La actual temporada de Maestros de la costura se presentó como una fórmula híbrida entre una edición All Stars y una al uso. Como ya se ha explicado en otras ocasiones, se decidió que la mitad de los concursantes fuesen nuevos, y la otra mitad aprendices que buscaban una segunda oportunidad en el famoso taller de Palomo Spain, Lorenzo Caprile y María Escoté.
Este 19 de abril el concurso celebra su semifinal, a la que han llegado tres concursantes veteranos: Borja, Lluís y Eduardo, y dos de los nuevos costureros, Lili y Pablo. Y llegados a este punto es de justicia preguntarse: ¿debería ganar la temporada alguien que ha vivido la experiencia por primera vez, o uno de los que ya sabían a lo que iban?
Recordemos que, originalmente, Maestros de la costura estaba destinado a gente amateur. Personas que sueñan con dedicarse a la moda, pero que habitualmente se gana el pan con otras labores: profesores, dependientes, estudiantes… Cuando se emitió la primera gran final se descubrió que uno de los aprendices que habían llegado a la misma, el profesor de dibujo Antonio Segura, ganó tiempo atrás un certamen de jóvenes diseñadores, y eso se podía considerar una desventaja para sus competidores.
En este último año, sin embargo, todo eso parece haberse olvidado. Hay concursantes como Eduardo Navarrete que ya tienen una buena experiencia como diseñador, repercusión mediática y un gran apoyo de muchas celebridades que visten con sus modelos. También le va muy bien (en apariencia, al menos) a Lluís Mengual, que tiene su propio atelier online, que permite a cualquiera hacerse con uno de sus diseños. Y Borja, el otro veterano que ha llegado a la final, cuenta con su propia tienda-taller en Getxo. Es decir, ya son tres personas que han metido muy bien la cabeza dentro de la industria de la moda gracias al programa.
Por ello es inevitable pensar que sería mucho más bonito que ganase uno de los nuevos aprendices, esos que no sabían lo que era coser con una cámara pegada a tu hombro, ni cuánta presión suponía entrar una única vez al taller a recoger todos los útiles necesarios para las pruebas.
En el caso de que gane un veterano, muchos espectadores que quieran presentarse a una futura edición se lo pensarán. No podemos utilizar la palabra favoritismo, obviamente, pero sí que son personas que han partido con una buena ventaja. Es más, ellos venían tan preparados que ya sabían cómo hay que tratar con los jueces, con los que ya no chocan como lo hacían antaño.
Eduardo Navarrete en su primer año era un auténtico huracán, que acabó a la gresca hasta con Mónica Cruz, cuando le tuvo que ayudar en una de las pruebas. Y Lluís tampoco se caracterizó por su buen humor, y recordemos que en una de las entregas hasta amenazó con irse porque chocaba mucho con Gabriel, otro de sus compañeros. Borja, por su parte, ya ha tenido más oportunidades que el Platanito: no solo lo repescaron de la tercera temporada, sino que también fue eliminado en esta edición y volvió una vez más al taller.
De los dos aprendices novatos, Lili es quizá la más débil. La peruana a veces se diluye demasiado en las pruebas, y no parece llamada a seguir los pasos de Alicia Cao, Rosa León Joshua Velázquez y Ancor Montaner. Hace buenos trabajos de vez en cuando, pero en general se termina ahogando en los diferentes retos.
Así pues, Pablo Bosch se posiciona como el concursante que realmente debería lograr el maniquí de oro, el curso de formación especializado en Diseño de Moda en el Centro Superior de Moda de la Universidad Politécnica de Madrid y el premio en metálico de 50.000 euros. Pero para ello deberá hacer unos buenos trabajos en los desafíos que todavía quedan pendientes. Tiene disciplina y talento, y quizá lo más importante, un sello que deja muy claro cuál es su forma de entender la moda.
[Más información: ‘Maestros de la costura’ no tiene nada que perder adelantando su emisión en RTVE Play]