No hay manera. La programación de La 1 es un oasis de escasos éxitos donde parece que nada cuaja y no solo en la mañana, su gran franja maldita. En su day time pocos productos pueden considerarse un éxito, ya que ni tan siquiera uno de ellos consigue liderar sobre la competencia. Aquí la tierra y el Telediario, con audiencias que suelen oscilar entre el 10 y 11% de share, son los más competitivos, pero sus cuotas son incapaces de ser un rival a tener en cuenta. Mientras, El cazador y La hora de La 1 pueden contentarse de estar algo por encima de la paupérrima media de la cadena, un 9%. Tan solo los grandes eventos deportivos, Eurovisión o la franquicia MasterChef son auténticas alegrías para la cadena pública.
Mientras que por la mañana la cadena lo intenta estrenando cada pocos meses nuevos programas para levantar la franja, por la tarde parece contentarse con los malos datos que vienen cosechando sus diferentes ofertas. La reposición de Downton Abbey y Servir y proteger difícilmente logran captar la atención de más de un 7% de la audiencia. Curioso es el caso de la reconocida serie policiaca protagonizada por Luisa Martín, que ha perdido varios puntos de audiencia desde que los responsables de programación decidieran retrasar su emisión y colocar antes seriales como Dos Vidas, un producto que no solo fracasó sino que hirió de muerte a la serie de policías.
Por su parte, El Cazador obtiene una audiencia pareja a la media diaria de la cadena. Sin embargo, tampoco es un producto lo suficientemente competitivo, ya no solo para destronar a Telecinco y a Antena 3 en su franja, sino que son varias las ofertas de la FORTA que le superan. Entonces, ¿por qué no apostar por un gran contenedor como los de antaño? ¿Un gran magacin clásico que cubra la franja de 16h a 20h y que conecte con Aquí la tierra?
Inexistentes en la televisión actual
No nos engañemos, estos programas ya no se encuentran en la televisión actual. De hecho, repasando la escaleta de otros programas como El programa de Ana Rosa y Espejo Público, vemos cómo ambos están divididos en tres grandes bloques. El primero en política, sucesos y sociedad, y el segundo en política, actualidad y un batiburrillo que suele cambiar cada dos por tres, en una franja, la de 11 a 13h, que sigue sin encontrar su sitio. Sálvame está absolutamente centrado en noticias del corazón, y así ha sido siempre salvo fechas puntuales por acontecimientos de actualidad de gran calado. Mientras, Viva la vida podría ser lo más parecido al magacín clásico de siempre, pero tampoco. Y es que, pese a incluir entrevistas o una mini sección de cocina reducida a 5 minutos, el corazón también en su piedra angular.
¿Podría La 1 recuperar terreno apostando por un magacín clásico como los que se hicieron populares en los años 80 y 90 y de dónde salieron grandes comunicadores de este país como Jesús Hermida, María Teresa Campos, Irma Soriano, Concha Galán o Consuelo Berlanga? Cabe recordar que los magacines matinales que en otras épocas presentaron la propia Campos, Laura Valenzuela, Inés Ballester o Alicia Senovilla no eran ni por asomo como los actuales, más centrados en hablar de política y economía. Para esto, La hora de La 1 ya hace su cometido en La 1 y por la tarde, Más vale tarde en laSexta o Cuatro al día en Cuatro hacen lo propio en la franja vespertina. Sin embargo, ni La 1, ni Telecinco, ni Antena 3 han probado suerte con un gran contenedor capaz de llamar la atención, sobre todo, del público femenino, mayor consumidor de televisión en esta franja.
En la memoria colectiva nos encontramos con programas de tarde que dejaron huella en la historia de la televisión y sentaron las bases de los futuros magacines. Eran propuestas que emitía TVE y que en su día presentaron figuras de la talla de Pepe Navarro, la propia Campos, Elena Sánchez o Ángeles Caso como aquel recordado La tarde, emitido de 1983 a 1989. Luego vendría A mi manera, con Jesús Hermida y María Teresa Campos intentando revalidar el éxito obtenido por la mañana, y Esta es mi casa, con la matriarca de las Campos. Desde entonces, tan solo Tardes de primera (1996) con Ramón García en TVE, Sabor a ti (1998-2004) con Ana Rosa Quintana en Antena 3 y T con T con Toñi Moreno (2004) en La 1, pueden considerarse los últimos intentos de grandes magacines emitidos en la franja de tarde por las cadenas nacionales, aunque en el caso del programa de Ana Rosa terminaría derivando a un programa de corazón más como era el caso de su competidor directo en Telecinco, A tu lado.
La estructura del magacín clásico
Está claro que llevar a cabo un programa de cuatro horas cada día no es una tarea fácil, pero así lo hacen El programa de Ana Rosa, Espejo Público o Sálvame, por ejemplo. Lo positivo en el caso de los magacines clásicos es que su escaleta siempre era tan variada que podían eliminar o añadir secciones cuando quisieran. Algo que no puede hacer Sálvame al tratar solo un tema: el corazón.
Los magacines clásicos, también los del horario de tarde, trataban temas muy diferentes. Incluso incluían a mitad de programa un capítulo de una serie -quizás es el momento de que La 1 apueste por una serie turca en sus tardes intentando refrendar el éxito que tienen éstas en otras cadenas-.
La importancia de un presentador, presentadora o varios conductores sería algo esencial. Y también la percepción por parte del espectador que está viendo un gran programa, con recursos, con diferentes sets, pero a la par acogedor, cercano y cálido. La tarea de escoger a la cara del magacín sería un gran reto para La 1 o quizás podría rescatar de las autonómicas a otros comunicadores que triunfan como Juan Y Medio, Alicia Senovilla o Ramón García, apostar por las eternas chicas Hermida e incluso conocidos presentadores actualmente sin programa.
La estructura de este magacín es variada y repleta de secciones: debates, entrevistas, concursos, sección de testimonios, sucesos, moda, salud, belleza, gastronomía… Por lo que el nutrido grupo de colaboradores debería ser magnético para el espectador, capaz de sentarse a ver un programa que entretenga a la par que divulgue, como se le exige a una cadena pública. Eso sí, con el reto de que no parezca un cajón desastre, algo de lo que no pecaban los magacines de los 80 y 90 de la cadena pública y que incluso contaban con orquesta en directo.
[Más información: Las franjas malditas de las cadenas de televisión donde nada triunfa]