LOL, si te ríes, pierdes, es un programa con muy poca vergüenza, pero que es consciente del morro que le echan unos y otros para sacar la idea adelante. El formato, que este viernes estrenó en Amazon Prime Video su segunda temporada, vuelve a reunir a doce expertos en el bello arte de hacer reír, y los dejan juntos seis horas, haciendo el payaso tanto como deseen. Anabel Alonso, Henar Álvarez, Juan Amodeo, Carlos Areces, Lorena Castell, Patricia Conde, Antón Lofer, Luis Piedrahita, J.J. Vaquero y una repetidora Yolanda Ramos han sido los elegidos, mientras que como maestras de ceremonias estarán Silvia Abril y Carolina Iglesias.
Resulta llamativo que, de todo el plantel, diez humoristas sean de sobra conocidos por su trabajo en cine y televisión, mientras que los dos restantes han sido pescados en el universo de las redes sociales. Hablamos de Juan Amodeo y Antón Lofer, quienes han sido un soplo de aire fresco en esta nueva etapa de LOL, si te ríes pierdes. Al menos, todo lo que les han dejado brillar.
Al tener unos orígenes diferentes a los tradicionales (son más jóvenes que el resto, ojo), Juan y Antón parecen no haber terminado de ser tomados en serio. Había concursantes que desconocían su trabajo, amparándose en que no siguen mucho las redes sociales, ignorando que además de por Instagram o YouTube también hacen giras por toda España llenando salas y teatros.
Con muy poco tacto, Anabel Alonso le llegó a preguntar a Juan que quién es. Yolanda Ramos no se preocupó demasiado en aprenderse siquiera el nombre de sus compañeros, y por eso, al ser expulsada, se despidió de un tal Amador. Como espectador me reí, lo reconozco, pero no deja de ser un feo hacia alguien que se dedica a lo mismo que ella, aunque sea a través de otras ventanas y ofreciendo contenidos diferentes. Al menos, en calidad de copresentadora estaba Carolina Iglesias, que sí daba la cara por ambos y celebraba que estuviesen en la competición.
Entiendo que no era algo consensuado, pero me ha dado la sensación de que Antonio y Juan se hacían pequeños ante semejantes ases del humor, y no porque se sintiesen menos, sino porque los demás extendían las plumas para que opacar. Ha habido momentos en los que rozaba la falta de respeto cómo pasaban de ellos cuando estaban usando sus comodines o haciendo algunas coñas, actitudes que se medían mucho más con el resto.
Han sido pequeños gestos, por aquí y por allá, que dividen a los participantes en dos ligas. Como si los que han conseguido su éxito a través de YouTube o Instagram, manteniendo a un montón de seguidores pendientes de sus gracietas y locuras tuviese poco mérito. ¿Podrían haber preparado a los humoristas de la vieja escuela sobre quiénes serían sus compañeros, solo por guardar las apariencias? Sin duda. Que ellos mismos podían haber puesto un poco más de interés, también.
A título individual tenía muchas ganas de ver a Juan Amodeo en este programa, pues hace año que los sigo en redes sociales, con sus vídeos chorras en el que no faltan las pelucas del chino, las conversaciones entre amigas y un maravilloso acento andaluz. Sin embargo, no ha sabido exprimir el formato, parecía quedarse en un segundo plano esperando un momento para robarse la escena que no llegaba nunca a suceder. Sus compañeros tampoco remaban a favor de obra, y cuando tuvieron que interactuar con él en su comodín parecían más interesados en hundirle que en ayudarle a brillar.
Parecía que había cómicos de primera y otros de segunda, solo por los medios que utilizan para mostrar su trabajo. Y resultó bastante injusto, pues tan humorista es el que pasó diez veces por El club de la comedia como el que se monta su propio chiringuito en las redes sociales.
A pesar de todo esto, LOL, si te ríes, pierdes, ha dejado una segunda temporada muy divertida, casi mejor todavía que la primera, pues todos los concursantes han sido mucho más cafres. Ha habido más interacción física, muchos manotazos, huevazos y similares, y deja un buen sabor de boca. El momento de Patricia Conde dejándose la cabeza contra la mesa es de un surrealismo mágico, Carlos Areces como Marvin resultaba sencillamente épico, y Yolanda Ramos debería convertirse en la mascota oficial del programa, y volver una y otra vez, en el caso de que se confirmase una tercera temporada.
[Más información: Los Morancos, tras su debut en 'TCMS': "Nos gustaría hacer una película que combine drama y comedia"]
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