Laura Madrueño es, sin duda, una de las 'chicas del Tiempo' más populares de la televisión actual. La periodista de Mediaset no sólo ofrece la información meteorológica en Telecinco, sino que además es un rostro habitual de espacios como El programa de Ana Rosa o Cuatro al día. Además, hace un año conquistó a la audiencia de Sálvame dando la última hora sobre la histórica borrasca Filomena.
Pero hay una faceta de esta comunicadora que no todos los espectadores conocen. Y es que el amor por el mar, el submarinismo y la vida salvaje llevó a la madrileña a unirse a dos compañeros de trabajo para fundar hace unos años We Are Water Films, una productora con la que sus aventuras en los océanos quedan plasmadas en documentales con los que buscan reivindicar la belleza del mar, pero también concienciar sobre la necesidad urgente de cuidarlo.
El último de sus trabajos es Rumbo al pasado, un documental en el que Laura y sus compañeros viajan hasta Sudán, uno de los pocos lugares del mundo en los que todavía se puede seguir disfrutando de los fondos marinos casi en todo su esplendor. El documental está entroncado en la iniciativa 'Stop Finning', que mediante la recogida de más de un millón de firmas aboga por prohibir el comercio de aletas de tiburón en la Unión Europea, a la que suman su voz desde soluciones y discursos sostenibles el hotel ME Madrid y la firma de cosmética sostenible Kun-Tu.
Laura compagina estos proyectos audiovisuales con su trabajo en televisión, pero también saca tiempo para disfrutar de otras pasiones como el deporte, incluso para publicar su primer libro, Somos agua, una reflexión sobre la necesidad de protegernos preservando nuestros océanos. BLUPER ha asistido a la presentación de Rumbo al pasado en Madrid y ha podido charlar con la periodista sobre todos estos asuntos.
¿Cómo surge la idea de este viaje al pasado marino?
Nos llamó mucho la atención el destino, porque Sudán no es un destino turístico ni muy común de buceo, pero sí tiene esa parte del mar Rojo salvaje, inexplorado, tenía la historia de Cousteau y es una de las pocas zonas del planeta en las que todavía podemos ver esos grandes bancos de tiburones martillo.
¿Cuánto tiempo os llevó grabarlo?
Con la pandemia nos ha llevado bastante, han sido dos años de rodaje, tuvimos que hacernos siete cursos de buceo técnico y un montón de destrezas para bucear más profundo... Fueron muchos meses de preparativos, viajamos en dos ocasiones a Sudán, en 2019 y 2020, estuvimos navegando casi un mes y a la vuelta tuvimos que hacer todas las entrevistas con todas las restricciones de la pandemia. Ha sido muy complicado, trabajamos con muy pocos medios y la pandemia nos lo ha puesto muy difícil.
¿Qué os llevó a crear We Are Water Films?
La pasión al océano, por supuesto. Nosotros éramos buceadores, nos unió el trabajo y esa pasión como buzos. Ellos, además de buceadores, son profesionales de la imagen. Yo era periodista y fue el tándem perfecto para contar historias debajo del mar y mostrar ese mundo tan maravilloso que mucha gente desconoce. We Are Water Films surgió también porque creíamos que teníamos que contar esa degradación que estamos viendo en los mares: los arrecifes están siendo arrasados por el calentamiento global, los plásticos que encontramos en los fondos maridos, las redes... Creemos que tenemos esa labor de dar voz al mar.
¿Qué papel ha jugado tu papel en Mediaset en esto? ¿Os conocisteis ahí?
Sí, éramos compañeros de redacción de Informativos. Llevamos ya muchos años, ellos trabajan en postproducción de imagen y sonido de Informativos Telecinco y ahí fue donde empezamos a conocernos, a irnos de viaje, a bucear... y así surgió la idea.
Siendo madrileña, ¿de dónde nace tu amor por el mar?
Nace de mis padres, que fueron buceadores pioneros desde los años 70. Mis abuelos también eran unos locos del mar y mis padres me han tenido en el mar desde que nací, navegando mucho cuando iba con ellos a bucear. Mis primeros recuerdos en el océano son enganchada al cuello de mi padre, que se ponía las aletas de apnea y me llevaba hasta lo que yo llamaba "lo negro", ahí veía esa luz, esos colores, la poseidonia...
En estos años, ¿has notado el deterioro del mar en primera persona?
Sí. De hecho, muchas veces me preguntan qué me ha impulsado a hacer estos documentales y a escribir el libro: por supuesto, ha sido mi amor por el mar, pero lo que más me ha impulsado es que ahora mismo es absolutamente desgarrador bucear, da igual irte a una isla paradisíaca en Maldivas que a cualquier parte del mundo. Los arrecifes están prácticamente muertos entre los dos y los 10 metros. Para mí ver eso, cuando un arrecife es lo más bonito que he visto en mi vida, es desolador, se te parte el alma. Yo los mejores momentos de mi vida los he vivido bajo el agua y ahora tengo que estar rescatando tortugas atrapadas en redes de pesca, ballenas en las costas que han ingerido tanto plástico que mueren... Es tan evidente que yo en 20 años lo estoy viendo.
¿Tu visibilidad por trabajar en televisión te ha ayudado a dar a conocer este problema?
Bueno, poco a poco. Por supuesto que hace mucho que la gente cada vez me conozca más, sobre todo por las redes sociales. Pero yo llevo haciendo esto 10 años y cuando empecé nadie me hacía caso porque nadie pensaba en los océanos ni en el cambio climático. Yo recuerdo que decía "esto, desgraciadamente, se va a poner de moda". Ahora la ecología se ha puesto de moda porque la emergencia climática es una realidad. Es una pena que haya tardado tanto, pero por supuesto que seguiré intentando dar a conocer todo lo que sabemos de los mares y generar por lo menos una pequeña ventana.
Trabajando en un medio, ¿has notado que ha crecido el interés por este asunto en los últimos años?
Sí, ha crecido el interés porque ahora hay una tendencia de greenwashing de muchísimas marcas. Ahora todos se están subiendo al carro, que es algo muy positivo y ojalá que todo el mundo haga algo por ser más sostenibles, porque las previsiones son que en 2050 seamos 10.000 millones de seres humanos poblando el planeta. Pero cuesta mucho, aunque es cierto que estos documentales remueven conciencias y, poco a poco, cada vez somos más los que nos sumamos.
¿No te has planteado ofrecer alguno de estos documentales a Mediaset o a otras cadenas o plataformas?
Sí, pero bueno... Cuesta mucho. Siempre me han dicho que el buceo es un deporte muy de nicho, pero ahora que tenemos una línea más relacionada con la ecología espero que consigamos atraer a alguna plataforma o productora más potente que se alíe con nosotros para contar las problemáticas que hay en el planeta.
¿Te has planteado dejar la televisión para dedicarte plenamente a los documentales?
¡Yo qué sé! (Ríe). La vida en la tele da tantas vueltas que nunca se sabe dónde vas a acabar. Yo ahora estoy feliz en mi trabajo, cada día doy gracias por estar donde estoy y nunca se sabe si voy a acabar haciendo programas, si voy a hacer entretenimiento... Si pudiera hacer este tipo de documentales a otro nivel, compaginándolo con la televisión, sería perfecto, pero quién sabe.