El Año Nuevo ha comenzado movido en el plató de Viva la vida, de Telecinco. Y es que, por enésima vez, el falso periodista José Antonio Avilés ha buscado su minuto de fama a toda costa, hasta el punto de que Emma García, la presentadora, ha tenido que echarlo del plató plató para que se relaje.
Todo comenzó con una información sobre Isabel Pantoja, y una llamada de Kiko Rivera a su madre para arreglar las cosas. Fue ahí cuando Avilés reveló que lo que él sabía es porque se lo había contado Raquel Bollo, una colaboradora presente en el plató, en un momento de privacidad, cuando iban en el coche del programa desde la estación de Atocha.
“Con 46 años que tengo y 16 que llevo en televisión, mis compañeros me avisaron de que contigo me cuidara mucho. Te tengo cariño, cogemos el AVE de vuelta juntos, pero todo lo que escucho de ti durante las dos horas que compartimos son tus historias. Te lo he dicho más de una vez: no escuchas. Me pides consejo y no escuchas”, le decía entonces Raquel Bollo, si bien Avilés no quería desviar la atención del tema de la Pantoja y le pedía que le negase lo que había dicho.
Emma García advertía entonces a Avilés que había que respetar los turnos de palabra o se dedicaría a cortar los micrófonos, explicó que la dirección buscaría las pruebas oportunas para ver si José Antonio tenía razón y quiso pasar a otro tema, tal como apuntaba la escaleta.
Avilés, sin embargo, decía que “no es justo” que se pasase a otro tema. “Lo que es justo o no lo decido yo. ¿Te parece bien, Avilés?”, le respondía con ironía la presentadora. Como el colaborador seguía quejándose, Emma le expulsó del plató. “Vete a airearte un poco. Por favor. Es que a mí no me hace ninguna gracia que hablemos todos a la vez. No por mí, sino por los espectadores que están en casa”. A continuación, explicó que con Avilés es difícil estar atento a todo lo que dice, y que el colaborador le hace liarse.
“Me saca de quicio”
Esta expulsión del plató coincide con una entrevista que Emma García ha dado a la revista Lecturas y en la que precisamente habla de Avilés. “Me saca de quicio, todos los fines de semana, a mí y al resto”, reconoce la comunicadora, cuando le preguntan qué punto de verdad en las discrepancias que se ven ante la cámara. Sin embargo, también cataloga al andaluz como “nuestro niño” y señala que su mano dura con él y con quien haga falta es para “que la gente en su casa nos pueda escuchar y pueda saber de qué estamos hablando. Es verdad que les puede la pasión, afortunadamente”.