Hace ahora un año salía a la luz la verdad sobre la historia de Rocío Carrasco en la docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva. Una historia que conmovió a millones de personas y que hizo que todo un país se paralizara y se empezara a hablar de términos como violencia vicaria o luz de gas.
Tal fue su éxito que, cuando acabó a principios de junio, Mediaset España anunció una segunda parte llamada En el nombre de Rocío, en la que Carrasco ajustaría algunas cuentas con miembros de su familia y explicaría por qué no tiene relación con sus tíos o sus hermanos; una producción que iba a estrenarse en otoño de ese mismo 2021, y que finalmente no vio la luz.
Aquel éxito de audiencia, sin embargo, también acarreó algunas cosas negativas. Por una parte, los negacionistas de Carrasco se unieron para hacer boicot a la cadena y hay quién achaca la actual crisis de audiencias que vive Sálvame en parte al claro posicionamiento del programa.
Pero, por otra, la manera en la que se decidió abordar el tema en Sálvame también ha supuesto una serie de multas para el grupo de comunicación ya que se emitieron contenidos que, por la temática abordada, escenas e imágenes, resultaban inadecuados para los menores de 16 años.
En concreto, el formato de la Fábrica de la Tele ha recibido sanciones en el último año por un importe de 894.000 euros por cuatro infracciones cometidas en abril de 2021: tres multas comunicadas en julio de 2021 por valor de 521.003 euros (200.001 euros, 161.001 euros y 160.001 euros) y otra comunicada en abril de 2022 por valor de 202.501 euros.
Concretamente las tres primeras infracciones administrativas graves cometidas por Mediaset ocurrieron el día 8 de abril de 2021. Fue durante la emisión del programa Sálvame Limón (con las calificación de “NR12”, en horario de protección general), y el programa Sálvame Naranja (con la calificación “NR7” en horario de protección reforzada). En estos programas se emitieron contenidos que, por la temática abordada, escenas e imágenes, resultan inadecuados para los menores de 16 años, y pueden resultar perjudiciales para su desarrollo físico, mental, o moral (como por ejemplo, exposición detallada de graves conflictos emocionales y experiencias traumáticas trágicas e irreversibles en Rocío, contar la verdad para seguir viva).
En la resolución se detalla que en Sálvame Limón se describe a una persona que ha sido víctima de su exmarido como anulada por el terror, totalmente destrozada, con pánico, increpada, insultada, amenazada; y su relación con su exmarido, como un auténtico calvario. Por su parte, se describe a lo largo del programa al exmarido como impulsivo, problemático, conflictivo, “turbable” inestable, inseguro, demonio oculto, violento, cruel, manipulador, despreocupado con sus hijos, sinvergüenza, el peor de los villanos, agresor, verdugo, maltratador.
Asimismo, el programa desarrolla con profusión la rotura del brazo que sufrió el hijo pequeño del matrimonio sin que fuera objeto de atención médica durante un fin de semana, episodio que califican los colaboradores del programa como lo más fuerte e impactante, como una película de terror con el peor de los villanos. Este tema se va repitiendo desde las 16:12 horas hasta el final del programa.
Mediaset alegó que los graves conflictos emocionales no se tratan de manera realista y detallada en Sálvame Limón sino tan solo de manera tangencial; no se detallan de manera realista sus consecuencias negativas graves sino que tan solo se mencionan algunos elementos conflictivos propios de toda separación; que no se tratan experiencias traumáticas graves e irreversibles, y que presentar de esa manera el brazo roto de un niño es cuanto menos hiperbólico teniendo en cuenta que el programa pone el foco en la deficiente atención que le dedicó el padre al niño con su brazo roto.
Mientras, en Sálvame Naranja se abre con la imagen de los colaboradores y se escucha una canción que dice “rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida…” mientras, la presentadora exclama: “Ay, por favor…”. Inmediatamente después, aparece José María Franco, antiguo chófer del matrimonio en la cloaca con ratas que cruzan delante de él. En los últimos segundos de las imágenes del chófer se vuelve a oír la canción de fondo.
Asimismo, se sigue incidiendo en el drama del niño con el brazo roto durante 48 horas sin ser atendido, se añaden nuevos episodios de violencia como que el padre devolvía a los hijos con moratones, que el problema del hijo era porque habían contagiado una enfermedad venérea a la madre durante el embarazo, hijos que eran encerrados por el nuevo marido de la mujer y a quienes no se les daba de comer.
Sobre la ruptura matrimonial se añaden nuevos datos, como que la mujer no tenía relación con su hija porque estaba todo el día consumiendo sustancias psicoactivas. Y en relación con el exmarido, se vuelve a emitir el vídeo del diablo oculto, se insiste en la violencia vicaria contra la madre, en que las muestras de cariño hacia los hijos las reservaba para salir en las fotos, que dejaba a los hijos abandonados con el chófer, etc.
También varias personas relatan en el programa casos de violencia de género y una de las colaboradoras hace comentarios sobre la pederastia y sobre que, a una persona concreta no presente en el programa, consideraba que a las mujeres les gustaba ser violadas.
El grupo alegó entonces que el programa se centra en debatir sobre el pasado de sus protagonistas y cómo han expuesto el conflicto ante la opinión pública mientras se introducen elementos gráficos en el programa que contribuyen a rebajar la tensión dramática; que no se tratan experiencias traumáticas graves e irreversibles, reiterando en que el incidente del brazo roto del menor no es una experiencia que merezca dicha calificación.
La resolución recoge que ese día Sálvame Limón tuvo una audiencia de un 1.770.000 espectadores en el tramo de 15:59 a 16:55 horas, mientras que Sálvame Naranja llegó hasta 1.911.000 espectadores en el tramo de 16:55 a 20:03 horas, según datos de Kantar.
Los otros 202.000 euros
Las otra sanción por valor de 202.501 euros es también por la forma en la que se abordó la docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva durante la emisión de Sálvame Naranja el 15 de abril de 2021. También por cómo ese día se habló de una pelea en la que se vio envuelto Omar Sánchez, el exmarido de Anabel Pantoja.
En esta resolución se recoge que el programa se hizo eco del intento de suicidio y se detalla cómo fue el suceso. "Rocío Carrasco decide ingerir alrededor de 7 comprimidos de Loracepam de 5 mg, un blíster y medio de mirtazapina de 15 mg y 10 comprimidos de tranxilium (no sabe especificar la dosis) con finalidad autolítica. Este blíster contenía 15 pastillas, así que un blíster y medio serían 22. Si las sumamos todas, nos salen 39 pastillas. Un cóctel de ansiolíticos, antidepresivos y tranquilizantes, que puede ser letal…", relataba Carlota Corredera en la docuserie y recogía Sálvame.
En este caso, Mediaset alega que los contenidos relacionados con Dña. Rocío Carrasco se emitieron sin entrar en detalles o añadir efectos potenciadores del miedo o angustia que pudiera conllevar lo relatado, reprochando las conductas negativas presentadas y que el lenguaje violento, ofensivo o grosero fue esporádico.
La resolución recoge que ese día Sálvame Naranja tuvo un seguimiento de un 19,9% de cuota de pantalla y 1.945.000 espectadores en el tramo de 16:55 a 20:03 horas, según datos de Kantar.
En todos estos casos, la CNMC notificó a Mediaset que podía interponer directamente recurso contencioso-administrativo ante la Audiencia Nacional en el plazo de dos meses a partir del día siguiente al de su notificación.
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