Antena 3 ha hecho historia con su sorpasso a TVE en las Campanadas 2022, pero ha habido otro acontecimiento que no por tener menor repercusión ha sido menos importante. Cristina Pedroche, presentadora estrella de la Nochevieja de la cadena de Atresmedia, ha aprovechado la expectación generada por su vestido para lanzar un rotundo mensaje contra el odio hacia el colectivo LGTBI.
"Estamos entendiendo la importancia de amar y de que nadie es mejor que nadie. Sé quien quieras ser sin miedo, ama a quien quieras, con libertad y con orgullo. Un orgullo con mayúsculas", aseveró Pedroche ante una audiencia media de 7,5 millones de espectadores.
"Que no se nos olvide que los derechos que tanto esfuerzo, sudor y dolor nos ha costado conseguir no se pueden negociar, que son nuestros. Que el 2022 sea un año sin LGTBIfobia. Salud y amor para todos", concluyó su mensaje.
Esas 70 palabras han bastado para generar un intenso debate en redes sobre la forma en que la presentadora ha decidido abordar un problema que sigue afectando a nuestra sociedad y que se ha acrecentado con los discursos de odio que promueve la extrema derecha.
Pese a que, según datos del Ministerio del Interior, los delitos de odio hacia el colectivo LGTBI han aumentado un 9% desde 2014, algunas personas han preferido diseccionar el discurso de Pedroche en busca del mínimo error en lugar de aplaudir que una exitosa presentadora cishetero haya dado un mensaje tan rotundo y claro en la cadena más vista.
Y es que no hay que olvidar que la madrileña podía haber escogido cualquier otro asunto en el que posicionarse: el feminismo, la discriminación racial y hasta la subida del precio de la luz. Pero Cristina eligió pronunciarse claramente a favor del colectivo LGTBI con una frase que es un claro posicionamiento político: los derechos no se negocian. Cabe recordar que, en regiones como Madrid, el Partido Popular ha sometido a votación la exigencia de la ultraderecha de revisar las leyes de protección al colectivo LGTBI.
Sin embargo, como decimos, la presentadora de Antena 3 está recibiendo numerosas críticas por no haber escogido las palabras correctas para mostrar su apoyo a dicho colectivo.
Es evidente que cualquier reivindicación histórica precisa una constante evolución en su discurso, derrumbar cimientos y volver a construirlos sobre una nueva base. Sí, Cristina Pedroche se equivoca -igual que muchos aliados- al vincular el ser LGTBI con el hecho de amar o con el de elegir "ser quien quieras ser". Pero, ¿de verdad este es motivo suficiente para invalidar su mensaje?
Da la sensación de que los mismos que disparan constantemente contra Atresmedia por 'relegar' sus contenidos LGTBI a su plataforma de pago, son los que ahora se niegan a aceptar el apoyo de una de las presentadoras más populares de la televisión española y que, precisamente, trabaja en esa cadena.
Es inevitable acordarse de aquella aplaudida campaña del Ayuntamiento de Madrid en 2016, con Manuela Carmena al frente, que promocionó el Orgullo con el lema "ames a quien ames, Madrid te quiere". La frase dio la vuelta al mundo durante meses y fue aclamada por el colectivo. Pocos se pararon entonces a señalar el error que supone seguir hablando de preferencias afectivas al referirse a personas LGTBI. Pocos advirtieron de que el odio se sufre también cuando no se está enamorado, o de que las personas trans, por ejemplo, son discriminadas por ser quienes son y no por su orientación sexual. Esto hace pensar que tal vez el problema en esta ocasión no es el mensaje sino quién lo da, pues es sabido que Pedroche despierta tantas pasiones como fobias.
Detenerse a desmontar la construcción poco acertada del discurso sólo invisibiliza la parte más importante del mismo: Pedroche ha llamado a las cosas por su nombre aún sabiendo que muchos de sus seguidores pueden molestarse. Ha elegido tener principios en un mundo en que las figuras públicas a menudo temen posicionarse públicamente por las consecuencias que esto pueda tener para sus carreras.
En definitiva, está bien que tratemos de mejorar nuestros discursos y enseñemos a los demás a ser más precisos a la hora de defender cualquier causa, pero atacar a los aliados por errores que todos hemos cometido no hace más que alimentar al enemigo. Por eso desde este humilde reducto sólo podemos decir dos palabras ante lo que sucedió en las Campanadas: gracias, Cristina.