El Cazador abrió sus puertas en las tardes de La 1en enero de 2020 en Televisión Española con Erundino ‘El Justiciero’ Alonso, Paz ‘La Profesora’ Herrera, Ruth ‘La Gobernanta’ de Andrés y Lilit ‘La Espía’ Manukyan como cazadores, esto es, concursantes ‘profesionales’ de televisión que habían logrado un gran pellizco en concursos de cultura general. A ellos se unía un año después, en enero de 2021, David Leo, un poeta malagueño al que se apodó como ‘El Estudiante’, y que a muchos les resultaría familiar por haber logrado el segundo bote más grande de la historia de Pasapalabra en España. En 2016 se llevó 1.866.000 euros y, además, se convirtió en uno de los ganadores más jóvenes del formato.
BLUPER ha tenido el gusto de hablar con David Leo para conocer qué hay detrás de ese estudiante que hace doblete en Televisión Española, pues participa tanto en El Cazador como en su edición nocturna semanal La Noche de los cazadores. Programas en los que se logran empatizar con los concursantes de una forma especial, a su juicio, pues “en otros programas no pasa tanto”.
¿Qué tal está siendo la experiencia de ‘El Cazador’?
Fantástica, ha desbordado todas mis expectativas. Yo seguía el concurso desde que empezó, poco antes de la pandemia.
¿Y cómo te tomaste el salto a 'La noche de los cazadores'?
Apuntaba manera, aumentaban sus audiencias a medida que el tiempo pasaba y tiene un público muy fiel. Yo lo compruebo paseando por mi barrio, donde me paran seis o siete veces al día. Es un formato muy atractivo y en su franja no tiene competencia, donde hay corazón o noticias, pero no concursos de cultura y entretenimiento así.
Los cazadores tenéis un papel casi de sabios villanos, que quieren quitarle el premio a un concursante de a pie, y funciona a las mil maravillas.
Sí, tiene algo de juego de rol que también me gusta. Al principio sí que marcaba más ese papel, y luego lo fui suavizando, porque mi carácter es el que es y salió a relucir mi malagueñismo. Si lo comparas con el formato británico o el alemán, allí son bastante más duros y más serios, pero el carácter sale a relucir. Igual no me pegaba tanto con el público español.
En el universo de El Cazador te conocen como El Estudiante. ¿Te bautizaron en el programa o pudiste elegir?
El día antes de que me lo propusieran fui el apodo que pensé, y cuando me lo dijeron me pareció bien. Mi otra opción era el poeta, porque escribo poesía, pero no le terminaba de ver relación con los concursos. Así que El Estudiante era fantástico, me viene al pelo porque siempre estoy estudiando. Ahora estoy haciendo Psicología, y antes he estudiado cine y otras cosas. Hasta de crupier de póquer he hecho un curso.
De momento, ¿qué es lo más divertido o surrealista que ha pasado en seste concurso? Porque con Ion Aramendi, que es un showman, los ataques de risa estarán garantizados.
Alguna vez hemos hecho una broma más subida de tono que nos han obligado a cortar en montaje, pero que daba bastante juego durante la grabación. Que ya sabemos que por el horario no se pueden decir según qué cosas, pero en el plató se dice de todo.
Ambos programas dejan claro que la profesionalización de los concursantes, por así decirlo, funciona muy bien y hace que os sintamos parte de la familia.
Ese juego de rol que decíamos antes es muy curioso, porque a veces tienes la sensación de conocer al concursante, incluso en su primera vez. En otros formatos también pasa. Por ejemplo, a Rafa Castaño yo lo seguía en Saber y ganar, luego lo conocí y con el tiempo nos hicimos muy amigos.
Habrá quien piense que es más provechoso estudiar para ir a un concurso que para sacarse unas oposiciones.
