Jesús Mariñas fue uno de los periodistas más icónicos de la crónica rosa televisiva. El periodista ha fallecido este martes 10 de mayo tras más de un mes ingresado en el hospital a causa de un cáncer, y es inevitable echar la vista atrás para recordar su carrera, que está fuertemente vinculada al mundo del corazón. Comenzó como cronista para Pronto o Semana, entre otros medios.
Tras tener una amplia trayectoria en el mundo del papel, la televisión llega a la vida de Jesús Mariñas en los años 90, con el nacimiento de las privadas, lo que supuso un boom para los programas de corazón. Aterrizó en La máquina de la verdad, el programa de Julián Lago en Telecinco que bien podríamos calificar como el abuelo del polígrafo Deluxe de Conchita. Por allí pasaron celebridades como Amparo Muñoz, Carmen Flores o el mayordomo de los Marqueses de Urquijo para aclarar algunos puntos sobre su vida pública y privada. Con su locuacidad, y sus pocos reparos para morderse la lengua, Mariñas se convirtió en uno de los más granados periodistas de la crónica rosa. Aunque viniese de la prensa escrita, tenía un magnetismo innegable con la cámara.
Siempre mantuvo una relación excelente con María Teresa Campos, con quien trabajó en TVE en Pasa la vida primero, y en otros tantos formatos después. Sin embargo, si hay un programa que convirtió a Jesús Mariñas en una estrella nacional, ese fue Tómbola, de Canal Nou (que luego acabó emitiéndose en todas las cadenas autonómicas de la FORTA).
Tómbola, presentado por Ximo Rovira, fue el primer formato rosa en hacer entrevistas realmente comprometidas a los invitados. Fue allí donde Chabeli Iglesias se enfadó y abandonó en directo bajo el grito de “esta gente son gentuza”, y creó un precedente televisivo: a partir de ella, todos los famosos cobrarían al acabar la entrevista, para evitar espantadas.
Con Jesús Mariñas estaba Karmele Marchante, y crearon una pareja televisiva de esas que dejan huella. Se enfadaban, se querían, se pisaban las preguntas. Marchante hablaba tanto que Jesús empezó a decirle “que te calles, Karmele”, frase que se empezó a escuchar por todas partes, a la altura del “no puerdo” de Chiquito de la Calzada o el “¿he sido yo?” de Urkel. Prueba de aquella química son los anuncios que hicieron juntos, en los que se casaban para promocionar una cadena de supermercados.
Sus enfrentamientos con Karmele Marchante marcaron aquella era televisiva de finales de los 90. Ambos regalaron a los espectadores momentos tan tensos como divertidos, aunque en ocasiones su enemistad sobrepasó los límites del espectáculo televisivo y se convirtió en una guerra cruzada de insultos, reproches y acusaciones.
Mariñas y Marchante se reencontraron en 2019 en Espejo Público, el último programa en el que el periodista fue colaborador. Entre ellos reinó una calma tensa y plagada de la nostalgia de sus años gloriosos en la pequeña pantalla. De hecho, el periodista llegó a acusar a su compañera de robar yogures en uno de los programas en los que colaboraron juntos.
Jesús nunca tuvo pelos en la lengua; era una persona muy desvergonzada, con mucho sentido del humor. Lo mismo lanzaba a un invitado una pregunta de lo más controvertida que empezaba a contar cómo se dedicaba él a ligar en su juventud en ciertas playas.
De su trayectoria podemos destacar cómo es un periodista que ha pasado prácticamente por todas las cadenas. En las autonómicas estuvo en Tómbola, pero también en En exclusiva o Café de Ximo en Canal Nou. Muy ligado a la Campos, siguió a María Teresa en Antena 3 en Cada Día y lo que inTeresa, y en Telecinco, en Día a día o ¡Qué tiempo tan feliz! En los últimos tiempos, combinaba visitas a Sálvame y Deluxe con intervenciones en Lazos de sangre.
Con él muere un periodista de la vieja escuela, 'de raza', de esos que eran auténticas hemerotecas, que podía citar entrevistas y anécdotas de cualquier celebridad sin tener que buscar en Google. Aunque pocos supieron reinventarse como él y sobrevivir en un ámbito tan cambiante y ansioso de caras nuevas como el de la televisión. Descanse en paz.
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