No hay más que observar el 'top 10' de series más vistas en Netflix de habla no inglesa a nivel mundial, para darse cuenta de que la fiebre de las telenovelas es una realidad en la plataforma estadounidense. Y es que millones de reproducciones respaldan una revolución innegable que ha enganchado a los suscriptores a las historias de amor latinoamericanas.
Hace ya más de diez años, Netflix vio esta oportunidad y apostó por abrirle las puertas a este género. En un primer momento, la empresa estadounidense llegaría a un acuerdo con Televisa para incluir 3.000 horas de su contenido en su plataforma, entre las que se encontraban algunas de sus primeras telenovelas como Rebelde, El señor de los cielos o Teresa. Una estrategia que, tal y como explicaron desde la empresa americana, se realizó para conquistar el mercado latino.
Sin embargo, tras cinco años de acuerdo, la mexicana decide romperlo para lanzar su propio servicio de contenidos, Blim, que triunfa actualmente en la emisión de telenovelas. A la empresa de Reed Hasting no le sentó nada bien y decidió presumir de su contenido propio y desvincularse de las telenovelas mexicanas. "Quitamos las telenovelas, pero tenemos contenido que cuenta con una calidad bastante superior", anunciaban los mensajes de la plataforma digital.
No obstante, este rechazo era mero 'postureo'. Tras romper el acuerdo con Televisa, Netflix llegó a un nuevo acuerdo con Telemundo, la famosa cadena de televisión estadounidense que emite contenido en español. Desde entonces, 1.200 horas anuales de producciones originales de Telemundo están disponibles para los suscriptores de Netflix, siendo las telenovelas el contenido principal de la cadena.
El primer 'bombazo' tras el acuerdo con Telemundo fue La reina del sur, y poco tiempo después llegaría a la plataforma la mítica Pasión de Gavilanes. Hoy la oferta se ha multiplicado, y se puede disfrutar de otros títulos como La reina del flow, Yo soy Betty la fea o La venganza de Analía.
Pero el verdadero triunfo de las telenovelas reside en la nueva forma de medición de consumo de contenido que adoptó la plataforma. En un primer momento, se consideraba 'espectador de una serie o película' aquella persona que consumía al menos cinco minutos. Ahora, sin embargo, la medición ha cambiado y mide el éxito por horas consumidas. Por ello, el triunfo de las telenovelas está en su forma; son series con muchos capítulos por lo que, con que pocos suscriptores vean algún capítulo, ya se cuelan en los primeros puestos del 'top'.
Solo hay que ver algunos ejemplos en la tabla internacional de series de TV más vistas. La exitosa Café con aroma de mujer, serie protagonizada por William Levy, se encuentra en el tercer puesto y se mantiene dentro de las diez más vistas desde hace doce semanas con más de cien millones de horas visualizadas. Desde su estreno, la historia de amor de 'Gaviota' se encuentra en el 'top 10' de Argentina, Chile, México y Colombia.
En el octavo lugar, se encuentra Yo soy Betty la fea, pero la original del año 1999 que ya triunfó por medio mundo. La telenovela colombiana se mantiene en este 'top' desde hace quince semanas y acumula esta semana hasta once millones de horas, sobre todo en Chile y México.
En España ocurre lo mismo. Si se observa el ránking de formatos más vistos en Netflix en nuestro país, el número de telenovelas sube como la espuma. En el primer puesto, nos encontramos Café con aroma de mujer, una ficción de la que han confesado ser seguidoras rostros como Belén Esteban o Mercedes Milá. En tercer lugar se encuentra la segunda temporada de La reina del flow y su primera temporada en el sexto lugar.
Pero si hay un caso curioso, ése es el de Pasión de Gavilanes. La primera temporada se alza hasta el quinto puesto, lo que contrasta con el fracaso de la emisión de su segunda temporada en Telecinco. Pero, lejos de asustarse ante lo ocurrido en Mediaset, el gigante americano confía en sus suscriptores y ya se ha hecho con los derechos de la segunda parte de este drama colombiano.
Hacia las 'telenovelas modernas'
Pero, además, Netflix también ha estado apostando durante estos años por proyectos que dan un giro al concepto original de telenovela tradicional, donde se suelen reproducir los mismos patrones y 'típicas' tramas.
La creación de La casa de las flores es un claro ejemplo, tal y como explicaba su director Manolo Caro, a este medio: "Fue un género que dio mucho éxito a Latinoamérica en los años 80 y 90, pero que después, a principios de los 2000 se enfrascaron con no querer reinventarse con temas de actualidad. Es traer ese mismo género que es tan divertido de hacer y de consumir con personajes actuales y temas que nos atañen. A mí me apetece hacer una crítica y una visión desde mi punto de vista".
O también la mexicana ¿Quién mató a Sara?, serie dramática y de suspense que sigue este patrón novedoso. La ficción se convirtió en el mayor éxito no anglosajón en la historia de Netflix en Estados Unidos con más de 55.000.000 de cuentas comenzando a ver la primera temporada en su estreno el año pasado.
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