Tu cara me suena da sus últimos coletazos. Esta noche se emite la segunda semifinal del programa, después de la primera la pasada semana, en la que Nia Correia logró colarse en la final por mérito propio. Es fácil imaginar qué concursantes serán los que acompañen a la ganadora de la última edición de Operación Triunfo en la gran final, pues el programa tiene unos grandes favoritos, entre los que se sitúa María Peláe, quien ha sabido sacarle todo el jugo a la competición, tanto artístico como personalmente.
María ya probó las mieles del programa como invitada el año anterior; pasó por el clonador para hacer de Amina y el tema ‘Diki, diki’ y brilló. El jurado dijo eso de “María Peláe tiene que estar en Tu cara me suena 9” y ella recogió el guante con ilusión.
Su paso por la actual edición ha sido, sencillamente, brillante. Y con permiso del resto de competidores, creo que ha sido una de las que más y mejor ha imitado, o quizá la mejor. Ella ha puesto toda la carne en el asador cada vez que tenía que meterse en la piel del artista de turno, ya fuese Nathy Peluso, Camilo, Gloria Trevi o Emily Estefan. Su dueto ‘original y copia’ con Pastora Soler ya forma parte de la historia del programa, y su teatralidad al emular a Barbara Pravi se escribió con letras de oro en las mejores imitaciones eurovisivas del concurso.
Desde casa da la sensación de que el único objetivo de María Peláe durante toda la competición ha sido la de disfrutar y pasárselo bien. A veces nos hemos encontrado con concursantes que, como ella, son cantantes profesionales, que se tomaban Tu cara me suena como OT o Eurovisión, una catapulta para relanzar su popularidad o para conseguir nuevos contratos discográficos. No parece el caso de esta malagueña, que sabe perfectamente cómo es su proyecto musical y por qué derroteros tiene que ir.
Para ella Tu cara me suena ha sido un juego infantil, como la niña que coge un micrófono y se cree Madonna delante del espejo. No quería que viésemos cada semana a María Peláe, a su proyecto musical, sino sus imitaciones y sus personajes, aunque ello suponga no exprimir todo el potencial de su garganta ni toda la emoción de sus entrañas. Ha disfrutado cada actuación, siempre ha tenido una sonrisa en la boca y ha transmitido mucha luz y optimismo.
Es evidente que Peláe tiene unas fuertes raíces folclóricas y copleras; aquel ‘Diki, diki’ fue toda una declaración de intenciones, y en un principio, pensé que semana sí, semana también, la veríamos repasar parte de nuestro cancionero español. Me equivoqué de lleno, el clonador logró sorprenderme con el amplio abanico de imitaciones que nos ha regalado.
Ha habido, eso sí, un huequecito para imitar -y homenajear- a Gracia Montes y Rocío Jurado, y estoy deseando que en la gran final, a la que llegará sin problema por una cuestión matemática, saque toda la garra de Lola Flores, a la que adora. Aunque ya ha demostrado que su perfil es totalmente versátil, y lo mismo nos sorprende con su última elección.
De sus imitaciones no nos podemos olvidar, como decíamos, de Pastora Soler, o Vanesa Martín, cantautora malagueña como ella y a la que imitó con muchísimo gusto. Y ojo esta noche como Silvia Pérez Cruz, acompañada solamente con de una guitarra. Una actuación que le permite volver a sus raíces y a todos los pequeños conciertos que ha dado a lo largo de su vida en pequeñas salas, en las que solo acompañaba su voz de las cuerdas que rascaba de este instrumento.
Dejando la música a un lado, María Peláe ha sido muy necesaria en Tu cara me suena porque ha dado visibilidad al colectivo LGTBIQ+, igual que lo ha hecho su compañero Agoney. En el caso de la malagueña la vimos cantar junto a su pareja Alba Reig, de Sweet California, como Becky G y Anitta con el tema ‘Banana’. Y en el momento de las votaciones quiso alzar la voz por todas esas mujeres lesbianas que a menudo resultan invisibles en los medios de comunicación.
“Yo quiero decir una cosa. Espero que se haya entendido la ironía de la banana, sin ser nosotros nada de eso”, aclaraba la artista, cuando se puso de pie para ser valorada por el jurado. “Que aquí se habla de lo gay, pero también de lo lésbico por favor. Ya que es la tele abierta. ¡Mucha banana, pero vamos a ver eh!”, decía con mucho sentido del humor, pero también con firmeza. Ella entiende el poder de la televisión y de un programa tan visto como TCMS, y sabe que con un mensaje así, medio en broma, medio en serio, puede ser un salvavidas para otras chicas lesbianas que puedan sentirse angustiadas por su orientación sexual. Ella no quiere ser un referente, tan solo con ser visible le sobra y le basta, y con gestos así seguro que consigue que algunas jóvenes lesbianas se sacudan la homofobia interna que puedan tener, por cualquier tipo de circunstancias.
Su compromiso se consolidó poco después, cuando ganó la gala como Barbara Pravi y donó el premio a la FELGTB, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más, una ONG que lucha por los derechos del colectivo LGTB+.
¿Ganará María Peláe Tu cara me suena? Es difícil de predecir. A diferencia de otros favoritos como Nia y Agoney, ella nunca se ha sometido a la votación del público. No es la concursante que más galas ha ganado, pero sí que ha rozado la victoria muchas veces. Quién sabe con lo que puede salir el público en la gran final. En cualquier caso, a ella no le hace falta ser la más votada, porque con su forma de haberse enfrentado a la edición ya la podemos proclamar la ganadora moral de Tu cara me suena 9.
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