En esta 94 edición, la Gala de los Oscar la presentaban tres mujeres y no iban a dejar pasar la oportunidad, ni ellas ni los guionistas, de empezar con un chiste feminista, claro: "Este año la academia ha contratado a tres mujeres para presentar la gala porque les sale más barato que contratar a tres hombres".
Y así empezaba una gala que ya se preveía reivindicativa y militante: Javier Bardem decía en la alfombra roja que esperaba muchos mensajes de paz en el escenario y Ariana DeBose, que ganaría más tarde el Oscar a mejor actriz de reparto, reivindicaba para sí misma la representación de varios colectivos minoritarios (afrolatina, mujer y queer).
Hay que reconocer que las tres presentadoras han hecho más por la igualdad que muchas campañas de ministerios prescindibles: han demostrado que las mujeres también pueden hacer humor chusco y casposo. ¿Qué habríamos pensado si el numerito en el que Wanda Sykes cachea a Josh Brolin y Jason Momoa con la excusa de las medidas de seguridad por el Covid la hubiese protagonizado un actor no muy agraciado y dos actrices atractivísimas? A Leticia Dolera le habría dado un ictus seguro.
Oscar a mejor corto animado
Cuatro eran los nominados españoles (Alberto Mialgo, Alberto Iglesias, Javier Bardem y Penélope Cruz) y para entonces ya sabíamos que el Oscar a mejor corto de animación era para el español Alberto Mielgo por El limpiaparabrisas. Se había entregado antes de la gala oficial, con los otorgados a otras categorías menores, en una minigala previa. Para agilizar. Como si una gala de estas se pudiera agilizar. Qué optimistas.
Los integrantes del mundo del cine en Estados Unidos son igual de rolleros en sus agradecimientos que los españoles y se acuerdan de todos los miembros de sus familias, solo que lo son en inglés y parece otra cosa.
Así que la gala, invariablemente, se alarga soporíferamente como si fueran los Goya. Bueno, como si fueran los Goya, no: en los números musicales y la realización nos dan sopas con honda. El de la canción Bruno de la película Encanto ha sido un momentazo impresionante que aquí habrían resuelto, sorprendentemente, otra vez con famosos cantando (mal) algo cuya letra la formaran los títulos de todas las películas que optaban a premio.
Por supuesto, ha habido momento solidario de la noche: Mila Kunis, en calidad de actriz ucraniana, daba paso a la actuación de Diane Warren haciendo referencia a la resiliencia y valentía de sus compatriotas ante el horror de la invasión rusa, pero sin nombrar directamente el conflicto. Tras la actuación se guardaba un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas y se pedía solidaridad. Ahora sí aparecía el nombre de Ucrania.
Y luego ya seguía la gala con las conciencias tranquilas entre los carísimos trajes de firma. Porque lo cortés no quita lo valiente, oye, y se puede ser solidario y afligirse muy fuerte y gastarte una pasta en ponerte lindo para que te den un premio y, tras el mohín y el silencio, continuar con la fiesta.
El guantazo de Will Smith a Chris Rock
Y vaya si continuó. Tan desconcertante que en un primer momento parecía preparado, ante una broma de Chris Rock sobre el pelo de la mujer de Will Smith, este reaccionaba dirigiéndose al escenario y soltando un soplamocos al comediante que, desconcertado, trataba de bromear diciendo que el actor le había dado "una buena hostia".
El actor, ya desde su butaca, gritaba fuera de sí que mantuviera "el nombre de mi mujer fuera de tu puta boca". Ni solidaridad ni movimientos identitarios ni nada: este ha sido el momentazo de la noche. Ha eclipsado, incluso, la aparición posterior de tres estrellazas como son Robert de Niro, Al Pacino y Francis Ford Coppola, que juntas en el escenario recordaban la película El Padrino.
Aún así, un rato después recogía el Oscar a mejor actor por su papel en El método Williams y, entre lágrimas, soltaba una turra en la que por momentos parecía utilizar a su personaje en la película para justificar lo que había ocurrido. "En este negocio tienes que aguantar que la gente te falte al respeto y tienes que sonreír y hacer como que no pasa nada", "he recibido la llamada de amar a la gente y proteger a la gente" o "el amor te hace hacer cosas locas" fueron algunas de las frases que parecían hacer referencia a su pérdida de papeles, pero en ningún momento hizo referencia directa ni se disculpó con Chris Rock.
Sí las ofreció a "la academia y a todos los nominados" al respeto y tienes que sonreír y hacer como que no pasa nada. "Se me ha escapado un escupitajo. Espero que eso no se haya visto", decía. Como si fuera menos desagradable una agresión que un poquillo de saliva.
Gala histórica
Acababa la noche sin Oscar para Penélope Cruz ni para Bardem. El de mejor actriz, por fin, para Jessica Chastain; mejor dirección para Jane Campion por El poder del perro y, mejor película, para Coda.
Así, la gala de los Oscar que prometía hacer historia como la más woke hasta el momento, con su primera premiada afrolatina y queer, su primer actor sordomudo, su primera llamada a adoptar perros, su primera despedida en lenguaje de signos… La más inclusiva y la más diversa, digo, la que reivindicaba la paz y el feminismo, ha sido también esa en la que el mejor actor le atizaba tremendo castañazo al presentador para defender la honra de su señora. Qué paradoja, qué brillante giro de guión. Debería premiarse a sí misma.