Esta semana se ha dejado caer por Pasapalabra Carola Baleztena, una actriz que a muchos nos puede trasladar a nuestra juventud en un abrir y cerrar de ojos. Cierto es que en los últimos años Carola ha destacado más como celebrity (se casó con un empresario del sector de la joyería) que como intérprete, pero no por ello podemos dejar de recordar en dos ficciones en las que trabajó que marcaron a los que éramos unos chavales a finales de los años 90: Al salir de clase y Nada es para siempre.
Al salir de clase es una serie emblemática de nuestra televisión: una ficción estrenada en septiembre de 1997 y de emisión diaria, narraba las andanzas de un grupo de alumnos del instituto Siete Robles, recinto escolar en el que pasaba de todo. Los chicos lo mismo tenían negocios como revistas y radios que grupos de música, y tan pronto una estaba embarazada como otro recibía amenazas de muerte.
En Al salir de clase, Carola interpretó el personaje de Lucía durante 8 meses, desde agosto de 2001 hasta el fin de la propia serie, en abril de 2002. Así, dio vida a una chica que conocía a la pandilla del instituto Siete Robles durante las vacaciones, y que termina viviendo con Álex (Daniela Acosta), Claudia (Besa Segura) y Eva (Patricia Figón), y que tuvo un romance con Hugo (Fran Perea, en su primer gran papel televisivo). Esto sucedió en los coletazos finales de la ficción, de ahí que a muchos les cueste recordarla.
Alsa no fue la primera serie de corte juvenil y de emisión diaria en la que trabajó Carola. Como ya hemos mencionado, antes formó parte del elenco protagonista de Nada es para siempre, de Antena 3, otra serie que se veía de lunes a viernes y que estaba protagonizada por Carlos Castel (quien ya estuvo en ASDC), Daniel Diges (en uno de sus primeros papeles televisivos) o Javier Pereira (quien también acabó después en Al salir de clase).
Nada es para siempre comenzó llegó a nuestros hogares el 5 de julio de 1999 en horario de tarde: a las 20.25 horas. El protagonista absoluto era Adrián (Castel), quien siente algo por su amiga Patricia (Vanessa Cabeza); pero al empezar las clases siente un flechazo por Natalia (Baleztena), quien viene de una familia de dinero, mientras que él tiene unos orígenes más humildes. Alrededor de ellos habría una amplia pandilla. Recordemos que Al salir de clase se emitía en la franja de sobremesa, y que, por lo tanto, ambas producciones inicialmente no estaban destinadas a competir… Hasta que los cambios de programación se la llevaron a la hora de comer, un poco antes que la serie de Telecinco.
Generalmente, Nada es para siempre se recuerda como una serie menor, una copia de Al salir de clase, pero en realidad tenía ingredientes muy interesantes, sobre todo, en lo referido al ritmo. Era una serie cuyos guiones no daban vueltas, iban directos al grano, y a veces, hasta saltaban de un lado a otro con frenesí. Una conversación a medias y un punteo de guitarra te estaban dejando claro por dónde iba la trama, y el espectador, desde su casa, ponía el resto.
Hace unos meses, Carlos Montero, creador de Élite, decía que su serie no reflejaba una realidad, sino una fantasía. Con Al salir de clase, prácticamente, se podía decir tres cuartos de lo mismo. Lo habitual no es que en un grupo de amigos que todavía no se han sacado la selectividad, uno trabaje como modelo internacional, otra se vaya a México para rodar una serie, una tercera se lía con su hermano adoptivo después de haber salido de un psiquiátrico (sí, Íñigo y Elena fueron novios durante unas semanas), otra muere atropellada por un exprofesor loco y otra tiene acciones de una discoteca, que compagina con las clases de inglés y matemáticas del bachillerato.
En Nada es para siempre las historias eran (relativamente) más reales, pero no por ello aburridas. La maldad de los personajes era de instituto, de hacer la vida imposible al guapo, de intentar que la chica que te gusta no se líe con otro, de crear alianzas de noviazgos y amistades, mientras se lidia con unos padres poco comprensivos. Ahora que se habla tanto de diversidad y de la necesidad de tener referentes, en Nada es para siempre hasta había un chico gordito, Max (Borja Vera), un friki de la informática que al final consigue salir con la chica de sus sueños. En Al salir de clase nadie se salía de una talla normativa, y eso que duró mucho más en pantalla.
Por supuesto, Alsa y Nada es para siempre tuvieron algunos lazos en común, más allá de los actores que fueron de una serie a otra (a los antes mencionados podemos sumar Patricia Figón, por ejemplo). En ambas hubo embarazos adolescentes, pero en Al salir de clase todo sirvió para jugar a un cluedo sobre la paternidad del crío y se finalizó todo con un aborto, y en Nada es para siempre el niño terminó naciendo, para locura de sus jóvenes padres. Y también sucedieron muertes trágicas, como aquel episodio en el que toda la familia de Adrián moría en un accidente de avión.
En la actualidad, Nada es para siempre está en el catálogo de ATRESplayer Premium, pero por desgracia no está entera, solo hay 13 episodios de los casi 400 que aguantó en pantalla (aunque como fue cancelada, sus tramas no se cerraron por completo). Al salir de clase, por su parte, se pudo disfrutar un tiempo en Prime Video, y en la actualidad sigue disponible en mitele PLUS, con más de mil capítulos a la carta. Ambas son dignas de revisitar desde un prisma de nostalgia, si bien, para los consumos actuales, quizá resulten café para muy cafeteros.
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