Secret Story celebra este jueves, 7 de abril, la final de su primera edición con anónimos. 84 días después de su estreno, el formato que estaba llamado a salvar el prime time de Telecinco y a devolver el esplendor a los realities con desconocidos no ha cumplido con ninguna de sus expectativas.
Adrián, Marta y Rafa son los tres finalistas del programa que este jueves cerrará un ciclo con un futuro algo incierto. Y es que Telecinco decidió abrir 'la casa de los secretos' con personajes famosos para suplir la ausencia de GH VIP mientras se resuelve judicialmente el caso de la supuesta violación a Carlota Prado. El formato logró liderar en todas sus galas de los jueves con una media de 1.738.000 espectadores y un 17,3% de cuota, cifras que, sin ser estratosféricas, valieron para que Mediaset siguiera confiando en la marca.
El estreno de la versión con anónimos, el pasado 13 de enero, devolvía las ilusiones a quienes llevaban años esperando un formato sin 'Onestinis' y demás rostros exprimidos hasta la extenuación en la cadena. A pesar de que nada había cambiado en la casa de Guadalix, la audiencia y la crítica se entregaron a la frescura de Carlos Sobera, a la entrega de unos concursantes completamente desconocidos y a la nostalgia de aquellos 'Grandes Hermanos' que convertían cada noche de jueves en una cita ineludible con Telecinco.
Pero toda esa esperanza se fue diluyendo con tramas demasiado aburridas, participantes completamente planos y unos espectadores que fueron sacando de la casa a los perfiles que más juego daban. De esta manera, la estrella de Secret Story se fue apagando y el programa ha acabado siendo un formato deslucido que, además, no ha contado con el respaldo de la audiencia.
A falta de la final, solo seis de las 12 galas del reality han conseguido liderar la noche. En total, las entregas de los jueves han registrado una media del 12,1% de cuota y 1.176.000 espectadores, 5,2 puntos y 562.000 espectadores por debajo de los datos de la edición con famosos.
En el caso de los debates del domingo, la situación no ha sido precisamente mejor. Sus 10 emisiones han firmado 1.135.600 espectadores y un 10,9% de media, sin que ninguna de ellas haya liderado.
Con este contexto, lo que parecía una nueva era en los realities de Mediaset se ha quedado en un deslucido intento por devolver los anónimos a la telerrealidad española. Así, la final de Secret Story ha quedado reducida a un mero trámite para cumplir con los plazos hasta que llegue la próxima esperanza a la que se aferrará Telecinco: la nueva edición de Supervivientes, cuyo casting está siendo anunciado estos días.
Pero lo preocupante del caso Secret Story es que ni siquiera la presencia de famosos como Nagore Robles, Isa Pantoja o Belén Esteban en la casa ha contribuido a remontar las cifras del programa. Tampoco la convivencia de los concursantes con la polémica Miriam Saavedra y el omnipresente y conquistador Tom Brusse han logrado el efecto deseado. Está por ver, por tanto, si el golpe de efecto de Supervivientes con fichajes como Nacho Palau, Kiko Matamoros o Anabel Pantoja es suficiente para que el género
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