Me parece indignante el cariz que ha tomado Secret Story. La casa de los secretos. Un formato que prometía tanto… y en lo que ha quedado. Hay una cosa que tengo cada día más clara: el programa se ha posicionado a favor de unos y en contra de otros. ¿Con qué fin? Lo desconozco. También las razones.
No dudaron en llamar a Adara para que les levantara el programa, le pusieron la alfombra roja para convencerla de entrar en la casa ya que es muy buena concursante de realities y, pobre ingenua, picó en la trampa. Lo mismo le sucedió a Sofía Suescun en su fallida etapa en GH DÚO en 2019.
El titular es sencillo: te exprimen al máximo y, cuando quieren, cuando ya estás desgastado, te exponen a tu suerte. Así es. La televisión es tu amante más peligroso. Con la misma rapidez que te quiere, te puede odiar. Por poner un ejemplo: ¿acaso os habéis olvidado de cuando encumbraron a la mismísima Isabel Pantoja, que la mimaron con mil y un detalles, para defenestrarla más tarde? Nunca debe fiarse uno de la televisión, y menos de Telecinco. Y Adara es tan ingenua, que no lo pronosticó.
Me da la sensación de que en las últimas galas los vídeos están sesgados. Hay comportamientos que no logro entender ya que no les veo ninguna lógica. Está claro que al público le falta información, información que el mismo programa está obviando y que perjudicaría a otros concursantes. ¿Por qué tanto interés en proteger a Luca y Cristina? No lo entiendo. ¿Por qué se les permite de todo sin ningún tipo de límites?
El pasado martes, Adara se vio envuelta en una discusión en la que le enfrentaron con hasta cuatro compañeros al mismo tiempo. Aunque tampoco me extraña. Luis, Luca o Cristina van así por la vida, en manada. Pero han topado con una Adara Molinero, curtida en mil y una batallas en el género y que puede con diez como ellos.
¡Y pensar que casi siempre he detestado a Adara pese a parecerme una buena concursante de realities! Han conseguido que me guste por primera vez. Y es que al final, a una Adara se le ve venir. No tiene la capacidad para urdir una mísera estrategia. No quiero decir que sea plana, al contrario, nunca deja de sorprenderte ella ni sus giros de guión.
Pero es todo lo contrario a Cristina. La periodista viene con todo el concurso medido y calibrado para encajar en ese molde perfecto que hablábamos hace algunas semanas. Tal es la vista gorda que hace el programa con ella, que el pasado martes su hermana entró en directo para apoyarle. Le sirvió bien de información e instrucciones: aléjate de Miguel y acércate más a Luca, que está vendiendo mejor. ¿Vendiendo mejor a quién? A cuatro fans y cada día menos.
A Adara le dejaron a su suerte el martes pasado. La expusieron sin miramientos. Ella pedía incesantemente abandonar el concurso. Y cómo debe ser la cosa para que lo diga ella, con lo que le gusta un reality. Se la quieren cargar. Es un hecho. No sólo sus compañeros, sino el programa también parece ser. ¿Y para qué recurrieron a ella entonces? Cómo me recuerda esto a lo que sucedió hace dos años con Sofía Suescun.
Y Adara resucitó a Luis Rollán (si alguna vez estuvo en la casa)
El pasado martes pude resolver una cuestión que me tenía inquieto: después de diez semanas, Luis Rollán apareció en escena. Creía que se habían olvidado de él en el hotel donde se hospedan los concursantes antes de entrar al concurso. Pero, ¡qué va! Estaba en la casa. Se habría mimetizado con algún mueble estos dos meses. Menos mal que estaba Adara para resucitarlo.
Después de más de 70 días de letargo, el colaborador aburrió a la audiencia con un monólogo pobre y repetitivo. Que Adara es la mala de la película, vino a decir. Si tan mala es Adara, haberlo dicho en estos dos meses y pico que has tenido tiempo, Luis. No ahora cuando la marea va en contra de la madrileña. A ver si de esta manera Luis gana un poco de notoriedad y deja claro, de una vez por todas, que sí, que ha participado en Secret Story, y en la edición de 2021.