Sálvame fijó sus ojos este lunes en el torero José Ortega Cano, al que Kiko Jiménez abordó un día antes en calidad de reportero durante su visita en una plaza. Y por ello, el programa arrancó con el antaño tronista y con Jorge Javier Vázquez en un burladero virtual. Allí el presentador aprovechó para hacer un alegato antitaurino, en la línea de los ofrecidos en otras ocasiones.
“Estoy en una plaza de toros y quiero, utilizando mi libertad individual, reiterar que soy antitaurino. Considero que los toros se han quedado anacrónicos. La relación de los seres humanos con el mundo animal ha cambiado de una manera tremenda a lo largo de los años”, explicaba Vázquez. “Creo ya que los toros han cumplido su tarea. Han sido inspiradores en el mundo del arte y de la pintura, pero creo que esto ya es algo totalmente pasado, que hemos evolucionado y que tenemos que dejar atrás”, añadía, a la vez que calificaba la actividad como “sanguinaria y sin sentido, la muerte de un toro no debe convertirse en un espectáculo”.
Desde sus orígenes, Sálvame ha sido un programa muy marcado por la polémica, y en ese sentido, los discursos antitaurinos bien podrían aplicarse al magacín de Telecinco, donde el espectáculo gira muchas veces alrededor de clavar metafóricas banderillas alrededor de un famoso. Personas públicas (a veces ni eso, como demuestran las demandas) que no tienen una plaza como la de La Fábrica de la Tele para defenderse.
Ese mismo lunes 14 de febrero, sin ir más lejos, Kiko Jiménez entró a matar contra Ortega Cano. Micrófono en mano fue a intentar cazar declaraciones del que fue su suegro, con frases como “Quien calla otorga, ¿no, Ortega? ¿Así vas a salvar tu matrimonio? ¿Por qué te escondes, por qué no das la cara? ¿Qué tal está su matrimonio? ¿Cómo permite que llamen La Chusa a su mujer?”. Su comportamiento fue atrevido, lejos del de un maestro, y cuando Ortega le dio una cornada (y nunca mejor dicho, pues le gritó “cornudo”), y el antaño concursante de Supervivientes y ahora reportero se quedó sorprendido por la reacción.
Haciendo un paralelismo con los argumentos antitaurinos, desde Sálvame se fomenta un espectáculo donde un famoso es acribillado mientras los asistentes aplauden y jalean. Algunos se encargan de buscarle un sentido casi poético a lo que allí sucede, o se escudan en que es una labor social que hace compañía a la gente que se aburren; otros no le encuentran justificación por ninguna parte.
En Sálvame, la lucha, por norma general, no es equitativa, como se suele decir del toreo. Cualquier presentador o colaborador de Sálvame tiene ventaja sobre el famoso al que azotan, pues a menudo ni se encuentra en plató ni va a perder el mismo tiempo que tardan en atacarle en ofrecer una defensa (¿cuántas horas se lleva hablando de Raquel Bollo en las últimas jornadas?). En muchas ocasiones, se ataca a personas que ni suelen aparecer en medios de comunicación. Me vienen a la cabeza las hermanas Hurtado, a las que acusaron de tener una relación más allá de lo fraternal, o Mari Carmen y sus Muñecos, a la que este verano trataron casi como si estuviese loca por ser ventrílocua, pero hay muchos casos más. Artistas y celebridades a los que se sacan al ruedo en contra de su voluntad.
El fin de sintonizar Sálvame es ver cómo el programa torea a un famoso y termina ganándole de cualquier forma, lo que fomenta que la gente de casa se vuelva más insensible, otro argumento antitaurino clásico. Como si lo normal fuese gritarte con el que tienes al lado, sacar sus trapos sucios en cualquier ocasión, escarbar en su pasado, exponer sus vergüenzas sin venir a cuento.
Como suelen decir los detractores de la conocida como fiesta nacional, vivimos en el siglo XXI y hay opciones mejores para pasar la tarde y para entretenerse. Sálvame surgió hace casi 13 años, pero ya no estamos en el año 2009, la televisión ha cambiado y se pueden ver otros contenidos que no involucre ver cómo se machaca a una celebridad. No es necesario un programa en el que, con cierta arrogancia, se decide a quién se ataca y a quién se deja en paz, como el matador que decide perdonarle la vida al toro o acabar con ella. La Fábrica de la Tele decide a quién puede seguir viviendo en calma y a quién va a seguir pasando el capote por la cara a modo de provocación.
La relación de los periodistas y colaboradores con los famosos ha cambiado de una manera tremenda a lo largo de los años. Yo creo que programas como Sálvame han cumplido su tarea. Han sido inspiradores en el mundo de la televisión, pero creo que esto ya es algo totalmente del pasado. Que hemos evolucionado y que debemos dejar atrás. Un programa donde se provoca y se machaca a los famosos no tiene sentido. El linchamiento a un famoso no debería convertirse en un espectáculo.
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