben condicionar su forma de actuar o a la hora de elegir los contenidos. Si en la radiotelevisión pública se da así bola a las fake news, ¿qué nos queda a los ciudadanos?
Hace unos meses, Mónica López tuvo que salir a pedir disculpas por un simple rótulo sobre la princesa Leonor después de que éste se utilizara como arma política contra RTVE. Una auténtica chorrada que mostraba las vergüenzas de la Corporación y ponía en evidencia su falta de independencia.
Por eso ahora no se puede tolerar que desde La Hora de La 1 o VerificaRTVE, la herramienta de investigación de bulos y desinformación de la pública, no se salga al paso de esta historia, se aplique el Manuel de Estilo de la Corporación RTVE y se le explique a los espectadores todas las inverosimilitudes que contiene. El silencio no es una opción.
Tampoco el de los profesionales de la casa que en otras ocasiones sí pusieron el grito en el cielo por prácticas poco deontológicas llevadas a cabo en el programa de Jesús Cintora, el malogrado Las cosas claras. TVE se juega mucho. Su prestigio, su relevancia, su marca.
"El periodismo que debe hacer TVE es público, valioso, informar con profundidad. Todo lo que sea banalización, show y escándalo no debería estar en ninguna parte de RTVE, pero fundamentalmente en los informativos", defendía el nuevo presidente de la corporación, José Manuel Pérez Tornero. Tomen nota porque ésa no es la TVE que queremos.