En las últimas semanas, Mediaset ha resucitado el caso de la polémica muerte de Mario Biondo, exmarido de Raquel Sánchez Silva. El programa Todo es verdad ha abordado la reapertura de la causa judicial en Italia y Sálvame ha aprovechado para sumarse al debate mediático, llenando su escaleta diaria con tertulias sobre el suicidio de Biondo que no aportan nada nuevo más allá del morbo y el daño gratuito a la viuda.
Esta no es la primera vez, ni mucho menos, que el programa vespertino de Telecinco se salta su tono habitual para tratar el suceso de moda, sumando a su plantel de colaboradores la presencia de figuras expertas que aporten una apariencia de seriedad al asunto, aunque en la práctica se siga apostando por el espectáculo.
Poco antes de entregarse a la trama Biondo, Sálvame dedicaba buena parte de su emisión a otro antiguo caso que ha vuelto a estar de actualidad por la emisión de una docuserie sobre el mismo. Se trata del asesinato de Rocío Wanninkhof, cuyos pormenores analiza el documental de HBO Max Dolores, la verdad sobre el caso Wanninnkhof.
Este true crime está producido por Unicorn (El programa de AR) y ha conseguido la primera entrevista a Dolores Vázquez, la que fue principal sospechosa e injustamente juzgada por la muerte de Rocío.
Telecinco emitió, de forma promocional, el segundo episodio de la serie, precedido de un capítulo introductorio analizando el contexto del caso. Posteriormente, Sálvame acogió durante varios días tertulias sobre este tema y habló con protagonistas como la que fuera suegra de Rocío Wanninkhof o el propio novio de la joven, que también fue señalado por Alicia Hornos como presunto asesino.
Tanto Biondo como Wanninkhof han servido al espacio de La Fábrica de la Tele para rellenar sus cuatro horas de duración -a veces cinco- a la vez que intenta atrapar la atención de una audiencia que se ha ido desvinculando del formato, sobre todo desde que la serie turca Tierra amarga aterrizase en Antena 3.
Otros sucesos de interés mediático como el rescate de Julen, el asesinato del pequeño Gabriel a manos de la pareja de su padre o la erupción del volcán de La Palma también han formado parte de la escaleta de Sálvame en los últimos tiempos.
En muchos de los casos mencionados, la forma en la que el programa trata el asunto le ha reportado más críticas que buenos datos a la cadena. De hecho, estos días ni las entregas dedicadas a la muerte de Mario Biondo ni la entrevista de sus padres en Sábado Deluxe han logrado grandes resultados de audiencia.
Lo cierto es que, más allá del éxito o fracaso de esa estrategia, en sus 12 años de emisión Sálvame ha demostrado una gran capacidad para adaptarse a las circunstancias. Pase lo que pase en el mundo del corazón, la maquinaria del formato no se detiene y, ante la falta de actualidad, las tramas internas de los colaboradores o la actualidad de otras ramas de la información han servido para mantener en alto el programa.
Esta deriva hacia asuntos más 'serios' ha implicado también la incorporación de nuevos rostros que cada vez son más asiduos al formato. Es el caso del doctor Sánchez Martos, que desde la pandemia ofrece consejos sobre salud; el periodista David Aleman, que analiza los sucesos de actualidad; o la abogada Montse Suárez, que ilustra a la audiencia sobre asuntos legales y judiciales en casos complejos como el de José Luis Moreno o el propio suicidio de Mario Biondo.
De esta manera, el programa estrella de las tardes de Telecinco intenta combinar el particular tono que le llevó al éxito con nuevos contenidos que, sin embargo, a menudo ponen en tela de juicio el rigor y la seriedad del formato, donde el morbo y el amarillismo suelen primar sobre la información veraz y los datos objetivos.