Mucho se ha hablado en el último año de la crisis de audiencia de Sálvame. La llegada de la serie turca Tierra Amarga a Antena 3 acabó con el dominio arrollador del programa de Telecinco, que por primera vez en sus 12 años de emisión ha encontrado un rival que le complica la existencia.
El espacio de La Fábrica se ha visto obligado a adaptar sus contenidos en uno de los momentos más complicados de su historia, no sólo por la pérdida de fieles, sino por la muerte de Mila Ximénez y el conflicto interno generado por la docuserie de Rocío Carrasco. El luto y la tensión entre colaboradores han hecho que, poco a poco, se esfume la esencia surrealista y divertida que caracterizaba al programa y a la que debe buena parte de su incuestionable éxito.
Sin embargo, en los últimos días parece que Sálvame se ha propuesto resarcirse de sus errores y rescatar esa parte que tanto atrae a los espectadores. Buena muestra de ello son los momentos que se han vivido en el plató del programa en este inicio de año.
Ver a los Kikos pidiendo trabajo en Ya son las ocho, recrear la desternillante cabalgata de Cádiz en las instalaciones de Telecinco o someter a Carmen Borrego a una tortura de viento y humo mientras intenta aprenderse las 193 banderas de los países de la ONU son escenas que cada vez eran menos comunes en el espacio, pero que en estas semanas han vuelto a apoderarse de la escaleta.
Pero no sólo las tramas en plató parecen haber vuelto a los orígenes. Los viejos personajes que en su día acaparaban horas de emisión en Sálvame también han vuelto a estar de actualidad. Así, Raquel Bollo, Olvido Hormigos o Miriam Sánchez han sido rescatadas del 'cajón' para convertirse de nuevo en protagonistas.
Esta fiebre nostálgica, no obstante, se combina con la evolución natural del programa, que ha sabido abrirse a las tramas de nuevos colaboradores como Miguel Frigenti, incluso a los personajes más rompedores fuera de la televisión en abierto, como Samantha Hudson, que este lunes visitaba el formato y era tentada en directo para fichar como colaboradora.
De esta manera, es más que notable el cambio de rumbo que se ha instaurado en el programa de Telecinco, que si quiere mantener su longevo trono en las tardes debe seguir adaptándose a los tiempos, ahora con un ojo puesto en la competencia, que por primera vez ha conseguido acercarse y hasta superarle en muchas emisiones, arrebatándole medio millón de espectadores en un año, tal y como ya analizamos en BLUPER.
Sobre el último verano en Sálvame, Kiko Matamoros reconocía hace poco en una entrevista para el diario Huffington Post que "ha sido posiblemente el más duro". Pero el colaborador rompía una lanza a favor del programa y aseguraba que ha conseguido remontar: "Estamos en el 99% de las ocasiones por encima de la competencia. Eso es lo importante, todos hemos sido conscientes de que teníamos que hacer un esfuerzo y empujar en esa dirección", un esfuerzo que con la llegada del 2022 parece ser todavía más notable.
Este es, en definitiva, el momento de que Sálvame abandone su letargo y deje de vivir de las rentas, apostando por seguir siendo el programa innovador, surrealista e inimitable que le ha llevado a ocupar una merecida posición de dominio durante más de una década. Sólo el tiempo y los índices de audiencia dirán si la estrategia actual da sus frutos.