Que el casting de Supervivientes 2022 es un acierto y un delirio no es ningún
secreto. Que está costando que surjan grandes tramas, tampoco lo es. Y no será porque no se empeñan los concursantes. Sin embargo, esta edición me falta un no sé qué… Este está siendo el año que menos naturales veo a los supervivientes. Incluso he llegado a sospechar de que no fueran aleccionados a hacer televisión para incrementar las audiencias que tanto necesita la cadena ahora mismo. Todos ellos empezaron muy fuertes, televisivamente hablando, pero con el paso de las semanas y sumado al hambre, han acusado al desgaste muy vertiginosamente. Uno de los momentos más icónicos de la edición fue la prueba que disputaron Kiko Matamoros y Ana Luque el pasado miércoles.
Uno de los mejores dúos que recuerdo de la historia del concurso. Más allá de este cómico momento, Supervivientes 2022 pese a la buena premisa con la que partió, está corriendo el riesgo de convertirse en la nada más absoluta. Por lo pronto, está siendo la edición menos vista del concurso. Y no será porque no se hayan dejado este año el presupuesto en un buen casting. Y últimamente, no hago más que fijarme en uno de los fichajes estrella de la edición: Kiko Matamoros.
El omnipresente colaborador de Mediaset España fue uno de los fichajes más esperados y en cierto punto inesperado. Sí, inesperado. Pese a que se rumoreó en las quinielas, nunca pensé en que finalmente iría. Recuerdo algunos años en los que el colaborador era un rumor muy candente y él mismo lo alimentaba en algún que otro programa. Matamoros cebaba y especulaba con su fichaje para Supervivientes. Hubo incluso un año, creo que el 2015 o el 2016, en el que el colaborador llegó a afirmar que había rechazado la oferta de 40.000 euros semanales pese a que ya contaba con las vacunas inoculadas para empezar con la aventura. Cada año especulaba con lo mismo, y un servidor pensaba que este tampoco sería el año. Que su participación en un reality estaba más cerca de ser una quimera que una realidad. Y por eso, Supervivientes 2022 rompió con mi teoría: el colaborador se embarcaría en su segundo reality. El primero fue la segunda edición de Gran Hermano VIP, en el que apenas duró dos semanas tras abandonar voluntariamente el concurso.
Este año pensaba lo mismo. Abandonaría a la primera de cambio. Parece ser que no, que nos está callando la boca… ¿o no? ¿No le permite su orgullo masculino abandonar dignamente el concurso, o es que teme a las consecuencias económicas de un abandono voluntario? Es cuanto menos sospechoso que ayer prácticamente todos sus compañeros le nominaron. ¿Lo estará pidiendo él para irse expulsado en lugar de abandonar? Cierto es, que el colaborador no querrá abandonar por su propio pie. Si no, ¿con qué legitimidad luego podría juzgar a los próximos concursantes? Para él, sería todo un fracaso que la aventura que más ha cebado en su historia televisiva acabara tan mal.
También es justo decir que el colaborador está agitando la isla como sólo un buen colaborador de Sálvame sabe hacer. El exrepresentante es todo un animal televisivo que pese a medir casi dos metros y con un físico imponente, en la isla está demostrando lo vulnerable que es. Muchas veces, incluso, me da pena cuando intenta pelear las pruebas como los demás compañeros y acusa a la edad. Su misión en la isla es evidente: agitar el cotarro, no ganar pruebas. De momento, a mí me está gustando mucho el colaborador. Está cumpliendo con su misión.
Otra que era una de mis grandes esperanzas era Charo Vega. La examiga de Isabel Pantoja fue recibida anoche en plató por Jorge Javier. Vega se intentó justificar, diciendo que no se esperaba que la aventura arrasara como un tsunami sobre su persona. Le haría una sola pregunta, ¿qué esperabas hacer en Honduras? Para estar viviendo una vida ociosa mejor irse a Las Maldivas, pero a Honduras se va a currar. Yo confío en que le den una nueva oportunidad en la próxima edición de Gran Hermano VIP, porque Charo es una mujer que lo vale y tiene una personalidad arrolladora. Yo creía que iba a deslumbrar en Honduras, quizás lo haga mejor en Guadalix. Tampoco me caben dudas.
Por otra parte, Rubén Sánchez Montesinos. Menudo parásito más insoportable. Anoche, vimos una discusión que tuvo con Alejandro Nieto y menuda forma tiene de desquiciar al personal. Incluso inventándose episodios que, por lo menos yo, no vi en mi televisión. Y cómo no, usando su sexualidad como as en la manga. Qué pereza de concursante. Videos da desde luego, pero a que precio. A mí me irrita bastante, la verdad. Tanto Enrique del Pozo como él. ¿Los motivos? Evidentes.
Como deseaba, Ainhoa Cantalapiedra fue la eliminada de la noche. La ganadora de Operación Triunfo convivirá 72 horas con Rubén. ¡Menudo suplicio para ella! ¿Es que hay alguien que se merezca en esa isla vivir ese suplicio con él? Ninguno… bueno sí, Anuar Beno. El cuñado de, se merece convivir con el culturista y que sintiera lo que él hace sentir a los demás compañeros. No sólo le faltó el respeto a Juan Muñoz, sino que esta semana ha sido el turno de Ana Luque, que la ha llamado “vieja”. Que chico más educado.
Tampoco entendí que Ana como líder, no lo nominase. ¿Pero esta mujer? Me despierta una ternura, pero a la vez me genera una desconfianza… ¿es así realmente? El año pasado tuve la teoría de que no conocía a Olga Moreno y que esta la escogió de manera superaleatoria para defenderla.
Esta semana los nominados son Juan Muñoz, Kiko Matamoros y Alejandro Nieto, que repiten, e Ignacio de Borbón que se estrena. A mi parecer una nominación complicada. Todos aportan algo en mayor o menor medida. Quizás tiraría más por Ignacio, que es un gran superviviente, pero como concursante… ¿está o se le espera, más allá de mediar en conflictos ajenos? Veremos a ver cómo se resuelve esta difícil situación.
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