Sí, la verdad. Yo invertí muchísimas horas, y creo que sería comparable a sacar una carrera exigente o unas oposiciones. Si lo piensas en el tiempo que dedica un médico a prepararse el M.I.R., que yo lo veía con mi cuñada estudiando 24 horas al día, no es tan salvaje lo que yo hacía.
¿Alguna vez imaginaste que la televisión iba a seguir abierta para ti tantos años después?
No, principalmente porque no existía este formato de, por así decirlo, repesca de concursantes, como es El Cazador. Se dice que en la tele siempre hay que tener un plan b, y es porque es totalmente imprevisible.
Antes de Pasapalabra pasaste por Saber y ganar. ¿Cómo viviste la despedida de Juanjo Cardenal?
Fue muy entrañable, era la banda sonora de nuestros almuerzos y sobremesas. Pero también estoy muy satisfecho con el reclutamiento de Elisenda Roca, me parece un gran acierto.
¿Está previsto que te dejes caer algún día por Pasapalabra, ahora en Antena 3?
No está previsto. Ahora mismo El Cazador es mi prioridad, pero si es compatible, por qué no.
¿Cuál era el concurso que a ti de pequeño te hacía saltar de ilusión?
El 50x15, o Quién quiere ser millonario. Por motivos de edad nunca pude ir, lo quitaron antes de cumplir los 18, me recuerdo muchas tardes viéndolo. Mi cuñada, de la que antes hablaba, cuando se llevó un hombre los 50 millones de pesetas por primera vez me dijo “ay, yo pensaba que tú serías el primero en lograrlo”. Ya apuntaba maneras, ya era un poco friki de niño. Y volviendo a Rafa Castaño, coincidía con él en el hecho de querer cumplir 18 años para poder ir a concursar a televisión.
Otros tienen ilusión de ser mayor de edad por ir a Gran Hermano...
Y a mí los realities me dan más miedo que ilusión.
¿No seguirías entonces los pasos de Paco de Benito, el ganador del bote que fue a Supervivientes?
No, y en Supervivientes menos, porque sobreviviría dos días.
¿Hay lugar para la poesía en televisión? ¿Te verías presentando un programa de divulgación de literatura?
¡Me encantaría, claro! No sé qué seguimiento podría tener por parte del público, aunque en La 2 sí puede encajar algo así. Ya tienen Página dos, sobre libros, que tiene sus seguidores y no tiene competencia, ojalá hubiese más, por supuesto. Veo mucho La 2, y por ejemplo me encanta Órbita Laika. Y los famosos documentales de animales, que echan detrás de Saber y ganar.
Desde que ganaste Pasapalabra te has formado en cosas como crítica, guion y dirección de cine. ¿Darás el salto como creador de alguna serie?
Tengo cosillas escritas, pero no sé si tendrían trascendencias. La experiencia de dirigir es bastante extenuante, me veo más escribiendo que dirigiendo. Me interesa mucho la comedia, y creo que es el género más exigente. Mi profesor de teatro siempre decía que era más difícil hacer llorar que hacer reír. En El Cazador intentamos hacer reír, aunque no sé si el público se ríe con nosotros o de nosotros, pero intentamos mezclar el humor con la cultura (risas). Ion tiene mucha vis cómica, yo lo intento, pero es improvisado.
Como creador y literato, ¿te animarías a escribir la letra de alguna canción? Quién sabe si tú podrías tener la clave para ganar el Benidorm Fest y luego el Festival de Eurovisión...
Tengo alguna cosilla, normalmente de corte humorístico. Escribo parodias de canciones ya existentes, reformulaciones de letras, alguna original... Hace poco escribí una llamada Lendakaris contra hikikomoris, una tontería. Para escribir una canción para el Benidorm Fest no sé yo si soy el adecuado.
¿Qué planes profesionales tienes ahora mismo entre manos?
Estoy en El Cazador y poquito más. Lo que más hago es estudiar, haciendo honor a mi apodo. No ya por una perspectiva laboral, aunque uno nunca sabe dónde va a acabar, sino por mantenerme en activo mentalmente.