Con una chaqueta imposible presentaba Jorge Javier Vázquez el enésimo episodio de “Lo de Rociíto”, que parece no acabar nunca. En el plató, también en esta ocasión, Carlota Corredera, Isabel Rábago, Luís Pliego (que hoy sí ha hablado), Ana Bernal (que ha dicho varias veces “violencia vicaria”), Paloma García Pelayo y Belén Rodríguez (en calidad de “amiga de la familia”).
Dos documentales nos han cascado esta vez, aparte de abrir las estancias que faltaban de Montealto. El primero, con los llamados “papeles de la rota”: 48 folios con las declaraciones de todos, de todos ellos, ante el tribunal eclesiástico de Sevilla el día 15 de mayo de 2002 para conseguir la nulidad matrimonial de Rociíto y Antonio David. No es muy creíble que los documentos los encontrara casualmente Rociíto el domingo pasado, después de la llamada de su tío (ese momentazo) el viernes en directo.
Los papeles de la Rota
Pero quitando ese detallito que podemos ser benévolos y pasar por alto, los papeles dejan en evidencia a toda la panda de los Mohedanos: todos conocían las infidelidades y los maltratos y así lo declararon, desdiciéndose detrás. Por supuesto, también La Más Grande. “La separación se veía venir, porque él no se comportaba como esposo”, decía Rocío Jurado refiriéndose al exguardia civil, “la maltrataba psíquicamente y le faltaba a la fidelidad”. Incluso llega a decir que “un día se me desvaneció mi hija en mis brazos, abrumada con estas cosas”.
El secretario personal de Rocío Jurado también declaraba y con sus palabras deja hoy en evidencia a Amador Mohedano y Rosa Benito, ya que reconoce que fueron los tres testigos de la infidelidad de Antonio David. “"Una mañana, sobre las ocho”, explicaba ante el tribunal, “veníamos en coche desde Madrid Amador, la esposa de este y yo, vimos cómo nos adelantaba David en un coche con una mujer”.
Luego nos han abierto la cocina, que era muy de segunda residencia para ser la del casoplón de la Jurado. Rociíto le explicaba a Jorge Javier que allí fue donde le contó a su madre los problemas con “el ser” embarazada de su segundo hijo. También allí le contó su decisión de separarse.
La familia buena
En el segundo documental, “Licencia para hablar”, anticipo de la docuserie que se nos viene encima, Rociíto vuelve a Chipiona y se reencuentra con la familia menos mediática. Tíos y primos, que la han apoyado siempre, y amigas de su madre. Todo muy bien, muy emotivo, muy todo, muy muy. Y el Tito Manolín, pobre, hermano de la madre de Rocío Jurado y que falleció el mes pasado, que contaba que ni Amador ni Gloria habían ido a verles a él y su mujer.
“Lo que a ella no le parecería perfecto es lo que ellos están haciendo conmigo”, le decía Rocío Carrasco al primo de su madre, hijo del Tito Manolín, con el que hablaba abiertamente de los intereses económicos de Gloria y Amador, que parecen ser el origen de todos los problemas.“Ellos nunca han aceptado que tú eras la heredera universal”, le decía el primo a Rociíto.“Debes hablar”, le insistía.
“La relación con ellos se termina cuando muere mi madre”, decía Rociíto ya desde el plató tras el documental. Pero cuando le preguntaban por qué, Jorge Javier le indicaba que eso saldría en la docuserie y que no se podía adelantar. Cachis. A estas alturas ya estábamos todos esperando que algún familiar, aunque fuese de tercer grado, cuarto incluso, llamase en directo, como hizo el marido de la tía Gloria el viernes pasado, y nos levante esto. Y es que al final una tiene la sensación de estar escuchando una y otra vez las mismas informaciones: que si el dinero, que si el maltrato, que si mienten, que la infidelidad, que si el ser, que si Ortega Cano…
Sopapo a Ortega Cano
Hablando de Ortega Cano, glorioso el momento en el que le ponen a Rociíto unas declaraciones de él diciendo que ella había tenido una conducta “irregular” de jovencita y ella, que ya no se calla, contesta que sí, que "yo habré tenido un comportamiento irregular por la edad pero no he tenido ningún comportamiento ilegal o delictivo". Y añade que ella “no conduzco, no cojo el coche, no bebo”. A Ortega Cano le han debido temblar hasta las orejas. Si eso era poco, Carlota Corredera le pregunta más tarde si su madre, Rocío Jurado, borraría a Ortega Cano de su vida y ella le contesta: yo creo que sí. No es su día, Maestro.
Hubo llamada
Y hubo llamada. Jorge Javier daba paso a Gloria Mohedano. Silencio tenso. Tras unos segundos, Rociíto se da cuenta de que es su prima Ana Jurado y que era una bromilla. Le llama para decirle que la quiere mucho y darle ánimos. Bajona: todos esperábamos salseo nivel Tito Jose Antonio y nos hemos quedado en cariñitos y en saber que mañana la prima Ana va a hacer para comer pescado asado. Y que va con Ayuso.
Se abrió la última estancia, que parecía que no iba a ocurrir nunca, y aparece el despacho de Rocío Jurado, en el que trabajaba Juan de la Rosa. “Juan fue una persona muy, muy, muy importante para mi madre”, decía una emocionada Rociíto, “fue sus pies y sus manos, y fue su hermano”. Sobre el escritorio, una caja para Rociíto con fotografías que los sobrinos de Juan de la Rosa le habían enviado por correo.
Y, contra todo pronóstico, se acababa ya Montealto. Pero tranquilos, que viene la docuserie "En el nombre de Rocío". No hay tregua.