Un rostro muy popular del mundo de la moda se colará las próximas tardes en nuestras casas. Y es que el concurso Pasapalabra, que se sitúa entre las emisiones más vistas de la jornada, da la bienvenida a cuatro nuevas celebridades como invitadas, entre los que se encuentra Sandra Ibarra, quien ya ha estado en el formato en otras ocasiones.

Desde la tarde de este martes 6 de agosto, además, la madrileña estará acompañada de Juan Ramón Lucas, Lucrecia y Jota Abril, pues también se incorporan a la competición, que sigue cada día entre los programas más vistos.

Los cuatro famosos ayudarán a Javier y Manu (si no hay novedades) poniendo a prueba sus conocimientos en cultura general y su rapidez visual para superar las diferentes pruebas del programa, permitiendo así a los concursantes acumular segundos para enfrentarse al rosco final.

Sandra Ibarra nació el 10 de abril de 1974 en la localidad vallisoletana de Medina del Campo. Estudia Publicidad y se dedica al mundo de la moda; en 1995 sufre un revés cuando le diagnostican leucemia, y tiene que recibir un trasplante de médula ósea de su hermano. En 2002 sufre una recaída. En las páginas de la prensa rosa Sandra Ibarra despunta por ser pareja del periodista Juan Ramón Lucas.

En el año 2008 crea la Fundación Sandra Ibarra, destinada a impulsar la investigación del cáncer, su prevención y otras funciones relacionadas con la enfermedad. En 2012 publica un libro con sus vivencias, ‘Las cuentas de la felicidad: hay vida durante el cáncer’, y en 'Diario de Vida', escrito con Juan Ramón Lucas, donde recoge el testimonio de supervivientes del cáncer.

También ha lanzado una línea de ropa junto a su hermana, 'Kiss&Fly Solidary', que tiene como finalidad obtener dinero para la Fundación. Por el trabajo de la misma ha recibido múltiples reconocimientos, como la Medalla de Oro de la Cruz Roja Española.

En 2022 presentó el cortometraje documental Día 0, en el que pone el foco en el superviviente del cáncer. “En nuestro país hay más de dos millones de supervivientes del cáncer, pero que te den el alta a los cinco años, no significa que todo haya acabado. Te mandan a casa, pero con un montón de efectos secundarios, a nivel físico, social y laboral. A muchas personas, es en ese momento cuando sienten más miedo o les da el mayor bajón de ánimo. El cáncer no acaba cuándo te dan el alta”, explicó a magasIN sobre el proyecto.