La estratosférica cifra de 'Érase una vez... pero ya no', una de las series más caras de Netflix

Hace ya más de un año, Netflix anunciaba la producción de Érase una vez… Pero ya no, su primera serie musical en España que repasaría algunos de los temas clásicos del pop español y latino, y que estaría creada y dirigida por Manolo Caro (Alguien tiene que morir, La casa de las flores).

"Es el anti cuento de hadas, una reinvención con el pensamiento actual de la sociedad alejándonos de falsas ideas sobre la felicidad y de lo que nos dijeron que es el amor. Usando la comedia y la música como principales herramientas nos adentraremos a una hilarante historia de amor en un lejano reino de España", contaba entonces el director mexicano.

Y para hacer la historia realidad, Caro quiso contar con un reparto internacional encabezado por el cantante y compositor colombiano Sebastián Yatra, que se estrenaría así como actor, y al que se unirían las cantantes españolas, Mònica Maranillo (La Voz Kids) y Nia Correia (Operación Triunfo 2020) y actores de la talla de Asier Etxeandía (Dolor y gloria), Rossy de Palma (Los abrazos rotos) o Daniela Vega (Una mujer fantástica). 

Una historia fantástica que ha contado con un presupuesto de ensueño para una producción española. Y es que, según ha podido saber BLUPER de fuentes de toda solvencia, cada episodio de Érase una vez... ha tenido un coste de dos millones de dólares, unos 1,8 millones de euros.

Esto hace que la plataforma de streaming haya pagado casi 11 millones de euros por seis episodios de treinta minutos cada uno. Unas cifras que convierten a la ficción no sólo en una de las más caras de Netflix en España, sino de todo el sector. 

Por poner en contexto, la primera serie de Netflix en España, Las chicas del cable, tenía un coste de 500.000 euros por cada treinta minutos de metraje. Aquella ficción, producida por Bambú Producciones, sigue siendo la serie de la plataforma que ha logrado firmar más capítulos con un total de 42. 

Mientras, la primera serie de Movistar +, La Peste, supuso un desembolso de 10 millones de euros al canal de pago. Es decir, poco más de 1,6 millones de euros por cada uno de sus seis episodios. Su presupuesto se redujo considerablemente en su segunda temporada.

En lo que respecta a las ficciones de la televisión en abierto, los episodios de Cuéntame cómo pasó han tenido un coste medio de 730.000 euros. No obstante, en sus últimas cinco temporadas, el presupuesto se redujo hasta los 650.000 euros. Por su parte, El Ministerio del Tiempo tuvo un presupuesto que rondaba de media los 580.000 euros por capítulo. 

Un acuerdo de exclusividad

Hace ya casi dos años, tras el triunfo de La Casa de las Flores y auspiciado por su amigo y vicepresidente de contenido original para España y Portugal de Netflix, Diego Ávalos, el director mexicano Manolo Caro firmó un acuerdo exclusivo con la plataforma para que desarrollase nuevos proyectos de televisión exclusivamente para la plataforma.

Se sumaba así a otros grandes creadores como Ryan Murphy (American Horror Story), Shonda Rhimes (Anatomía de Grey), Álex Pina (La casa de papel), los hermanos Duffer (Stranger Things), el dúo alemán formado por Jantje Friese y Baran bo Odar (Dark). 

Entonces, Caro estaba inmerso en el rodaje de la segunda y tercera temporada de la telenovela mexicana y, como parte del acuerdo, se anunció la producción de Alguien tiene que morir, una serie limitada de tres episodios situada en la España de 1950.

Esta ficción tenía todos los ingredientes para triunfar con un elenco que era "un sueño" formado por Carmen Maura, Cecilia Suárez, Ernesto Alterio, Carlos Cuevas o Esther Expósito.

Sin embargo, la ficción recibió críticas bastante negativas, coincidiendo muchas de ellas en resaltar cómo se había desaprovechado un talento como el de Maura o contar con un guión muy forzado en el que nunca se sabe realmente lo que quiere contar. 

Estas críticas llegaron en el peor momento para el director ya que La casa de las flores acusó un importante desgaste en sus sucesivas temporadas, tanto en calidad como en alcance, lo que dejó a sus seguidores con un sabor agridulce.

¿Y qué pasa con Érase una vez... pero ya no? Pues más de lo mismo. Las críticas de los medios han sido demoledoras con adjetivos como "casposa", "pesadilla" o "infantiloide". Además coinciden en criticar la actuación de Yatra y, sobre todo, el que haga mofa del lenguaje inclusivo. 

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